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Conferencia de prensa
Título: Conferencia de prensa (Conferencias)

Idioma: Español

Fuente: Un lugar en la memoria: Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano 1985-2005

Páginas: 77 - 91

Formato: impreso - digital

Jorge Sánchez:
Les agradecemos mucho su presencia en esta, la sede de la Fundación, que es la casa de los cineastas de América Latina y de los amigos del mundo. Me voy a permitir presentar a los compañeros que nos encontramos para responder sus preguntas. Creo que en general son conocidos de ustedes. De izquierda a derecha tenemos al compañero Jorge Sanjinés, de Bolivia, miembro del Consejo Superior de la Fundación; Edgardo Pallero, de Argentina; Geraldo Sarno, de Brasil; y Edmundo Aray, de Venezuela, miembros del Consejo Directivo de la Fundación; Miguel Littin, de Chile; Paul Leduc, de México, y Walter Achugar, también miembros del Consejo Superior de la Fundación.

Les proponemos centrar esta conferencia sobre los proyectos de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano para los años 86 y 87.

Existe un proyecto, que está encabezado en su realización por el compañero Pedro Rivera, de Panamá, y esperamos tenerlo totalmente terminado a fin del año próximo. Hay también un proyecto relativo a una investigación sobre la situación actual del cine, el video y la televisión en América Latina. Éste será una especie de Atlas sobre la situación de esos medios en nuestro continente. Esta investigación ya se encuentra iniciada en casos como Brasil, Argentina y Perú, y en los otros países estamos a punto de iniciarla con los compañeros del grupo de Medios de Comunicación, que se encuentra aquí encabezado por Luis Santero, de Brasil. Tenemos también el proyecto de fomento de concursos para jóvenes aficionados al cine, poniendo especial énfasis en los activistas de cine-clubes. Estos concursos para jóvenes aficionados al cine tienen el propósito de que podamos explorar en ese ámbito los posibles candidatos para la Escuela de Cine y Televisión. También hemos determinado hacer una proposición a la escuela en el sentido de que en estos concursos el primer lugar en cada uno de los países sea admitido automáticamente en la escuela.

Tenemos también el proyecto de un largometraje. La idea es la siguiente: que cinco directores latinoamericanos —Santiago Álvarez, de Cuba; Jorge Sanjinés, de Bolivia; Jorge Font, de México; Miguel Littin, de Chile, y Geraldo Sarno, de Brasil— realicen un pequeño episodio que conformará un largometraje documental sobre Nicaragua. El esquema de producción de este proyecto está terminado. La finalidad, obviamente, es hacer concreta la solidaridad de los cineastas de América Latina con Nicaragua, a través de la participación de estos cinco directores en este largo documental.

Tenemos también un proyecto sobre la historia del cine latinoamericano. Hemos emprendido conversaciones ya con algunos compañeros que se encuentran en este Festival, y que podrían encabezar este proyecto, como es el caso de Octavio Getino, de Argentina. Esta historia del cine latinoamericano es un proyecto de una gran magnitud. Nosotros, en principio, hemos evaluado que al menos requerirá de un trabajo de dos años y medio o tres años para poderse completar.

También está la primera publicación de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, de la cual Paul Leduc les podrá dar mayor información, ya que él fue uno de los responsa-bles de la edición. Tiene unas características muy especiales. Posteriormente Paul podría informarles al respecto.

En cuanto a la convocatoria para Proyectos del 87, hay aquí ejemplares de esta convocatoria. Nosotros les pediríamos que nos ayuden a su difusión, publicándola de la manera más completa posible en sus respectivos medios. Ésta es la información que queríamos darles. Así que podemos proceder a las preguntas.

¿La Fundación es la que va a apoyar la escuela desde el punto de vista financiero, y también va a apoyar todos estos proyectos para nuevas realizaciones de producciones? Queríamos saber si todo ese dinero en divisas proviene de los derechos de autor de los miembros del C-CAL y de los escritores que van a ofrecer sus guiones, o viene solamente de donaciones externas que, por supuesto, también quedan aceptadas.

Gabriel García Márquez:
Tengo que contestar como Presidente, porque el asunto es bastante delicado. La pregunta la tomamos como una oferta. Estamos dispuestos a aceptar todo tipo de donaciones (que la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano no tenga audio ya demuestra que necesita urgentemente donaciones. Estaba convencido que teníamos).

Sí, la idea es que se consigan auxilios de voluntario, o de víctimas complacientes, porque realmente los medios de financiación de la Fundación son escasos. Desgraciadamente no tenemos posibilidades de especulación financiera de ninguna clase. Quiero aclararle un punto: la donación que ha hecho el Estado cubano de la escuela incluye además, todos los gastos en pesos cubanos que tenga la escuela. La Fundación sólo lleva los gastos en divisas y, naturalmente, el mayor gasto en divisas es en boletos de avión y parte de los sueldos de los profesores extranjeros. Nosotros hemos arrancado, efectivamente, con los derechos de autor del libro La aventura de Miguel Littin clandestino en Chile, que son derechos compartidos entre Miguel Littin y yo, y nos pusimos de acuerdo para donarlos a la Fundación. Hemos partido también de la donación que hice de los derechos de autor de la película que va a filmar Fernando Birri aquí, y de la cual él les habrá hablado ayer, que es basada en un cuento mío que se llama Un señor muy viejo con unas alas enormes. Los derechos de eso en pesos cubanos, pues es una producción que se hace en Cuba, también pasan a la Fundación, porque la Fundación tiene gastos en pesos cubanos también, y hasta ahora me parece que no tenemos nada más. Lo que pasa es que Littin es un autor que se vende tanto que la donación puede subir a los 300 mil pesos.

Hace poco llegó la noticia de que este libro está prohibido en Chile. ¿Qué creen usted y el compañero Miguel Littin al respecto?

Gabriel García Márquez:
A mí me hubiera sorprendido la noticia contraria. Era perfectamente natural, y estábamos preparados para que el libro no pudiera entrar en Chile. Es decir, para que no pudiera entrar en Chile por la aduana. Sin embargo, yo puedo decirles que tengo noticias del editor, no exactamente del editor al cual le decomisaron los ejemplares en la aduana, de que el libro sí está circulando en Chile; lo que pasa es que está circulando por los mismos canales por los que circuló Miguel Littin.

Por favor, ¿el compañero Miguel Littin nos podría decir algo al respecto?

Miguel Littin:
Como decía Gabo, es muy claro. La sorpresa hubiera sido que no lo hubieran prohibido. Pero también es verdad que hay una edición que hizo la revista Análisis, que prácticamente ha sido leída por miles y miles de chilenos. Creo que Análisis hizo tres o cuatro ediciones en la separata de la revista, y luego, claro, por las razones de lo que ocurre hoy en día, que hay una censura total de prensa, no ha vuelto a imprimirse.

Como todos ustedes habrán observado, en la primera reunión de la escuela de cine y televisión no hay un chileno.

Gabriel García Márquez:
Sí, yo estoy enterado de la poca representación que tiene Chile entre los alumnos de la escuela de cine y televisión de San Antonio de los Baños.

Ninguna.

Gabriel García Márquez:
No nos permites a los escritores ninguna licencia literaria. Y precisamente ahora, por razones de orden, prefiero que Fernando Birri, que es el director de la escuela, conteste esa pregunta.

Fernando Birri:
El tema es delicado, naturalmente. Es obvio que no es porque nosotros no queramos, o no hayamos hecho todo lo posible para que estén presentes también los compañeros chilenos en la escuela. No fue fácil, por razones que me parece que son del dominio público. No se podía hacer una convocatoria pública, no se podía actuar públicamente como se actuó en los demás países de América Latina, donde el Comité de Cineastas de América Latina y la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano llamaron a comisiones para que pudieran convocar públicamente —más o menos públicamente— a determinados sectores como los cine-clubes, los sindicatos, las organizaciones culturales, etcétera, a aquellas personas que estaban interesadas para presentarse en los exámenes. Eso no se podía hacer, naturalmente, en Chile.

Llegaron, indirectamente, algunas cartas con algunos candidatos que se proponían; los estamos estudiando todavía. Incluso la cuestión no está cerrada, ni siquiera para este primer año, porque concretamente de Uruguay llegó una carta de una compañera, manda dos solicitudes de dos compañeros chilenos con su ficha de inscripción y todo. Claro, ahí hay una cuestión también de disciplina o de autodisciplina de la escuela, que es respetar ciertas reglas del juego que hemos impuesto. Es decir, un primer examen de capacidad general; un segundo examen vocacional, en fin, todo esto se ha querido hacer con el máximo de seriedad y de responsabilidad por parte de todos nosotros. Aun así, dada esta circunstancia especial, no hemos cerrado la posibilidad todavía. La escuela es una escuela de supremo rigor, pero no es una escuela rígida. Es decir, que lo que nosotros queremos es organización.

De manera mucho más completa estamos estudiando, después del proyecto que genera la presencia de la escuela en este Festival de La Habana, aquellas formas por las cuales en la próxima convocatoria los compañeros chilenos van a estar presentes respetando incluso las formas, digamos así, que se han respetado para la selección de todos los demás compañeros del continente. Esto se está haciendo, estamos trabajando en ello. Te ruego que me eximas de dar detalles más específicos, porque está la naturaleza misma de esta operación, pero desde ya sí puedo darte la total certeza de que en la próxima carnada de alumnos que vengan a la escuela el año que viene, habrá compañeros chilenos, porque en estos momentos estamos estableciendo las formas, los mecanismos y procedimientos para que así sea.

Quiero decirte que en estos momentos no habrá jóvenes alumnos de Chile en la escuela, pero hay jóvenes profesores chilenos. En los talleres experimentales tenemos a Domingo Tira, un compañero chileno del exilio, de gran prestigio, que está trabajando en la Universidad de San Marcos, y que viene en enero para asumir uno de los talleres de dramaturgia. Y para los talleres de dirección de actores, otro compañero chileno, el actor y director Lautaro Murúa; su función de actor la ha cumplido fundamentalmente en la Argentina. De alguna manera Chile está ya presente en esta escuela desde el momento que se inicie su funcionamiento.

En lo que concierne a tu pregunta, puede ser que incluso ya lo esté en esta primera promoción y seguramente lo va a estar en la próxima, sólo que se están buscando las formas de incorporar chilenos a la escuela.

¿A qué atribuye usted, Gabo, que el cine latinoamericano no goce en Europa de la misma preferencia que goza, digamos, la literatura latinoamericana, donde miles de autores son divulgados?

Gabriel García Márquez:
Lo primero es cierto. Lo segundo no es tan cierto. Es decir, la literatura latinoamericana es cierto que se traduce a muchos idiomas, pero no es cierto que sea la literatura preferida en todos los países. Afortunadamente para nosotros, la literatura latinoamericana tiene su principal público en América Latina. Afortunadamente para nosotros, el primer público que conquistamos era el primer público que debíamos conquistar, que es el público de América Latina. Lo grave para el cine, en cambio, es que tampoco se ve en América Latina, no sólo en Europa, sino tampoco en América Latina. Esto obedece a muchos factores. El primero, creo que el cine latinoamericano ha llegado al punto en que está hoy a lo largo de un camino muy difícil y muy duro, el aprendizaje no ha sido nada fácil, y personalmente, como presidente de esta Fundación, creo que ha llegado el momento de impulsar ese fenómeno que durante tantos años se ha venido desarrollando. Si no pues, no estaría aquí. Porque no estaría aquí para inventar un movimiento, o para inventar una explosión creativa, que no la puede inventar ningún presidente, por fortuna, sino para impulsar un movimiento que ya existe. Ahora, ¿por qué tampoco en América Latina es conocido el poco cine latinoamericano que se está haciendo? ¿Alguno de ustedes quisiera contestar esa pregunta? Alguien que conozca los sistemas de distribución y de exhibición.

Walter Achugar:
Lo hemos dicho y repetido, y creo que es por todos conocido, ¿no? Lo que tratamos nosotros, a partir de estos proyectos de producción y también de promoción y de ayuda, no sólo a la producción, sino a la distribución, es de ganar un espacio en un mercado que prácticamente está cerrado y en manos extranjeras. Es decir, las grandes multinacionales del cine norteamericano no sólo controlan los canales de distribución, sino, en muchos casos, cadenas de exhibición en nuestros propios países. Y nuestro cine es extranjero en nuestros países. El control de los mercados pertenece al cine norteamericano, y en algún menor sentido, al cine europeo, o el cine del norte. Hay una idea, que es tratar de conseguir salas en América Latina. Y en eso se está trabajando para la exhibición exclusiva del cine latinoamericano, creo que dentro de todos esos proyectos es el mayor desafío, porque lo más difícil, sin duda, no es producir, sino llegar a exhibir, a mostrarle a nuestro público. El desafío está planteado desde que comenzó a exhibirse cine en nuestro continente, y estamos luchando por eso con la ayuda de algunos gobiernos, con leyes de cine que no sólo promueven la producción, sino que protegen la distribución y exhibición de nuestro cine. Pero insisto: la clave y el mayor desafío, el mayor problema que tenemos nosotros, es llegar a difundir nuestro propio cine en nuestro propio continente.

Gabriel García Márquez:
Quiero agregar en este sentido que la Fundación proyecta para octubre de 1988 una muestra itinerante de cine latinoamericano con conferencias, con debates, con directores, actores, escritores, que espero pueda realizarse, primero en Tokio, después en Pekín, en Nueva Delhi, y después en Moscú. De todo este proyecto que ya está andando, hemos llegado ya a un punto de acuerdo con el representante del Festival de Tokio que está aquí entre nosotros. Él nos ha asegurado que podemos establecer esta comunicación para que se haga en octubre de 1988; dice que en octubre, porque es el mes más bello que hay en el Japón. Para ustedes será en octubre, porque queremos que esta muestra sea en el mes más bello. Y el resto está también andando, de manera que si eso marcha, esperamos el año entrante en la rueda de prensa que haremos en este mismo lugar, decirles que ya, un año después, estaremos en este paseo, y están todos invitados, ¡no por la Fundación, eh!

Jorge Sánchez:
Para agregarles alguna información al respecto, está la Fundación ya en plática con instituciones del tipo de Cinemateca Uruguaya, específicamente en Uruguay, para programar, conjuntamente, una sala en Montevideo con cine latinoamericano y lo mejor del cine del mundo. También estamos ya en pláticas con instituciones y organismos de Venezuela, Brasil, Colombia y Ecuador.

Para terminar con la pregunta, el compañero Sanjinés.

Jorge Sanjinés:
Quiero complementar la información de Walter. Es evidente que no existe un predominio del cine latinoamericano en las pantallas latinoamericanas. Es una batalla que se plantea la Fundación y que hay que conquistar. Pero también es verdad que en los últimos años, a raíz, precisamente, de la apertura democrática en algunos países después de la trágica noche militarista latinoamericana, encontramos un momento alentador, porque se ve evidentemente el nacimiento y la formación de un cine regional y de un público nacional para los cines nacionales. Y hay algunos países, como el caso de Perú, por ejemplo, el caso boliviano, creo que en Venezuela también tenemos ese mismo fenómeno, y en Cuba, en los cuales las películas nacionales suelen tener más éxito de público que las películas extranjeras. Y algunas cifras son muy alentadoras; yo conozco un caso, por ejemplo, el boliviano, y el caso peruano, donde películas como Tupac Amaru de pronto llegaron a 800 mil espectadores, cuando dos años antes no había ni 50 mil para una película peruana. Y hoy día algunas películas, como La ciudad y los perros,  han llegado incluso a dos millones de espectadores. Para un país con la población peruana es realmente alentador. En el caso boliviano, las películas, la mayor parte diría yo, han sido siempre un suceso de público. Las hemos tenido que han sido más taquilleras que Rambo, que es una cosa muy significativa.

Pienso que la próxima etapa que se plantea la Fundación es generar esa misma necesidad, que debía estar presente en los países nuestros, de ver el cine nacional, necesidad que plantea al cine latinoamericano un desafío.

Quería preguntarle a los integrantes del Comité qué consideran ellos lo nuevo de eso que llaman el Nuevo Cine Latinoamericano.

Jorge Sánchez:
Compañeros, antes de proceder a la respuesta, me alegra informarles que recibimos un mensaje de nuestro amigo el Licenciado Fernando Macotela, que dice lo siguiente: «La Cineteca Nacional de México pone inmediatamente una sala a disposición del Cine Latinoamericano.» Gracias, Fernando.

Miguel Littin:
Voy a tratar de responder. Creo que esta respuesta debe ser una respuesta colectiva. La tendremos que ir complementando unos a otros. Es decir, nosotros llamamos Nuevo Cine Latinoamericano a aquel cine que desde el nacimiento de su idea se compromete con la lucha de liberación de nuestros pueblos, con su cultura, con recuperar aquellos valores culturales que nos pertenecen como pueblo, como naciones; a aquel cine que intenta, a partir de su específico nacional, llegar a ser representativo de los latinoamericanos. Y este cine, justamente, en los años sesenta, nace junto a las luchas de liberación del continente, se compromete desde su inicio con estas luchas. Lo llamamos nuevo, justamente, porque era un movimiento y es un movimiento renovador y renovado, y que pretende renovarse y cambiar siempre. Y he ahí entonces que habría que remitirse a las películas, desde Tire die, de nuestro maestro Fernando Birri, a los últimos filmes del cine latinoamericano, que muestran las formas culturales, las formas de lucha, los problemas, revelan la realidad del continente y se proponen proyectarla, proyectarla hacia el futuro, con un proyecto histórico de liberación y unificación del continente. Eso por lo menos, así, en síntesis, es para mí lo que es el Nuevo Cine Latinoamericano, es decir, un cine que busca, y además busca renovarse estéticamente, que no busca repetir lenguajes que nos han sido impuestos, ya que en nuestro continente el cine es un lenguaje impuesto a través de los medios de comunicación de los centros de poder, y nosotros buscamos entonces expresarnos a través de nuestro propio lenguaje, de nuestra propia forma de ser, sin renunciar nunca a ser universales, porque entendemos que el pensamiento y los sentimientos del hombre son uno sólo, son lo mismo. Nace como un rechazo justamente al colonialismo y al neocolonialismo cultural que tienen impuestas por las imágenes y los sonidos de los filmes producidos en los grandes centros de producción de los países desarrollados, que, de una u otra manera, impedían que este continente tuviera voz, tuviera rostro, y tuviese música en el cine. Ésa ha sido, lo digo con mucha modestia, nuestra intención. Y creo que a lo largo de estos años se han logrado obras y autores que hacen poder decir con certeza que el movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano existe y se renueva cada día. Una prueba de eso son los filmes que vemos todos los días en este Festival, y en otros festivales del cine latinoamericano. Muchas veces se ha dicho que nuestro cine está en crisis. Hay algunos críticos europeos que han señalado de hecho que el cine latinoamericano está en crisis. Nosotros hemos respondido que sí, que hay una crisis: hay una crisis de crecimiento. Hay otras generaciones que están renovando todo, y que muestran con justeza también su descontento, y a lo mejor ya nosotros somos parte de lo viejo del Nuevo Cine Latinoamericano. Pero tampoco renunciamos a renovarnos y a transformarnos, y a estar también en esta primera línea de búsqueda del lenguaje y de encuentro con nuestra historia y con un destino común.

Geraldo Sarno:
No creo que haya mucho más que decir. Estoy enteramente de acuerdo con Miguel. Apenas nombrar que también reivindicamos como los primeros años del Cine La-tinoamericano los años 50, lo que fue la Escuela de Santa Fe, en la Argentina, donde están Femando Birri y Edgardo Pallero. Reivindicamos como los inicios del Nuevo Cine Latinoamericano el movimiento del Cinema Novo que Nelson Pereira dos Santos y Glauber Rocha impulsaron en Brasil. Recordamos, al mismo tiempo, el movimiento que nace en Cuba con Julio García-Espinosa, Alfredo Guevara y Titón, o sea, que a fines de los años 50 se desarrolla en algunos países de América Latina un mismo sentimiento de cine. Y esto, nosotros, que nos consideramos del Nuevo Cine Latinoamericano, lo reivindicamos para nosotros. Y, sin duda, en este momento, estas nuevas propuestas se impactan, se proponen una renovación de los cines nacionales que se hace en sus países. Es muy claro en Argentina, muy claro en Brasil.

Fernando Birri:
Solamente una cosita, ¿no? Lo nuevo se identifica, con relación a lo viejo. Entonces, lo que dice Miguel, lo que dice Geraldo, está perfectamente dentro de la perspectiva para adelante. Pero, para poder terminar de entender el concepto —tú estabas pidiendo que se precisara— lo nuevo es impensable sin relación con lo viejo. Entonces hay que pensar qué cine se estaba haciendo en nuestro continente antes que apareciera este movimiento. En una sola palabra, quizás excesivamente simplificadora: era un cine desidentificado, o sea, sin identidad. Todo el tentativo del Nuevo Cine Latinoamericano es justamente una identidad, pero lo interesante de este proceso es que esa identidad, que empieza por ser una identidad nacional, entra, incluso, a aplicar el microscopio, y trabaja en entidades, yo diría regionales; el caso de Sanjinés, por ejemplo, nuestro compañero, trabajando específicamente en la microcélula de una comunidad. Pero al mismo tiempo, teniendo siempre como eje esta identidad nacional, y teniendo de pronto con un microscopio esta búsqueda de identidad nacional. Se aplica el telescopio, y de pronto nace el concepto de una identidad continental, que es en el que estamos todos trabajando ahora. Esto es un poquito para terminar este concepto de Miguel y de Geraldo, que realmente me parece que explica perfectamente todo, con una preocupación que pone Miguel y que me parece que hay que cogerla al vuelo, y es que, efectivamente, esto de lo nuevo tenemos que manejarlo con extrema delicadeza, con extrema perspicacia, con extrema lucidez, en este momento; porque son treinta años que estamos trabajando en el Nuevo Cine Latinoamericano, y entonces, en ese sentido, como afortunadamente nos enseña el Gabo mago, el diccionario tiene una cantidad de palabras impresionante, y las palabras se pueden repetir una y otra vez. Entonces, ahora de lo que se trata es no sólo de un nuevo cine latinoamericano, sino de un nuevo, nuevo cine latinoamericano, o de un nuevo, nuevo, nuevo cine latinoamericano, y seguiremos adelante un nuevo cada vez, a medida que los años pasen para adelante y nosotros sigamos continuando lo nuevo.

Una pregunta que está relacionada con lo que dijo el compañero Fernando Birri acerca de las escuelas nacionales y después del telescopio que aumentó al hacer un nuevo cine latinoamericano. En conferencia de prensa que se celebró hace varios días con el Presidente del Jurado de Ficción, el novelista Jorge Amado, éste negó la existencia de un nuevo cine latinoamericano, como un todo, y nos dijo que existían nuevos cines nacionales latinoamericanos. ¿Ustedes están de acuerdo con esa expresión que emitió Jorge Amado?

Fernando Birri:
Estamos todos de acuerdo con eso, porque todos, desde que tenemos uso de razón cinematográfica, estamos enseñando que nuestro movimiento se caracteriza por ser uno en la diversidad, y diverso en la unidad. Cuando aludimos a esa unidad, es la unidad de nuestra situación económica, pero, concretamente, el subdesarrollo que nos pone frente a problemas, ansias y tensiones liberatorias que son comunes. Cuando nos referimos a la diversidad, es a la sobre estructura cultural de cada uno de nuestros países, y a nuestra identidad, histórica, cultural, porque, naturalmente, todos nuestros países tienen su propio prestigio. Y creo que uno de los méritos de este movimiento ha sido, justamente, no caer en la trampa de las falsas contradicciones, de las falsas opciones, por las cuales uno tiene que ser nacional, sin poder ser continental, o tiene que ser continental, sin poder ser regional. Creo que esas son todas trampas hechas por una vieja mentalidad, que es la de dividimos para reinar, y dividirnos, incluso, dentro de nosotros mismos, haciéndonos creer que cosas aparentemente compatibles, o que son la misma cosa en definitiva, sean contradictorias. Y una es esa. Así que creo que lo que ha dicho Jorge Amado no es para nada contradictorio con lo que nosotros sostenemos. Él ha constatado que, efectivamente, existen cinematografías nacionales. Nosotros, desde nuestras cinematografías nacionales, también constatamos que existe un movimiento que tiene una dimensión continental, no excluyente una cosa con la otra, es todo lo contrario, yo te diría que una cosa se justifica y se nutre de la otra. No sé si estamos de acuerdo.

Totalmente.

Gabriel García Márquez:
Quisiera, estoy totalmente de acuerdo con ellos, agregar un punto, que tampoco la opinión del querido Jorge Amado es contradictoria con la finalidad que ha declarado tener la Fundación de integración y unificación del cine latinoamericano. Se refiere, por supuesto, a la realización, a la distribución, a la exhibición, a que esto sea considerado como un solo mercado de realización, distribución y de exhibición, porque nos afecta esa división en pedacitos de que hablaba Femando Birri, de lo cual hablaba Bolívar también. Precisamente lo que derrota el ideal de Bolívar es esa división en pequeñas fronteras, creadas por las pequeñas oligarquías locales del momento, que sabían que no tenían suficiente poder para dominar un territorio. Entonces convertían en país su pequeño feudo. Todavía nos quedan rastros de eso. Y es al punto que quiero ir, en el sentido de que, por ejemplo, las leyes de protección del cine nacional que han hecho los gobiernos, muchos gobiernos de América Latina, sin tomar en cuenta las consecuencias reales que eso puede tener para el Cine Latinoamericano, son un obstáculo. Vamos a tratar de que esos gobiernos reflexionen. Por ejemplo, un director venezolano tiene todo listo para una película, pero no tiene un fotógrafo bueno. Ese fotógrafo está en la Argentina, y ese fotógrafo en la Argentina no tiene trabajo. Pero hay que pasar por encima de muchas disposiciones, tanto en Argentina como en Venezuela, para que ese argentino vaya a ser fotógrafo en Venezuela. Y si eso se multiplica por todas las secciones y por todas las necesidades que tiene la película, nos damos cuenta que los obstáculos que están creando esas leyes son muy grandes. Entonces, cuando hablamos de unificación del cine latinoamericano, nos referimos a eso, a que sea un cine que se pueda hacer en cualquier lugar de toda América Latina, desde cualquier país, pero, por supuesto, jamás contra, ni tratando de rectificar o cambiar el hecho de que cada país exprese su propia identidad local en relación con los demás. Quería decir sólo eso, porque, precisamente, una mala interpretación de distintos conceptos puede dar la impresión de que estamos diciendo nosotros unas cosas u otras, o que estamos en desacuerdo con el Presidente del Jurado del Nuevo Cine Latinoamericano.

Sobre el papel del libro como medio de comunicación, frente al del cine y la TV…

Gabriel García Márquez:
Espero que no se sorprendan de mi respuesta, pero estoy convencido, exagerando un poco tal vez, que el libro es un medio rudimentario de transmisión del pensamiento, y el lenguaje escrito, por supuesto, es la base del libro. El libro es un objeto feo, incómodo, que cuesta mucho trabajo manejar, y que dura poco. El método de escribir es el único que se ha inventado, que es poniendo una letra detrás de la otra, y el método de leer, que es el único que existe, que es el de descifrar una letra después de la otra. A mí me parece ya bastante primitivo en los tiempos de la electrónica y de los medios de comunicación de masas. Lo que pasa es que, por razones emocionales, por razones sentimentales, y diría, con razón, que por razones románticas, el libro sigue pareciéndonos el medio de transmisión del pensamiento más noble y más querido. Yo, por supuesto, preferiría la telepatía. Preferiría que el escritor se quedara en su casa, pensando su historia, y trasmitiéndosela a todos los lectores. Ahora, como eso no es posible, tenemos que conformarnos por ahora con un sistema, que ya dentro de poco será también rudimentario en relación con la telepatía, que son los medios electrónicos. En ese sentido, creo que seguiré escribiendo libros, pero me parece que mi deber, como una persona que desea estar en comunicación permanente con su público, es apoyar los otros medios de información y de comunicación más avanzados, y, realmente, me parece que el cine y la televisión, como medio de comunicación de masas, no tienen comparación posible con el libro. Pongo un ejemplo: yo publiqué en Colombia un libro, del cual se vendieron muchos ejemplares, se vendieron muchísimos para cualquier país: se vendieron cien mil ejemplares; ese libro lo llevaron a la televisión. Yo dije exac-
tamente lo mismo que quería decir en el libro, lo dije en la adaptación de televisión. El director no alteró para nada mi pensamiento. Y el pensamiento ese le llegó a los lectores, a los mismos lectores míos, en una hora de transmisión, a ocho millones de personas. Me perdonan, pero, cuando uno piensa una cosa y escribe una cosa y expresa un pensamiento, que llegue al mayor número de personas.

Quisiera que aclarara el Sr. Sánchez qué quieren decir las siglas FESPACO y OCIC.

Jorge Sánchez:
La OCIC es la Oficina Católica Internacional del Cine, cuyo presidente y secretario ejecutivo están aquí en el Festival de La Habana, y la FESPACO es el Festival Panafricano. Este Festival está organizado por la FEPACI, que es la Federación Panafricana de Cine.

¿Cómo se ha planteado la participación en la Escuela de Cine Latinoamericano de esos millones de latinoamericanos que viven en los Estados Unidos, y cómo se ha planteado la incidencia de este movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano en los Estados Unidos en ese gran público latinoamericano que existe allá, por su importancia política, y además, por la responsabilidad cultural que se tiene con ese público.

Paul Leduc:
Es repetir, con características evidentemente diferentes, el caso que se planteó en relación con Chile. El proyecto de la Escuela está arrancando, el proyecto de la Fundación está arrancando, pero hay miembros del Comité de Cineastas de América Latina y la Fundación que representan a los chicanos, a los puertorriqueños. Por razones personales, en el caso de los chicanos, este año hubo muy poca participación. La forma imprevista, en el último momento, les impidió que se hiciera de una forma organizada, como el resto de los países, a petición de los alumnos. En el caso de los puertorriqueños, sí habrá alumnos puertorriqueños. Los enlaces existen, lo que pasa es que, ocasionalmente, ocurren problemas, pero, evidentemente, en la Fundación está, en el Comité está la representación chicana y puertorriqueña.

¿Y con respecto a las otras representaciones de los países de América Latina?

Edgardo Pallero:
El contenido de trabajo de la Fundación durante este año que termina fue funda-mentalmente trabajar para echar a andar la escuela. La idea de la Fundación es tener filiales, que ya se han ido conformando con alguna gente que colaboró con el primer contenido de trabajo que fue la convocatoria para la escuela de cine.

Compañero García Márquez, ¿cuáles son sus proyectos literarios?

Gabriel García Márquez:
Mis proyectos literarios son todos cinematográficos. Estoy terminando con Lichi, con Eliseo Diego, un guión para Titón, una película que hará Titón... Yo quisiera ser muy preciso: la Fundación no es productora. La Fundación trata de facilitar los medios, de hacer los contactos para que los directores puedan entenderse mejor con los productores. Esto puede sonar un poco a más social, pero de todas maneras, en estos momentos es así... Y estoy trabajando con los cinco directores de que hablaste. Ese es un proyecto de cinco historias mías, pero son historias inéditas. Además, hay un proyecto de paquete de televisión de cinco historias que van a ser producidas por cinco directores de distintos países de América Latina para la televisión. Cada una de esas historias no existe sino en la imaginación del creador; son pequeñas cosas que tengo yo. Estoy trabajando con cada uno de los directores en el guión, de manera que tengo suficiente trabajo para los próximos meses, pero la cosa es que las películas no sigan necesitando 5 y 10 años para hacerse. Lo que quiero decir es que, por ahora, estoy en ese trabajo, y te lo digo porque creo que es un programa literario.

Acerca de las publicaciones de la Fundación…

Paul Leduc:
Los proyectos de la Fundación son varios en el sentido de las publicaciones, pero el primero que ha aparecido ya, y que a partir de mañana sale a la venta y lo podrán adquirir y conocer, no es un libro ni una revista, sino un sistema que hemos ideado en función de considerar, como ya te he dicho en varias ocasiones, que la historia del cine latinoamericano es una historia abierta, promisoria y con futuro, que no se puede cerrar en la forma de un libro, no se puede manipular en la forma de una revista, sino que tiene una forma abierta en que se puedan seguir incluyendo las voces, los testimonios, los documentos que del propio cine latinoamericano irán surgiendo. La primera publicación, que es esta, consta de 75 artículos, provenientes de 12 países. Evidentemente, hay lagunas, evidentemente se irán haciendo próximas entregas, y es la primera publicación. Hay otros proyectos que hará la Fundación a través de otros autores de diferentes países, a través de la imprenta que tendrá la Escuela de Cine, algunas de carácter técnico, algunas de carácter de información, etcétera. Su título es Hojas de Cine: testimonios y documentos del Nuevo Cine Latinoamericano.

Jorge Sánchez:
Les agradecemos muchísimo su presencia.