libro
El audiovisual y la niñez
Título: El audiovisual y la niñez
Autor(es): Pablo Ramos Rivero, Ailynn Torres (Compilador)
Publicación: La Habana (Cuba) : UNICEF ; Ed. ICAIC, 2008
Descripción: 301 p. : tab.; fot. b y n ; 21 cm
Idioma: Español
Formato: Impreso
ISBN: 978-959-7139-65-2
Ubicación: 82 - L
Descriptor(es)
1. EDUCACION AUDIOVISUAL
2. FORMACION DE NUEVOS PUBLICOS
3. TELEVISION
4. NIÑOS EN EL CINE
5. MEDIOS DE COMUNICACION MASIVA
6. EDUCACIÓN MEDIÁTICA
7. PRODUCCION AUDIOVISUAL
8. PRODUCCION CINEMATOGRAFICA
9. PROGRAMACION INFANTIL
Autor(es): Pablo Ramos Rivero, Ailynn Torres (Compilador)
Publicación: La Habana (Cuba) : UNICEF ; Ed. ICAIC, 2008
Descripción: 301 p. : tab.; fot. b y n ; 21 cm
Idioma: Español
Formato: Impreso
Seminarios, semilleros
Pablo Ramos Rivero
Pensar, proclama la razón cartesiana, es la condición del existir. Desde sus inicios, el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano asumió este aserto.
Anfitrión cómplice de un movimiento que había tenido en Viña del Mar su punto de convergencia, el Festival habanero dio continuidad, 12 años después, a la línea cuestionadora iniciada por aquel núcleo de cineastas, quienes con ideas en la cabeza y cámaras -y, a veces, fusiles- en las manos, pretendían transformar la realidad de una convulsionada Latinoamérica. La marea que, desde Europa, traía "nuevas olas" impugnadoras del modo de hacer hollywoodiense, se reencauzaba dentro de un ambiente radicalizado, que ponía en solfa -desde la cultura, la educación, la política o la teología- todo lo humano y lo divino.
Corrientes renovadoras como la Educación Popular, la Teología de la Liberación y el propio Nuevo Cine Latinoamericano, fueron, más que discursos, prácticas que nutrieron reflexiones y quehaceres que, a fines de los 70, encontraron un lugar de inserción en el debate por un reordenamiento más equilibrado de los flujos informativos y comunicativos.
Justamente, en septiembre de 1979, pocos meses antes del primer Festival, La Habana fue sede de la Eta. Conferencia de Jefes de Estado o Gobierno de los Países No Alineados. La creación de un Nuevo Orden Internacional de la Información y la Comunicación fue uno de sus principales énfasis.
No es casual, entonces, que el tema con que se iniciaban los seminarios en las jornadas cinematográficas fuera "El papel de las transnacionales y la penetración cultural imperialista en América Latina".
Arte, comunicación, cultura, identidad han sido vasos comunicantes de estos espacios de encuentros y diálogos, de mixtura entre razón teórica y razón práctica.
De los flujos informativos al neoliberalismo, de la poética cinematográfica a la hibridación tecnológica, de la latinidad (dondequiera que ésta se halle) a la aldea global, disímiles han sido los hilos de la trama y urdimbre tejidas, a lo largo de estos 30 años, por los distintos seminarios.
Seminarios entendidos no como asépticos laboratorios académicos, ni como amurallada institución escolástica, sino que reclaman, para sí, la acepción más fértil, la de ser semilleros, puntos de partida para la forja de proyectos, para el mirar y el andar hacia el horizonte.
Es en este ambiente de debates, donde nacen los encuentros El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano.
Encuentros cercanos en el universo audiovisual
Desde el cíclico crash de un disco a 78 revoluciones por minuto o de la intermitencia de 24 fotogramas por segundo, un morocho de oscuro origen -¿francés, uruguayo, argentino?-, intentó convencernos de que "veinte años no es nada".
Para los amigos y amigas que, a lo largo de algo más de dos décadas, se han sumado al tejido de los encuentros El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano, 20 años han sido "algo".
Han dado vida a la actividad teórica de más larga y sistemática trayectoria dentro del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano.
Han generado una entrañable red de proyectos y afectos comunes que prolonga a nuestra América allende el Océano para abrazar a colegas de Europa y África.
Y es que, como comunicadores lo sabemos. Ninguna mediación tecnológica, por muy sofisticada que sea, ha podido, al menos hasta el presente, sustituir el contacto personal, cara a cara. Del apretón de manos, del abrazo, del diálogo en el pasillo, del chiste en la sobremesa, del disfrute de un "mojito", de una cerveza o de una “caipirinha", del paseo por la parte nueva o vieja de una ciudad a ras del mar o a miles de metros sobre su nivel, brotan o se consolidan amistades y proyectos que ambicionan atrapar la Utopía.
Este es uno de los grandes milagros que se producen en los foros de profesionales, más allá de las doctas y siempre necesarias intervenciones, más o menos magistrales.
Y este ha sido el principal "milagro" de los encuentros El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano.
Sin embargo, y como suele ocurrir en incontables ocasiones, su surgimiento, tuvo un origen fortuito.
El colectivo que, en 1986, integraba el Departamento de Investigaciones del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, ICAIC, distribuyó, entre los delegados del 80 Festival, un suelto mimeografiado (para muchos jóvenes lectores este término resultará prácticamente desconocido), convocando a una reunión sobre la investigación social aplicada a la Comunicación.
Al llamado acudió un reducido, pero entusiasta, grupo de investigadores y promotores culturales de Argentina, Bolivia, Cuba y Perú. La carencia en las pantallas de nacionales de obras de calidad para la niñez y la juventud, la indiferencia de las autoridades responsables en materia de comunicación, el voluntarismo y la ausencia del diálogo necesario entre los medios de comunicación, la escuela y la familia, así como el impacto del cine, la televisión y el video en el espectador infantil, se destacaron como problemas que afectaban, en mayor o menor medida, a todos nuestros países. Como resultado de esta cita, se remitió a la dirección del Festival la propuesta de realizar un seminario en torno a los problemas relacionados con la producción y distribución de materiales audiovisuales para niños y jóvenes, así como los relativos a la Educación para la Comunicación.
Al siguiente año, un anuncio publicado en el boletín Tribuna del Festival logró una mayor convocatoria y, de esta forma, la solicitud fue reiterada en el 90 Festival, luego de una reunión de trabajo, en la que participó una docena de personas, entre investigadores, realizadores, cine-clubistas y educadores de Argentina, Brasil, Colombia, Cuba y México, así como un representante de la Organización Católica Internacional de Cine en Cuba (OCIC-Cuba).
Por fin, en 1988, con el visto bueno del Comité de Cineastas para América Latina y la presidencia del Festival de Cine, se celebró oficialmente el primer encuentro El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano como parte de las actividades principales del 100 Festival.
Ese primer encuentro intentó ser sólo eso: un encuentro informal donde se discutiera, de manera franca y abierta, el amplio espectro de problemas concernientes a los vínculos entre la comunicación audiovisual y los públicos infantiles y juveniles.
El ir y venir de cartas (¡con sobres y estampillas postales!), telegramas, cablegramas, telex y faxes (¡cómo han mutado las comunicaciones!), lograron superar todas las expectativas y el espacioso salón de la legendaria Biblioteca del ICAIC se vio abarrotado de colegas venidos de los más diversas latitudes.
Las sesiones de trabajo se centraron en los tres puntos que han marcado la agenda de los encuentros posteriores:
Situación de la producción y distribución de materiales audiovisuales para niñas, niños y jóvenes de Iberoamérica, como elementos de identidad cultural.
-Características e impacto de la programación dirigida a estos públicos, así como el impacto de las nuevas tecnologías de comunicación e información.
Posibilidades y alternativas de la educación para la comunicación en el contexto de la formación ciudadana.
En la Declaración Final del evento, los participantes sugirieron se dedicara un espacio permanente al análisis de estos temas durante los venideros festivales de cine de La Habana.
No dejaron de ser significativo dos de los resultados, dados a conocer en la noche de clausura del Festival: uno, que el Coral que en aquel entonces se otorgaba a la mejor película infantil haya sido declarado desierto; el otro, que el Primer Premio Coral en la categoría documental fuese otorgado a Cien niños esperando un tren, filme donde Ignacio Agüero mostraba la labor de una mujer, Alicia Vega, que con la fe y la pasión de un apostolado, intentaba llevar la educación cinematográfica a chicos y chicas de barrios marginales de Santiago de Chile.
Lo primero apuntaba hacia las dificultades que, en nuestros países, debe encarar la producción de obras audiovisuales dirigida a la niñez; lo segundo, hacia la necesidad de emprender experiencias educativas que propicien la participación activa de niños y niñas ante el lenguaje audiovisual.
Al conmemorarse, en 1989, el Centenario de la Edad de Oro, publicación que José Martí dirigiera a los niños y niñas de Nuestra América, la Dirección del Festival de Cine propició la realización de una segunda edición del encuentro, estableciéndose con ella una tradición que se ha mantenido hasta el presente.
El año 1991 tuvo la peculiaridad de dar cabida a dos ocasiones para el intercambio: La celebración del Cuarto Encuentro, cuya sede fue el 2do. Festival de Cine Infantil de Ciudad Guayana, Venezuela, y el Quinto Encuentro, nuevamente en La Habana. En esta oportunidad el Encuentro tuvo por base las Recomendaciones de la Reunión de Expertos de Alto Nivel de América Latina y el Caribe El espacio audiovisual latinoamericano y caribeño en el umbral del tercer milenio, efectuado en marzo del propio año en Ciudad de México.' Entre el conjunto de recomendaciones se destaca la necesidad de implementar una alfabetización para los lenguajes que las nuevas tecnologías de información y comunicación potencian. Es también en este Quinto Encuentro donde surge la propuesta de integrar la Red El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano o Red UNIAL, concebida como una unión de voluntades de diversas personas e instituciones que, sin fines de lucro, intentan desarrollar un proyecto de educación audiovisual que tenga como fundamento el respeto de la creatividad, la libertad y la expresividad del niño y el joven, y su identificación con valores que les son propios.
En 1995 y, por segunda oportunidad, el encuentro viajó a nuestro continente para comenzar con unas jornadas previas en la equinoccional ciudad de Quito, Ecuador.
Los hilos de una Red
Las acciones que, desde el comienzo, fueron emprendidas desde la Red UNIAL han recabado el apoyo de todas las instituciones nacionales e internacionales que puedan propiciar el crecimiento de la producción audiovisual como alternativa a la avalancha de programas ajenos a las realidades latinoamericanas. A su vez, se ha propuesto la inserción de la Educación para la Comunicación en ámbitos formales y no formales, y el estímulo de aquellas investigaciones que brinden un conocimiento de las características y repercusión de los productos audiovisuales en el sector más joven de la población.
Las relaciones propiciadas por la Red UNIAL han cuajado en proyectos regionales o internacionales en diversas esferas. Así, en 1995, ejecutó para la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la UNESCO (ORCALC), el Proyecto Génesis, de producción multimedia, que contó con el co-auspiciado de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano. Durante 1996-97, coordinó el Diagnóstico sobre la situación del Video Popular en América Latina y el Caribe para el área de Comunicación de la Oficina Regional del Caribe de la UNESCO. En el 2002, facilitó la incorporación de cuatro países (Argentina, Chile, Colombia y Cuba) en el proyecto internacional Open a Door, auspiciado por la entidad inglesa Ragdooll Ltd., con el propósito de promover el conocimiento intercultural entre los menores.
Con la Organización Católica Latinoamericana y Caribeña (OCLACC), la Red UNIAL participó, durante el período 1999 - 2001; en la sistematización de experiencias latinoamericanas de Educación para la Comunicación, lo que se vio plasmado en la publicación en formato digital Tres décadas de Educomunicación en América Latina: Los caminos del Plan DENI². También colabora con su Red Latinoamericana y Caribeña de Educomunicación, y en la edición del Boletín Digital Educ@)m, para la difusión de experiencias y reflexiones en torno a la Educación para la Comunicación. La Red UNIAL, junto a la Universidad de Tijuana, México, coordina, desde el 2003, la Cátedra Iberoamericana sobre la Niñez y su Universo Audiovisual, que ha celebrado dos eventos internacionales y varios talleres de capacitación. A su vez, la Red UNIAL ha participado en el auspicio de eventos sobre esta temática desarrollados en Brasil, Chile, Cuba, Ecuador y Venezuela, y en la organización de las Cumbres Mundiales sobre Medios y Niños de 2004 y 2007, que han tenido por sedes, respectivamente, a Río de Janeiro y Sudáfrica.
Es a partir de las reflexiones y el ambiente, promovidos por los encuentros El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano que los propósitos de emprender un trabajo conjunto y coordinado en aras de la Educación para la Comunicación adquiere, en Cuba, un carácter más concreto e integrado a los esfuerzos, llevados a cabo en el área iberoamericana. Como ejemplo de lo dicho, y desde 1998, la Red ejecuta el Proyecto Géminis, cuyo objetivo es el de gestar procesos de comunicación participativa y comunitaria a partir de la acción protagónica de grupos de niños, niñas y adolescentes.
A dos años de su fundación, la Red UNIAL fue reconocida por la Décima Conferencia Regional de Comisiones de la UNESCO para América Latina y el Caribe, como una iniciativa capaz de promover políticas audiovisuales de carácter cultural en la Región. Ese mismo año, 1993, el Documento 27C/DR.42 presentado en París a la 27a Conferencia General de la UNESCO, destacó la emergencia de la Red UNIAL entre el conjunto de valiosas experiencias desarrolladas en América Latina y el Caribe en favor de la formación de un espectador activo, creativo, participativo y crítico ante los medios audiovisuales.
En 1994, y teniendo en consideración el cúmulo de ponencias y experiencias presentadas así como las muestras audiovisuales exhibidas y los talleres impartidos, el Ministerio de Cultura concedió a los encuentros El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano la condición de Servicio Científico Destacado. Por su parte, la Universidad de La Habana le otorgó el Sello Conmemorativo José Manuel Valdés Rodríguez, en 1999. Más acá en el tiempo, la International Clearinghouse on Children and Violence on the Screen, auspiciada por la UNESCO, incluyó la Red UNIAL entre los ejemplos de redes u organizaciones latinoamericanas que promueven la Educación para los Medios y participación de la niñez.3
Un nuevo impulso para las labores de la Red y los propios encuentros lo dio Alfredo Guevara, Presidente del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, durante la clausura, en diciembre de 2003, del 250 Festival, al expresar el propósito de que este grupo de trabajo, considerado como una plataforma de observación permanente, llegara al 260 Festival con nuevos estudios, investigaciones, experiencias y proposiciones.
En mayo de 2004, la Junta Directiva del Centro Félix Varela, Organización no Gubernamental cubana, concedió a la Red y a los encuentros El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano, una de las cinco distinciones anuales que llevan el nombre de Elena Gil, relevante humanista latinoamericana. Estas distinciones son conferidas a personas y/o instituciones que se destaquen en la promoción de un sistema de valores basados en el amor, la dignidad, la justicia social y la solidaridad, propiciando el cambio a favor de una sociedad libre de miserias y alienación.
Durante la celebración, en 2006, del Vigésimo Encuentro, le fueron otorgados sendos reconocimientos: uno, del Proyecto Palomas, por considerarlo un espacio para el fomento de la cultura de paz; el otro, de la Oficina en Cuba del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, por sus 20 años de historia.
El honor de honrar
Por dos ocasiones la Red UNIAL ha entregado reconocimientos a la trayectoria y el aporte de personas, proyectos e instituciones que han abierto espacios de participación a la niñez y la adolescencia en los procesos de comunicación.
Los reconocimientos han consistido en diplomas y obras digitales elaboradas por niños entre los 7 y 12 años, participantes del Proyecto Arte Digital Infantil, auspiciado por el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.
En su primera oportunidad, durante el Decimoséptimo Encuentro El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano, 2003, los estímulos fueron otorgados a la Oficina en Cuba de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), por la labor de promoción de proyectos de participación de la niñez y la juventud en programas de salud; a la empresa británica Ragdooll Ltd., por su serie Open a Door, que promueve el intercambio de programas de televisión infantil en el mundo; a la Fundación Arcandina, de Ecuador, por su experiencia en integrar la televisión con las nuevas tecnologías a favor de la educación ambiental y a la realizadora de televisión cubana Iraida Malberti por su ejecutoria en pro de una televisión infantil de calidad.
En 2005 y a partir de una convocatoria librada, se recibieron un total de 18 proyectos y experiencias que optaban por el Reconocimiento UNIAL. La selección fue hecha a partir de la consulta a especialistas e investigadores asociados a la Red y tuvo en cuenta el involucrar, de manera protagónica, a niños y adolescentes en procesos de comunicación-educación, así como el de mostrar la diversidad cultural de nuestros países.
Los ocho proyectos seleccionados fueron:
-Ventana a mi Comunidad, serie de videos emprendidos por la Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe (CGEIB), de la Secretaría de Educación Pública de México, en su esfuerzo por promover la educación intercultural en todos los niveles de la población.
-Con voz propia, serie de cortos coproducidos por Nicobis, UNICEF, Visión Mundial para la Alianza Boliviana con la Niñez y Adolescencia de Bolivia, destacan, como su propio nombre indica, la importancia de tener voz propia desde niño, de ser escuchado, de luchar por sus derechos, de demandar respeto y ser ampliamente tenidos en cuenta. -Un minuto por mis derechos, de la Fundación Kine Cultural y Educativa, Argentina, proyecto que convocara a adolescentes entre 14 y 21 años a expresarse de forma creativa y amplia sobre sus derechos a través del lenguaje audiovisual y mediante la realización de videos de 1 mínuto de duración. Durante 2005, se realizaron 14 talleres de 4 meses de duración en los que más de 350 adolescentes de Jujuy, Chaco, Tucumán, Neuquén y Buenos Aires compartieron espacios de diálogo sobre sus deseos, realidades y problemas, reflexionaron en torno a sus derechos y se capacitaron en producción audiovisual.
-Neuroníal es un programa producido por los alumnos del Centro de Producción de TV y Video (CPTV), del Colegio Marista Sáo José, Río de Janeiro, con el objetivo de llevar al conocimiento de los jóvenes la cultura de la ciudad de Conservatória, distrito municipal de Valenga, respetando y valorando la inteligencia de los jóvenes. -Rede Jovem de Cidadania, proyecto coordinado por la Associao;áo Imagem Comunitária (AIC), Belo Horizonte, Brasil, que involucraba a más de 800 participantes de toda la ciudad de Belo Horizonte en una red de comunicación y cultura para la ciudadanía con dos frentes de acción: un programa de formación y producción en comunicación comunitaria, y un programa de talleres de comunicación comunitaria en escuelas públicas, en el cual, durante el primer semestre de 2005, unos 400 adolescentes y jóvenes desarrollaron proyectos de comunicación y promovieron intercambios entre escuelas. -Proyecto de Educación Ciudadana: "Niñ@s y adolescentes unid@s por un proyecto de vida mejor", liderado en Guayaquil, Ecuador, por CEFOCINE, se trazaba, como objetivo principal consolidar un proceso de participación ciudadana de niños, niñas y adolescentes que contribuya al ejercicio y exigibilidad de sus derechos conforme lo establece el Código de la Niñez y Adolescencia, así como el Plan Nacional Decenal de Protección Integral a la Niñez y Adolescencia.
-La Fundación Chulpicine, también de Ecuador, inició su trabajo en 2002 con la primera edición del Festival de Cine Infantil y Juvenil en la ciudad de Quito. La acogida de este proyecto permitió instaurar el Festival como una cita anual durante los meses de agosto y septiembre, llevando una propuesta audiovisual, educativa y de entretenimiento a lugares que cuentan con escaso acceso a actividades culturales. Chulpicine se constituye legalmente como una Fundación cultural y educativa, sin fines de lucro ni afiliación política o religiosa, a partir de junio de 2004, con el objetivo de realizar un trabajo permanente, ejecutando nuevos proyectos culturales y educativos, siempre enmarcados en la difusión y promoción de las artes.
-El Festival de Cortometrajes Escolares y Juveniles organizado por la Asociación de Comunicadores PortaVoz Perú, en la ciudad de Lima, con el propósito de fomentar la creatividad audiovisual en los escolares, así como el trabajo en equipo. De igual forma, instituir un espacio donde los escolares puedan mostrar sus trabajos.
Con estos reconocimientos, la Red UNIAL ansía estimular, divulgar y vincular las distintas iniciativas que, a lo largo y ancho de nuestra continente y sus islas, integran a jóvenes y adolescentes, niños y niñas en escuelas, comunidades, agrupaciones o redes, para, apropiándose de añejas o novísimas tecnologías, preservar y enriquecer, desde la audiovisualidad, nuestros perfiles identitarios.
Un universo en expansión
Hasta la fecha, han sido presentadas, en los encuentros El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano, más de 250 ponencias de representantes de instituciones académicas, centros de investigación, entidades internacionales, organismos estatales o gubernamentales, productoras de cine y televisión, y organizaciones no gubernamentales de Alemania, Argentina, Bélgica, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, España, Estados Unidos, Italia, México, Nicaragua, Países Bajos, Panamá, Perú, Reino Unido, Suecia, Sudáfrica, Venezuela, Uruguay, así como de delegados de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Organización Panamericana de la Salud (OPS), Centro Internacional de Filmes para la Infancia y la Juventud (CIFEJ), Fundación Prix Jeunesse Internacional, Organización Católica Internacional de Cine OCIC, la Organización Católica Internacional de Radio y Televisión UNDA, Asociación Católica Mundial para la Comunicación (SIGNIS, que actualmente agrupa a OCIC y UNDA), Organización Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (OCLACC), Unión Católica Latinoamericana y Caribeña de Prensa (UCLAP), entre otras. De forma paralela, se han efectuado unos 60 talleres impartidos por prestigiosos especialistas de América Latina y Europa, y exhibido muestras de filmes y programas para la niñez y la adolescencia. De ellas, se ha hecho habitual, a partir de 1997, una selección de programas presentados en los Festivales Internacionales Prix Jeunesse que cada 2 años tienen lugar en Munich.
Luego de 21 ediciones los encuentros El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano arribaron a su "adultez". Por tal razón, y con la finalidad de dar una mayor visibilidad al tema de la infancia y la adolescencia en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano los encuentros pasan a formar parte, desde 2007, de un amplio conjunto de actividades que se integran en el Foro Internacional la Niñez y su Universo Audiovisual.
Así, junto a los esperados debates sobre las relaciones que establecen los más jóvenes públicos con los medios y tecnología de comunicación, la presentación de experiencias de Educación para la Comunicación y las
y de ,las diversas opciones de talleres, el Foro incluye, además, la Muestra Internacional de Filmes para la Niñez y la Adolescencia Para todas las edades, integrada por una selección de filmes de diversas procedencias, muchos de ellos con destacados lauros, junto a obras de Latinoamérica que participan del Festival, de la que un jurado de escolares otorgará el premio Garabato. Con esta muestra, tanto el Foro como el Festival quieren propiciar un espacio para el disfrute de toda la familia y para esa familia ampliada que es la escuela.
Forma, también, parte del Foro, la Muestra Los mil rostros de los olvidados, conformada por filmes de ficción o documentales que abordan las diversas -y, a veces, dramáticas-, condiciones de la niñez en el mundo. De esta muestra, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia entrega el Premio UNICEF a aquella realización que con mayor calidad estética refleje los anhelos planteados en la Convención sobre los Derechos del Niño.
Para la edición de 2008 se ha programado, además, la Muestra Mirada en contrapicado, conformada por obras realizadas por niños, niñas y adolescentes de diversos países y, con ello, reconocer sus derechos a la expresión, comunicación y participación, y propiciar un diálogo intra e intergeneracional, multi e intercultural.
Nacidos en las postrimerías de un siglo, signado por el derrumbe de muros, estos encuentros llegan a su plena juventud en tiempos donde, en torno a usurpadas fronteras, viejas o nuevas, al Oeste o al Este, se levantan nuevos muros de intolerancia y exclusión. Quizás de ahí le venga su vocación de construir, con ideas e imágenes, puentes sobre los cuales niñas y niños, de aquí y de allá, se estrechen en el abrazo múltiple y diverso de las culturas.
No puede concebirse la existencia de los encuentros El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano, ni de la Red UNIAL, sin los esfuerzos desinteresados que han desplegado y continúan desplegando entusiastas investigadores, artistas, maestros, promotores culturales, en fin, de hombres y mujeres de buena voluntad, a lo largo de todos estos años.
De ello, dan fe los trabajos que se incluyen en esta compilación. Lamentablemente, obvias razones han limitado el número de autores que en ella participan y muchos buenos amigos y amigas han quedado pendientes, con sus trabajos, para futuras publicaciones que, con el auspicio de UNICEF, verán la luz a lo largo de los próximos encuentros o, con mayor propiedad, foros.
Es, pues, abusando del tiempo y, sobre todo, de la generosidad, de estos nuevos Quijotes, a quienes hemos solicitado .su desinteresada colaboración, que iniciamos esta exploración por universo que, no por cotidiano, es menos fascinante.
Un mapa para la exploración
Asumir, en plenitud, la convicción de que niños y niñas tienen derecho a tener derechos, tal y como establece la Convención de los Derechos del Niño,4 nos debe hacer replantear nuestros seguros hábitos y rutinas, nuestras prácticas consolidadas en el quehacer comunicativo y educativo. El paso de objetos a sujetos de derechos, esto es, de individuos receptivos a entes actuantes, introduce, junto al para y el por, el con, el desde..., los niños y las niñas.
En su Artículo 12, la Convención propugna el derecho de todo niño o niña a la libertad de expresión, lo que implica la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo tipo, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o impresas, en forma artística o por cualquier otro medio elegido.
En nuestras sociedades "adultocéntricas", una pluralidad de voces permanece silenciada o deformada. Las de la infancia y la juventud forman parte de ese gran coro de ausentes. Para los más jóvenes habitantes del planeta, el ejercicio de la libertad de pensamiento, opinión y expresión, suele permanecer confinado a una "tierra-del-nuncajamás". La joven investigadora cubana Ailynn Torres nos propone una reflexión en la que educación, medios de comunicación y formación política se interceptan para concebir escenarios reales de participación social para la infancia y la juventud. Participación ciudadana, calidad de la programación televisiva y las mediaciones de los determinantes políticos e ideológicos es, también, y desde la realidad colombiana, fuente de preocupación para Borys Bustamante y Fernando Aranguren por convertir la televisión en espacio público de encuentro de los diversos movimientos sociales.
También desde la relación medios-ciudadanía, las brasileñas Denise Cogo y Deisimer Gorczevski focalizan su artículo en las acciones interculturales y transnacionales que, desde la óptica de la educación para la comunicación, pueden ser emprendidas a través de los medios de comunicación. A partir de un estudio de recepción, que involucra a jóvenes migrantes en las ciudades de Barcelona, España y Porto Alegre, Brasil, analizan el sentido que en ellos producen el imaginario que, sobre el tema de las migraciones, los medios de comunicación erigen y enuncian propuestas y prácticas de intervención dirigida a los medios, con el fin favorecer la construcción de ciudadanía en los grupos de migrantes transnacionales.
"¡Una ventana para ver el mundo!"... Con esta frase se ha caracterizado, primero, al cinematógrafo, más tarde, a la televisión, el video y las más recientes tecnologías de la comunicación...
Pero, ¿qué universos se abren ante sus miradas, en esos grandes o pequeños ventanales que hoy son los medios de comunicación audiovisual?
Una queja, constantemente repetida a lo largo de más de cien años, ha sido la formulada en relación con lo que los medios de comunicación social ponen a disposición de los más jóvenes espectadores.
El texto del Artículo 17 de la citada Convención de los Derechos del Niño no hace más que acoger el llamado hecho en incontables foros para que los medios asuman, con responsabilidad, la difusión de información y materiales que promuevan el bienestar social, espiritual, moral, físico y mental de los niños.
A contrapelo de este reclamo, no dejan de sucederse las recomendaciones y alertas sobre la necesidad de proteger al público y, fundamentalmente, a los niños, niñas
y adolescentes, de las imágenes de violencia gratuita, degradación humana y explotación sexual que cotidianamente los medios ofrecen.
Al cierre del pasado siglo un comunicador y educador argentino, Daniel Prieto Castillo, hablaba de determinadas formas de violencia presentes en los medios, y señalaba que no se correspondía con esa violencia explícita a la que generalmente se refieren investigaciones y discursos, cuando se habla de la relación de los públicos con la comunicación masiva. Entendida como abuso, uso indebido, como acto contrario al derecho del otro, la violencia adopta, según él, otras formas más sutiles, y por eso no menos eficaces, que entronizan un modelo autoritario, vertical y unidireccional de comunicación. Violencia hay, aún de "buena fe", cuando se trivializa, se omite, se oculta, se excluye, se silencia, se ignora, se reduce al espectáculo, se impone... 5 Es en esta línea de pensamiento donde podemos ubicar los artículos que nos proponen Ramón Reig y Rosalba Mancinas Chávez de la Universidad de Sevilla y el uruguayo Hermes Millán, radicado en la fronteriza ciudad de Tijuana, México.
En nuestros países, el grueso de la programación infantil y juvenil corresponde, de manera casi exclusiva, a producciones foráneas: filmes, seriales y dibujos animados norteamericanos y, en el caso de este último género, otros de procedencia japonesa. Muy poco conoce un niño de cómo viven, sueñan y sienten los niños de un país vecino y, mucho menos, de un país distante. Es común que tampoco sepan cómo viven, sueñan y sienten los que, diferentes de él o de ella -étnica, religiosa y culturalmente- comparten su propio país.
Resulta casi imposible, dadas las condiciones de mercado imperantes, ofrecerles a los niños una exhibición regular que incluya producciones de múltiples países. Para algunos, como para el español Roberto Aparici, un aspecto alarmante de la situación antes descrita, es lo que ha denominado totalitarismo invisible, consecuencia de la concentración de medios que se da a escala mundial y que, en su opinión, nos ofrece una sola manera de pensar y de entender los conflictos, así como de representar la realidad.6
Ante este panorama, la brasileña Beth Carmona nos reseña, en su artículo, la labor del Centro Brasileño de Medios de Comunicación para Niños y Adolescentes, MIDIATIVA, como alternativa que, como la autora describe, se ha trazado, como misión, promover la reflexión sobre la calidad de los producciones electrónicas para niñas, niños y adolescentes, y contribuir, de ese modo, a mejorar la programación que se le brinda a este público.
Otra perspectiva para encarar la producción audiovisual, en un trabajo en el que los niños y niñas son vistos como copartícipes del proceso, la encara la serie Pintacuentos, presentada en la televisión chilena, y que Yeidy Luz Rosa Ortiz nos ofrece, a partir de una entrevista sostenida con Ricardo González, director de este proyecto de investigación-acción, en el que escolares, maestros y familiares se hallaban involucrados.
Las inquietudes acerca de los efectos de las medios audiovisuales de comunicación, en especial, sobre los sectores considerados más vulnerables de la sociedad: los niños y los jóvenes, formuladas por periodistas, políticos, educadores, religiosos, padres de familia e investigadores sociales, se han reiterado una y otra vez, desde que las "imágenes en movimiento" pasaron a convertirse, de curiosidad de ferias en el entretenimiento de las grandes masas.
Si bien la omnipotencia de los medios y la pasividad del público fueron tempranamente cuestionadas por algunos estudiosos, no es sino en los años 50 del pasado siglo que se revierte el sentido de la pregunta de cara a la mass communication research: ¿Qué hacen los medios con los niños?, para interesarse en ¿qué hacen los niños con la televisión y con los medios en general?
En la década de los 80 se abre, con fuerza, un tránsito del modelo post positivista y de las teorizaciones sobre los efectos "fuertes" de los medios, a estrategias cualitativas de investigación, y a concepciones que se asientan en los paradigmas constructivistas, de usos y
gratificaciones, los Estudios Culturales y en la valoración de las Mediaciones en los procesos de recepción.
Las investigaciones se abren a la riqueza de conocimientos y satisfacciones, de saberes y placeres que el espectáculo audiovisual puede brindar, sin desdeñar aquellas que desde lo afectivo e inconsciente, han rescatado una relectura desprejuiciada de Bruno Bettelheim.'
En nuestras sociedades, un niño o una niña, como un nuevo Gulliver, acompaña su tiempo, sus juegos y ensoñaciones con aquellos gigantes que cobran vida en el espacio intermitentemente iluminado de la pantalla de cine o, más habitualmente, con aquellos otros de proporciones liliputienses encerrados, punto a punto, en los aparatos receptores. Pero ¿qué papel desempeñan los héroes televisivos en la imaginación de los más pequeños espectadores?, ¿cuáles son los usos que niños y niñas hacen de sus personajes favoritos en la vida cotidiana? Un acercamiento a estas interrogantes nos lo ofrece Maya Gótz, directora del Internationales Zentalinstitut für das Jugend- und Bildungsfernsenhen, IZI y del Prix Jeunesse Foundation.
La descripción puede resultar cotidiana. Frente al alumno: el maestro y el pizarrón. A un costado, la ventana, por donde salta y escapa la imaginación cuando el docente no es capaz de que héroes y fórmulas, océanos y gerundios, abran mil y un paisajes a la curiosidad del educando.
El cine y, más tarde, la televisión, el video, el ordenador..., han pretendido colocar nuevos horizontes ante el pupitre. Sin embargo, no pocas veces la mirada choca con espejos multiplicadores de monótonas rutinas. Entonces, las ventanas parecen encontrarse en otros lugares: en las pantallas que iluminan grandes salas oscuras o en el más íntimo rincón del hogar...
Del antagonismo entre razón y discurso lógico, por una parte, y entre lo imaginario y lo sensorial, por otra, es que se generan las complejas y no siempre exentas de tensión entre esas dos fuentes de influencias que significan la escuela y los medios: la de "escuela paralela", la "escuela" de los medios de comunicación, donde todavía hoy la televisión tiene el lugar preponderante, situada en franca oposición a la escuela tradicional, a la escuela de la lectura y la escritura, con sus asignaturas, programas y metodologías claramente definidos.8
La idea de que los medios de Ccomunicación son portadores de novísimos lenguajes que enriquecen las formas de intercambio simbólico entre los seres humanos, y de que la apropiación de estos lenguajes audiovisuales, desde las edades más tempranas, debe convertirse en una práctica pedagógica generalizada, fue ganando terreno y estableciendo los vínculos entre diferentes sectores de la Educación y los profesionales de la Comunicación, interesados en contribuir a la formación de un público activo, crítico y participativo ante el universo audiovisual y la realidad.
Desde la década del 60, fue configurándose todo un movimiento internacional, que se irradió por todo el mundo y contó, en sus inicios, con el respaldo de la UNESCO y diversas organizaciones de Comunicación. Una de las regiones más activa en cuanto al desarrollo de la Educación para la Comunicación ha sido la iberoamericana.
En esta tradición, se sitúan los artículos de la mexicana Luz Eugenia Aguilar González y la vasca Idoia Marcellan Baraze. La profesora de la Universidad de Guadalajara propone algunas estrategias para analizar los textos audiovisuales bajo la mirada de la intertextualidad como un instrumento pedagógico capaz de incrementar la recepción crítica de mensajes en niños y niñas. Desde Pamplona, se nos hace una formulación educativa que trasciende lo propiamente mediático para abarcar la complejidad de los diversos modos de expresión estética como materiales propicios para trabajar la capacidad crítica de los estudiantes.
Poner al alcance del público infantil y juvenil opciones diferentes a las que acostumbran ver en las salas cinematográficas comerciales o en las habituales programaciones televisivas, ha sido una opción movilizadora de quienes consideran que la programación
audiovisual debe ser un espacio de enriquecimiento espiritual, que ensanche el horizonte a los diferentes pueblos y culturas y, con ello, enriquecer gustos y hábitos, cuestionar estereotipos y acercarse a vastos sectores de la población.
La organización de muestras y festivales nacionales o internacionales de cine y el audiovisual se enmarcan en estos empeños, a veces titánicos, emprendidos por iniciativa personal o de pequeños grupos, generalmente, sin mayores recursos económicos, escaso apoyo de las instituciones oficiales y a contracorriente de los intereses de las grandes cadenas que controlan la exhibición.
Sueños efímeros o realidades consolidadas, esfuerzos aislados e inconexos o intentos por crear redes de difusión y multiplicación; perdidas estrellas fugaces o luminosos puntos de encuentro con una mayor o menor estabilidad, estos festivales o muestras son otra de las variadas facetas de la gestión de nuevos espacios que propicien el vuelo de las potencialidades y capacidades creativas de las nuevas generaciones.
Desde México, Liset Cotera reflexiona sobre lo que es el cine para niños y con una experiencia de 13 años nos cuenta cómo un Festival de Cine puede ser para niños... y no tan niños. Itinerante por la andina ciudad de Quito anda, desde hace seis agostos, Chulpicine, un festival para la infancia y la juventud que, pese a la modestia de su nombre (chulpi designa, en quichua, a un pequeño maíz), es grande en sus intenciones. Un Kolibrí vuela, hace apenas un año, intentando el diálogo de la diversidad cultural con los niños, niñas y jóvenes de la alta ciudad de la Paz, y es que, coincidentemente, el fomento de una Cultura de Paz, sustentada en el reconocimiento y respeto a ese gran calidoscopio de pueblos, costumbres y culturas que integran el paisaje humano, es uno de los afanes de Liliana de la Quintana, Producciones NICOBIS y la Fundación Semillas de Cultura en su novel Festival.
Aunque lejano en la distancia, el Festival Prix Jeunesse International se halla muy cercano a América Latina. Reconocido por promover una televisión de calidad para
un público comprendido hasta los 15 años, sus citas bienales en Munich han sido, paradójicamente y desde hace más de una década, punto de encuentro y forja de aspiraciones y proyectos de, lo que es ya, una verdadera unión latinoamericana. Prueba de ello, la celebración, desde 2003, en Santiago de Chile y también en años alternos, del Festival Prix Jeunesse Iberoamericano. La Alianza Latinoamericana (ALA), agrupación de productoras y canales públicos de ocho países de la región, empeñados en mejorar la calidad de la programación, dirigida a la infancia y la juventud, y propiciar el intercambio internacional, fue esbozada y tiene su punto de cita en la ciudad bávara. Por otra parte, "maletas" viajeras organizadas por la Fundación Prix Jeunesse han diseminado entre profesionales de los medios, educadores, investigadores, familias y entre los propios niños y niñas de los más variados países, lo mejor de la producción televisiva que, para niños, niñas y adolescentes, se produce a escala mundial y forman parte de la programación de muchos de los festivales latinoamericanos. La incansable Kirsten Schneid nos resume el quehacer de esta institución.
Una simiente en el Universo
Un guerrero siux, participante de la batalla de Little Big Horn y testigo, más tarde, de la muerte de Caballo Loco y la matanza de los dakotas en Wounded Knee, narró, en 1931, las visiones que de niño había tenido, al visitar, en viaje extásico, el mundo secreto de los Seis Antepasados, la montaña más alta del mundo.
En su Gran Visión, Alce Negro, luego de cabalgar por los lugares donde vive el gran gigante blanco y aquel donde el sol luce siempre, e ir hacia el sitio al que siempre se mira y a la zona en la que viven los seres del trueno, vio, de modo sagrado, con el espíritu, las formas de las cosas, y la forma de todas las formas que deben vivir juntas como un solo ser.
Y advirtió, nos cuenta, que el aro sacro de su pueblo era uno de los muchos aros que constituían un círculo, amplio como la luz del día y el resplandor de las estrellas,
y en el centro había un poderoso árbol florido que cobijaba a todos los hijos de madre y padre. Y observó que era santo.
Durante estos años, hemos sembrado, entre todos y todas, en el fértil terreno que nos ofrece el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, la simiente de ese árbol.
Un árbol plantado al centro del Universo o, al menos, del universo audiovisual de nuestros niños y niñas, para que, y como también reza una plegaria Ojibwa, nuestros ojos perciban siempre las púrpuras y encendidas puestas del sol, que nuestras manos respeten las cosas que se han creado y nuestros oídos tengan la agudeza para que puedan oír sus voces.
Pablo Ramos Rivero
Pensar, proclama la razón cartesiana, es la condición del existir. Desde sus inicios, el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano asumió este aserto.
Anfitrión cómplice de un movimiento que había tenido en Viña del Mar su punto de convergencia, el Festival habanero dio continuidad, 12 años después, a la línea cuestionadora iniciada por aquel núcleo de cineastas, quienes con ideas en la cabeza y cámaras -y, a veces, fusiles- en las manos, pretendían transformar la realidad de una convulsionada Latinoamérica. La marea que, desde Europa, traía "nuevas olas" impugnadoras del modo de hacer hollywoodiense, se reencauzaba dentro de un ambiente radicalizado, que ponía en solfa -desde la cultura, la educación, la política o la teología- todo lo humano y lo divino.
Corrientes renovadoras como la Educación Popular, la Teología de la Liberación y el propio Nuevo Cine Latinoamericano, fueron, más que discursos, prácticas que nutrieron reflexiones y quehaceres que, a fines de los 70, encontraron un lugar de inserción en el debate por un reordenamiento más equilibrado de los flujos informativos y comunicativos.
Justamente, en septiembre de 1979, pocos meses antes del primer Festival, La Habana fue sede de la Eta. Conferencia de Jefes de Estado o Gobierno de los Países No Alineados. La creación de un Nuevo Orden Internacional de la Información y la Comunicación fue uno de sus principales énfasis.
No es casual, entonces, que el tema con que se iniciaban los seminarios en las jornadas cinematográficas fuera "El papel de las transnacionales y la penetración cultural imperialista en América Latina".
Arte, comunicación, cultura, identidad han sido vasos comunicantes de estos espacios de encuentros y diálogos, de mixtura entre razón teórica y razón práctica.
De los flujos informativos al neoliberalismo, de la poética cinematográfica a la hibridación tecnológica, de la latinidad (dondequiera que ésta se halle) a la aldea global, disímiles han sido los hilos de la trama y urdimbre tejidas, a lo largo de estos 30 años, por los distintos seminarios.
Seminarios entendidos no como asépticos laboratorios académicos, ni como amurallada institución escolástica, sino que reclaman, para sí, la acepción más fértil, la de ser semilleros, puntos de partida para la forja de proyectos, para el mirar y el andar hacia el horizonte.
Es en este ambiente de debates, donde nacen los encuentros El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano.
Encuentros cercanos en el universo audiovisual
Desde el cíclico crash de un disco a 78 revoluciones por minuto o de la intermitencia de 24 fotogramas por segundo, un morocho de oscuro origen -¿francés, uruguayo, argentino?-, intentó convencernos de que "veinte años no es nada".
Para los amigos y amigas que, a lo largo de algo más de dos décadas, se han sumado al tejido de los encuentros El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano, 20 años han sido "algo".
Han dado vida a la actividad teórica de más larga y sistemática trayectoria dentro del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano.
Han generado una entrañable red de proyectos y afectos comunes que prolonga a nuestra América allende el Océano para abrazar a colegas de Europa y África.
Y es que, como comunicadores lo sabemos. Ninguna mediación tecnológica, por muy sofisticada que sea, ha podido, al menos hasta el presente, sustituir el contacto personal, cara a cara. Del apretón de manos, del abrazo, del diálogo en el pasillo, del chiste en la sobremesa, del disfrute de un "mojito", de una cerveza o de una “caipirinha", del paseo por la parte nueva o vieja de una ciudad a ras del mar o a miles de metros sobre su nivel, brotan o se consolidan amistades y proyectos que ambicionan atrapar la Utopía.
Este es uno de los grandes milagros que se producen en los foros de profesionales, más allá de las doctas y siempre necesarias intervenciones, más o menos magistrales.
Y este ha sido el principal "milagro" de los encuentros El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano.
Sin embargo, y como suele ocurrir en incontables ocasiones, su surgimiento, tuvo un origen fortuito.
El colectivo que, en 1986, integraba el Departamento de Investigaciones del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, ICAIC, distribuyó, entre los delegados del 80 Festival, un suelto mimeografiado (para muchos jóvenes lectores este término resultará prácticamente desconocido), convocando a una reunión sobre la investigación social aplicada a la Comunicación.
Al llamado acudió un reducido, pero entusiasta, grupo de investigadores y promotores culturales de Argentina, Bolivia, Cuba y Perú. La carencia en las pantallas de nacionales de obras de calidad para la niñez y la juventud, la indiferencia de las autoridades responsables en materia de comunicación, el voluntarismo y la ausencia del diálogo necesario entre los medios de comunicación, la escuela y la familia, así como el impacto del cine, la televisión y el video en el espectador infantil, se destacaron como problemas que afectaban, en mayor o menor medida, a todos nuestros países. Como resultado de esta cita, se remitió a la dirección del Festival la propuesta de realizar un seminario en torno a los problemas relacionados con la producción y distribución de materiales audiovisuales para niños y jóvenes, así como los relativos a la Educación para la Comunicación.
Al siguiente año, un anuncio publicado en el boletín Tribuna del Festival logró una mayor convocatoria y, de esta forma, la solicitud fue reiterada en el 90 Festival, luego de una reunión de trabajo, en la que participó una docena de personas, entre investigadores, realizadores, cine-clubistas y educadores de Argentina, Brasil, Colombia, Cuba y México, así como un representante de la Organización Católica Internacional de Cine en Cuba (OCIC-Cuba).
Por fin, en 1988, con el visto bueno del Comité de Cineastas para América Latina y la presidencia del Festival de Cine, se celebró oficialmente el primer encuentro El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano como parte de las actividades principales del 100 Festival.
Ese primer encuentro intentó ser sólo eso: un encuentro informal donde se discutiera, de manera franca y abierta, el amplio espectro de problemas concernientes a los vínculos entre la comunicación audiovisual y los públicos infantiles y juveniles.
El ir y venir de cartas (¡con sobres y estampillas postales!), telegramas, cablegramas, telex y faxes (¡cómo han mutado las comunicaciones!), lograron superar todas las expectativas y el espacioso salón de la legendaria Biblioteca del ICAIC se vio abarrotado de colegas venidos de los más diversas latitudes.
Las sesiones de trabajo se centraron en los tres puntos que han marcado la agenda de los encuentros posteriores:
Situación de la producción y distribución de materiales audiovisuales para niñas, niños y jóvenes de Iberoamérica, como elementos de identidad cultural.
-Características e impacto de la programación dirigida a estos públicos, así como el impacto de las nuevas tecnologías de comunicación e información.
Posibilidades y alternativas de la educación para la comunicación en el contexto de la formación ciudadana.
En la Declaración Final del evento, los participantes sugirieron se dedicara un espacio permanente al análisis de estos temas durante los venideros festivales de cine de La Habana.
No dejaron de ser significativo dos de los resultados, dados a conocer en la noche de clausura del Festival: uno, que el Coral que en aquel entonces se otorgaba a la mejor película infantil haya sido declarado desierto; el otro, que el Primer Premio Coral en la categoría documental fuese otorgado a Cien niños esperando un tren, filme donde Ignacio Agüero mostraba la labor de una mujer, Alicia Vega, que con la fe y la pasión de un apostolado, intentaba llevar la educación cinematográfica a chicos y chicas de barrios marginales de Santiago de Chile.
Lo primero apuntaba hacia las dificultades que, en nuestros países, debe encarar la producción de obras audiovisuales dirigida a la niñez; lo segundo, hacia la necesidad de emprender experiencias educativas que propicien la participación activa de niños y niñas ante el lenguaje audiovisual.
Al conmemorarse, en 1989, el Centenario de la Edad de Oro, publicación que José Martí dirigiera a los niños y niñas de Nuestra América, la Dirección del Festival de Cine propició la realización de una segunda edición del encuentro, estableciéndose con ella una tradición que se ha mantenido hasta el presente.
El año 1991 tuvo la peculiaridad de dar cabida a dos ocasiones para el intercambio: La celebración del Cuarto Encuentro, cuya sede fue el 2do. Festival de Cine Infantil de Ciudad Guayana, Venezuela, y el Quinto Encuentro, nuevamente en La Habana. En esta oportunidad el Encuentro tuvo por base las Recomendaciones de la Reunión de Expertos de Alto Nivel de América Latina y el Caribe El espacio audiovisual latinoamericano y caribeño en el umbral del tercer milenio, efectuado en marzo del propio año en Ciudad de México.' Entre el conjunto de recomendaciones se destaca la necesidad de implementar una alfabetización para los lenguajes que las nuevas tecnologías de información y comunicación potencian. Es también en este Quinto Encuentro donde surge la propuesta de integrar la Red El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano o Red UNIAL, concebida como una unión de voluntades de diversas personas e instituciones que, sin fines de lucro, intentan desarrollar un proyecto de educación audiovisual que tenga como fundamento el respeto de la creatividad, la libertad y la expresividad del niño y el joven, y su identificación con valores que les son propios.
En 1995 y, por segunda oportunidad, el encuentro viajó a nuestro continente para comenzar con unas jornadas previas en la equinoccional ciudad de Quito, Ecuador.
Los hilos de una Red
Las acciones que, desde el comienzo, fueron emprendidas desde la Red UNIAL han recabado el apoyo de todas las instituciones nacionales e internacionales que puedan propiciar el crecimiento de la producción audiovisual como alternativa a la avalancha de programas ajenos a las realidades latinoamericanas. A su vez, se ha propuesto la inserción de la Educación para la Comunicación en ámbitos formales y no formales, y el estímulo de aquellas investigaciones que brinden un conocimiento de las características y repercusión de los productos audiovisuales en el sector más joven de la población.
Las relaciones propiciadas por la Red UNIAL han cuajado en proyectos regionales o internacionales en diversas esferas. Así, en 1995, ejecutó para la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la UNESCO (ORCALC), el Proyecto Génesis, de producción multimedia, que contó con el co-auspiciado de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano. Durante 1996-97, coordinó el Diagnóstico sobre la situación del Video Popular en América Latina y el Caribe para el área de Comunicación de la Oficina Regional del Caribe de la UNESCO. En el 2002, facilitó la incorporación de cuatro países (Argentina, Chile, Colombia y Cuba) en el proyecto internacional Open a Door, auspiciado por la entidad inglesa Ragdooll Ltd., con el propósito de promover el conocimiento intercultural entre los menores.
Con la Organización Católica Latinoamericana y Caribeña (OCLACC), la Red UNIAL participó, durante el período 1999 - 2001; en la sistematización de experiencias latinoamericanas de Educación para la Comunicación, lo que se vio plasmado en la publicación en formato digital Tres décadas de Educomunicación en América Latina: Los caminos del Plan DENI². También colabora con su Red Latinoamericana y Caribeña de Educomunicación, y en la edición del Boletín Digital Educ@)m, para la difusión de experiencias y reflexiones en torno a la Educación para la Comunicación. La Red UNIAL, junto a la Universidad de Tijuana, México, coordina, desde el 2003, la Cátedra Iberoamericana sobre la Niñez y su Universo Audiovisual, que ha celebrado dos eventos internacionales y varios talleres de capacitación. A su vez, la Red UNIAL ha participado en el auspicio de eventos sobre esta temática desarrollados en Brasil, Chile, Cuba, Ecuador y Venezuela, y en la organización de las Cumbres Mundiales sobre Medios y Niños de 2004 y 2007, que han tenido por sedes, respectivamente, a Río de Janeiro y Sudáfrica.
Es a partir de las reflexiones y el ambiente, promovidos por los encuentros El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano que los propósitos de emprender un trabajo conjunto y coordinado en aras de la Educación para la Comunicación adquiere, en Cuba, un carácter más concreto e integrado a los esfuerzos, llevados a cabo en el área iberoamericana. Como ejemplo de lo dicho, y desde 1998, la Red ejecuta el Proyecto Géminis, cuyo objetivo es el de gestar procesos de comunicación participativa y comunitaria a partir de la acción protagónica de grupos de niños, niñas y adolescentes.
A dos años de su fundación, la Red UNIAL fue reconocida por la Décima Conferencia Regional de Comisiones de la UNESCO para América Latina y el Caribe, como una iniciativa capaz de promover políticas audiovisuales de carácter cultural en la Región. Ese mismo año, 1993, el Documento 27C/DR.42 presentado en París a la 27a Conferencia General de la UNESCO, destacó la emergencia de la Red UNIAL entre el conjunto de valiosas experiencias desarrolladas en América Latina y el Caribe en favor de la formación de un espectador activo, creativo, participativo y crítico ante los medios audiovisuales.
En 1994, y teniendo en consideración el cúmulo de ponencias y experiencias presentadas así como las muestras audiovisuales exhibidas y los talleres impartidos, el Ministerio de Cultura concedió a los encuentros El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano la condición de Servicio Científico Destacado. Por su parte, la Universidad de La Habana le otorgó el Sello Conmemorativo José Manuel Valdés Rodríguez, en 1999. Más acá en el tiempo, la International Clearinghouse on Children and Violence on the Screen, auspiciada por la UNESCO, incluyó la Red UNIAL entre los ejemplos de redes u organizaciones latinoamericanas que promueven la Educación para los Medios y participación de la niñez.3
Un nuevo impulso para las labores de la Red y los propios encuentros lo dio Alfredo Guevara, Presidente del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, durante la clausura, en diciembre de 2003, del 250 Festival, al expresar el propósito de que este grupo de trabajo, considerado como una plataforma de observación permanente, llegara al 260 Festival con nuevos estudios, investigaciones, experiencias y proposiciones.
En mayo de 2004, la Junta Directiva del Centro Félix Varela, Organización no Gubernamental cubana, concedió a la Red y a los encuentros El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano, una de las cinco distinciones anuales que llevan el nombre de Elena Gil, relevante humanista latinoamericana. Estas distinciones son conferidas a personas y/o instituciones que se destaquen en la promoción de un sistema de valores basados en el amor, la dignidad, la justicia social y la solidaridad, propiciando el cambio a favor de una sociedad libre de miserias y alienación.
Durante la celebración, en 2006, del Vigésimo Encuentro, le fueron otorgados sendos reconocimientos: uno, del Proyecto Palomas, por considerarlo un espacio para el fomento de la cultura de paz; el otro, de la Oficina en Cuba del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, por sus 20 años de historia.
El honor de honrar
Por dos ocasiones la Red UNIAL ha entregado reconocimientos a la trayectoria y el aporte de personas, proyectos e instituciones que han abierto espacios de participación a la niñez y la adolescencia en los procesos de comunicación.
Los reconocimientos han consistido en diplomas y obras digitales elaboradas por niños entre los 7 y 12 años, participantes del Proyecto Arte Digital Infantil, auspiciado por el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.
En su primera oportunidad, durante el Decimoséptimo Encuentro El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano, 2003, los estímulos fueron otorgados a la Oficina en Cuba de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), por la labor de promoción de proyectos de participación de la niñez y la juventud en programas de salud; a la empresa británica Ragdooll Ltd., por su serie Open a Door, que promueve el intercambio de programas de televisión infantil en el mundo; a la Fundación Arcandina, de Ecuador, por su experiencia en integrar la televisión con las nuevas tecnologías a favor de la educación ambiental y a la realizadora de televisión cubana Iraida Malberti por su ejecutoria en pro de una televisión infantil de calidad.
En 2005 y a partir de una convocatoria librada, se recibieron un total de 18 proyectos y experiencias que optaban por el Reconocimiento UNIAL. La selección fue hecha a partir de la consulta a especialistas e investigadores asociados a la Red y tuvo en cuenta el involucrar, de manera protagónica, a niños y adolescentes en procesos de comunicación-educación, así como el de mostrar la diversidad cultural de nuestros países.
Los ocho proyectos seleccionados fueron:
-Ventana a mi Comunidad, serie de videos emprendidos por la Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe (CGEIB), de la Secretaría de Educación Pública de México, en su esfuerzo por promover la educación intercultural en todos los niveles de la población.
-Con voz propia, serie de cortos coproducidos por Nicobis, UNICEF, Visión Mundial para la Alianza Boliviana con la Niñez y Adolescencia de Bolivia, destacan, como su propio nombre indica, la importancia de tener voz propia desde niño, de ser escuchado, de luchar por sus derechos, de demandar respeto y ser ampliamente tenidos en cuenta. -Un minuto por mis derechos, de la Fundación Kine Cultural y Educativa, Argentina, proyecto que convocara a adolescentes entre 14 y 21 años a expresarse de forma creativa y amplia sobre sus derechos a través del lenguaje audiovisual y mediante la realización de videos de 1 mínuto de duración. Durante 2005, se realizaron 14 talleres de 4 meses de duración en los que más de 350 adolescentes de Jujuy, Chaco, Tucumán, Neuquén y Buenos Aires compartieron espacios de diálogo sobre sus deseos, realidades y problemas, reflexionaron en torno a sus derechos y se capacitaron en producción audiovisual.
-Neuroníal es un programa producido por los alumnos del Centro de Producción de TV y Video (CPTV), del Colegio Marista Sáo José, Río de Janeiro, con el objetivo de llevar al conocimiento de los jóvenes la cultura de la ciudad de Conservatória, distrito municipal de Valenga, respetando y valorando la inteligencia de los jóvenes. -Rede Jovem de Cidadania, proyecto coordinado por la Associao;áo Imagem Comunitária (AIC), Belo Horizonte, Brasil, que involucraba a más de 800 participantes de toda la ciudad de Belo Horizonte en una red de comunicación y cultura para la ciudadanía con dos frentes de acción: un programa de formación y producción en comunicación comunitaria, y un programa de talleres de comunicación comunitaria en escuelas públicas, en el cual, durante el primer semestre de 2005, unos 400 adolescentes y jóvenes desarrollaron proyectos de comunicación y promovieron intercambios entre escuelas. -Proyecto de Educación Ciudadana: "Niñ@s y adolescentes unid@s por un proyecto de vida mejor", liderado en Guayaquil, Ecuador, por CEFOCINE, se trazaba, como objetivo principal consolidar un proceso de participación ciudadana de niños, niñas y adolescentes que contribuya al ejercicio y exigibilidad de sus derechos conforme lo establece el Código de la Niñez y Adolescencia, así como el Plan Nacional Decenal de Protección Integral a la Niñez y Adolescencia.
-La Fundación Chulpicine, también de Ecuador, inició su trabajo en 2002 con la primera edición del Festival de Cine Infantil y Juvenil en la ciudad de Quito. La acogida de este proyecto permitió instaurar el Festival como una cita anual durante los meses de agosto y septiembre, llevando una propuesta audiovisual, educativa y de entretenimiento a lugares que cuentan con escaso acceso a actividades culturales. Chulpicine se constituye legalmente como una Fundación cultural y educativa, sin fines de lucro ni afiliación política o religiosa, a partir de junio de 2004, con el objetivo de realizar un trabajo permanente, ejecutando nuevos proyectos culturales y educativos, siempre enmarcados en la difusión y promoción de las artes.
-El Festival de Cortometrajes Escolares y Juveniles organizado por la Asociación de Comunicadores PortaVoz Perú, en la ciudad de Lima, con el propósito de fomentar la creatividad audiovisual en los escolares, así como el trabajo en equipo. De igual forma, instituir un espacio donde los escolares puedan mostrar sus trabajos.
Con estos reconocimientos, la Red UNIAL ansía estimular, divulgar y vincular las distintas iniciativas que, a lo largo y ancho de nuestra continente y sus islas, integran a jóvenes y adolescentes, niños y niñas en escuelas, comunidades, agrupaciones o redes, para, apropiándose de añejas o novísimas tecnologías, preservar y enriquecer, desde la audiovisualidad, nuestros perfiles identitarios.
Un universo en expansión
Hasta la fecha, han sido presentadas, en los encuentros El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano, más de 250 ponencias de representantes de instituciones académicas, centros de investigación, entidades internacionales, organismos estatales o gubernamentales, productoras de cine y televisión, y organizaciones no gubernamentales de Alemania, Argentina, Bélgica, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, España, Estados Unidos, Italia, México, Nicaragua, Países Bajos, Panamá, Perú, Reino Unido, Suecia, Sudáfrica, Venezuela, Uruguay, así como de delegados de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Organización Panamericana de la Salud (OPS), Centro Internacional de Filmes para la Infancia y la Juventud (CIFEJ), Fundación Prix Jeunesse Internacional, Organización Católica Internacional de Cine OCIC, la Organización Católica Internacional de Radio y Televisión UNDA, Asociación Católica Mundial para la Comunicación (SIGNIS, que actualmente agrupa a OCIC y UNDA), Organización Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (OCLACC), Unión Católica Latinoamericana y Caribeña de Prensa (UCLAP), entre otras. De forma paralela, se han efectuado unos 60 talleres impartidos por prestigiosos especialistas de América Latina y Europa, y exhibido muestras de filmes y programas para la niñez y la adolescencia. De ellas, se ha hecho habitual, a partir de 1997, una selección de programas presentados en los Festivales Internacionales Prix Jeunesse que cada 2 años tienen lugar en Munich.
Luego de 21 ediciones los encuentros El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano arribaron a su "adultez". Por tal razón, y con la finalidad de dar una mayor visibilidad al tema de la infancia y la adolescencia en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano los encuentros pasan a formar parte, desde 2007, de un amplio conjunto de actividades que se integran en el Foro Internacional la Niñez y su Universo Audiovisual.
Así, junto a los esperados debates sobre las relaciones que establecen los más jóvenes públicos con los medios y tecnología de comunicación, la presentación de experiencias de Educación para la Comunicación y las
y de ,las diversas opciones de talleres, el Foro incluye, además, la Muestra Internacional de Filmes para la Niñez y la Adolescencia Para todas las edades, integrada por una selección de filmes de diversas procedencias, muchos de ellos con destacados lauros, junto a obras de Latinoamérica que participan del Festival, de la que un jurado de escolares otorgará el premio Garabato. Con esta muestra, tanto el Foro como el Festival quieren propiciar un espacio para el disfrute de toda la familia y para esa familia ampliada que es la escuela.
Forma, también, parte del Foro, la Muestra Los mil rostros de los olvidados, conformada por filmes de ficción o documentales que abordan las diversas -y, a veces, dramáticas-, condiciones de la niñez en el mundo. De esta muestra, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia entrega el Premio UNICEF a aquella realización que con mayor calidad estética refleje los anhelos planteados en la Convención sobre los Derechos del Niño.
Para la edición de 2008 se ha programado, además, la Muestra Mirada en contrapicado, conformada por obras realizadas por niños, niñas y adolescentes de diversos países y, con ello, reconocer sus derechos a la expresión, comunicación y participación, y propiciar un diálogo intra e intergeneracional, multi e intercultural.
Nacidos en las postrimerías de un siglo, signado por el derrumbe de muros, estos encuentros llegan a su plena juventud en tiempos donde, en torno a usurpadas fronteras, viejas o nuevas, al Oeste o al Este, se levantan nuevos muros de intolerancia y exclusión. Quizás de ahí le venga su vocación de construir, con ideas e imágenes, puentes sobre los cuales niñas y niños, de aquí y de allá, se estrechen en el abrazo múltiple y diverso de las culturas.
No puede concebirse la existencia de los encuentros El Universo Audiovisual del Niño Latinoamericano, ni de la Red UNIAL, sin los esfuerzos desinteresados que han desplegado y continúan desplegando entusiastas investigadores, artistas, maestros, promotores culturales, en fin, de hombres y mujeres de buena voluntad, a lo largo de todos estos años.
De ello, dan fe los trabajos que se incluyen en esta compilación. Lamentablemente, obvias razones han limitado el número de autores que en ella participan y muchos buenos amigos y amigas han quedado pendientes, con sus trabajos, para futuras publicaciones que, con el auspicio de UNICEF, verán la luz a lo largo de los próximos encuentros o, con mayor propiedad, foros.
Es, pues, abusando del tiempo y, sobre todo, de la generosidad, de estos nuevos Quijotes, a quienes hemos solicitado .su desinteresada colaboración, que iniciamos esta exploración por universo que, no por cotidiano, es menos fascinante.
Un mapa para la exploración
Asumir, en plenitud, la convicción de que niños y niñas tienen derecho a tener derechos, tal y como establece la Convención de los Derechos del Niño,4 nos debe hacer replantear nuestros seguros hábitos y rutinas, nuestras prácticas consolidadas en el quehacer comunicativo y educativo. El paso de objetos a sujetos de derechos, esto es, de individuos receptivos a entes actuantes, introduce, junto al para y el por, el con, el desde..., los niños y las niñas.
En su Artículo 12, la Convención propugna el derecho de todo niño o niña a la libertad de expresión, lo que implica la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo tipo, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o impresas, en forma artística o por cualquier otro medio elegido.
En nuestras sociedades "adultocéntricas", una pluralidad de voces permanece silenciada o deformada. Las de la infancia y la juventud forman parte de ese gran coro de ausentes. Para los más jóvenes habitantes del planeta, el ejercicio de la libertad de pensamiento, opinión y expresión, suele permanecer confinado a una "tierra-del-nuncajamás". La joven investigadora cubana Ailynn Torres nos propone una reflexión en la que educación, medios de comunicación y formación política se interceptan para concebir escenarios reales de participación social para la infancia y la juventud. Participación ciudadana, calidad de la programación televisiva y las mediaciones de los determinantes políticos e ideológicos es, también, y desde la realidad colombiana, fuente de preocupación para Borys Bustamante y Fernando Aranguren por convertir la televisión en espacio público de encuentro de los diversos movimientos sociales.
También desde la relación medios-ciudadanía, las brasileñas Denise Cogo y Deisimer Gorczevski focalizan su artículo en las acciones interculturales y transnacionales que, desde la óptica de la educación para la comunicación, pueden ser emprendidas a través de los medios de comunicación. A partir de un estudio de recepción, que involucra a jóvenes migrantes en las ciudades de Barcelona, España y Porto Alegre, Brasil, analizan el sentido que en ellos producen el imaginario que, sobre el tema de las migraciones, los medios de comunicación erigen y enuncian propuestas y prácticas de intervención dirigida a los medios, con el fin favorecer la construcción de ciudadanía en los grupos de migrantes transnacionales.
"¡Una ventana para ver el mundo!"... Con esta frase se ha caracterizado, primero, al cinematógrafo, más tarde, a la televisión, el video y las más recientes tecnologías de la comunicación...
Pero, ¿qué universos se abren ante sus miradas, en esos grandes o pequeños ventanales que hoy son los medios de comunicación audiovisual?
Una queja, constantemente repetida a lo largo de más de cien años, ha sido la formulada en relación con lo que los medios de comunicación social ponen a disposición de los más jóvenes espectadores.
El texto del Artículo 17 de la citada Convención de los Derechos del Niño no hace más que acoger el llamado hecho en incontables foros para que los medios asuman, con responsabilidad, la difusión de información y materiales que promuevan el bienestar social, espiritual, moral, físico y mental de los niños.
A contrapelo de este reclamo, no dejan de sucederse las recomendaciones y alertas sobre la necesidad de proteger al público y, fundamentalmente, a los niños, niñas
y adolescentes, de las imágenes de violencia gratuita, degradación humana y explotación sexual que cotidianamente los medios ofrecen.
Al cierre del pasado siglo un comunicador y educador argentino, Daniel Prieto Castillo, hablaba de determinadas formas de violencia presentes en los medios, y señalaba que no se correspondía con esa violencia explícita a la que generalmente se refieren investigaciones y discursos, cuando se habla de la relación de los públicos con la comunicación masiva. Entendida como abuso, uso indebido, como acto contrario al derecho del otro, la violencia adopta, según él, otras formas más sutiles, y por eso no menos eficaces, que entronizan un modelo autoritario, vertical y unidireccional de comunicación. Violencia hay, aún de "buena fe", cuando se trivializa, se omite, se oculta, se excluye, se silencia, se ignora, se reduce al espectáculo, se impone... 5 Es en esta línea de pensamiento donde podemos ubicar los artículos que nos proponen Ramón Reig y Rosalba Mancinas Chávez de la Universidad de Sevilla y el uruguayo Hermes Millán, radicado en la fronteriza ciudad de Tijuana, México.
En nuestros países, el grueso de la programación infantil y juvenil corresponde, de manera casi exclusiva, a producciones foráneas: filmes, seriales y dibujos animados norteamericanos y, en el caso de este último género, otros de procedencia japonesa. Muy poco conoce un niño de cómo viven, sueñan y sienten los niños de un país vecino y, mucho menos, de un país distante. Es común que tampoco sepan cómo viven, sueñan y sienten los que, diferentes de él o de ella -étnica, religiosa y culturalmente- comparten su propio país.
Resulta casi imposible, dadas las condiciones de mercado imperantes, ofrecerles a los niños una exhibición regular que incluya producciones de múltiples países. Para algunos, como para el español Roberto Aparici, un aspecto alarmante de la situación antes descrita, es lo que ha denominado totalitarismo invisible, consecuencia de la concentración de medios que se da a escala mundial y que, en su opinión, nos ofrece una sola manera de pensar y de entender los conflictos, así como de representar la realidad.6
Ante este panorama, la brasileña Beth Carmona nos reseña, en su artículo, la labor del Centro Brasileño de Medios de Comunicación para Niños y Adolescentes, MIDIATIVA, como alternativa que, como la autora describe, se ha trazado, como misión, promover la reflexión sobre la calidad de los producciones electrónicas para niñas, niños y adolescentes, y contribuir, de ese modo, a mejorar la programación que se le brinda a este público.
Otra perspectiva para encarar la producción audiovisual, en un trabajo en el que los niños y niñas son vistos como copartícipes del proceso, la encara la serie Pintacuentos, presentada en la televisión chilena, y que Yeidy Luz Rosa Ortiz nos ofrece, a partir de una entrevista sostenida con Ricardo González, director de este proyecto de investigación-acción, en el que escolares, maestros y familiares se hallaban involucrados.
Las inquietudes acerca de los efectos de las medios audiovisuales de comunicación, en especial, sobre los sectores considerados más vulnerables de la sociedad: los niños y los jóvenes, formuladas por periodistas, políticos, educadores, religiosos, padres de familia e investigadores sociales, se han reiterado una y otra vez, desde que las "imágenes en movimiento" pasaron a convertirse, de curiosidad de ferias en el entretenimiento de las grandes masas.
Si bien la omnipotencia de los medios y la pasividad del público fueron tempranamente cuestionadas por algunos estudiosos, no es sino en los años 50 del pasado siglo que se revierte el sentido de la pregunta de cara a la mass communication research: ¿Qué hacen los medios con los niños?, para interesarse en ¿qué hacen los niños con la televisión y con los medios en general?
En la década de los 80 se abre, con fuerza, un tránsito del modelo post positivista y de las teorizaciones sobre los efectos "fuertes" de los medios, a estrategias cualitativas de investigación, y a concepciones que se asientan en los paradigmas constructivistas, de usos y
gratificaciones, los Estudios Culturales y en la valoración de las Mediaciones en los procesos de recepción.
Las investigaciones se abren a la riqueza de conocimientos y satisfacciones, de saberes y placeres que el espectáculo audiovisual puede brindar, sin desdeñar aquellas que desde lo afectivo e inconsciente, han rescatado una relectura desprejuiciada de Bruno Bettelheim.'
En nuestras sociedades, un niño o una niña, como un nuevo Gulliver, acompaña su tiempo, sus juegos y ensoñaciones con aquellos gigantes que cobran vida en el espacio intermitentemente iluminado de la pantalla de cine o, más habitualmente, con aquellos otros de proporciones liliputienses encerrados, punto a punto, en los aparatos receptores. Pero ¿qué papel desempeñan los héroes televisivos en la imaginación de los más pequeños espectadores?, ¿cuáles son los usos que niños y niñas hacen de sus personajes favoritos en la vida cotidiana? Un acercamiento a estas interrogantes nos lo ofrece Maya Gótz, directora del Internationales Zentalinstitut für das Jugend- und Bildungsfernsenhen, IZI y del Prix Jeunesse Foundation.
La descripción puede resultar cotidiana. Frente al alumno: el maestro y el pizarrón. A un costado, la ventana, por donde salta y escapa la imaginación cuando el docente no es capaz de que héroes y fórmulas, océanos y gerundios, abran mil y un paisajes a la curiosidad del educando.
El cine y, más tarde, la televisión, el video, el ordenador..., han pretendido colocar nuevos horizontes ante el pupitre. Sin embargo, no pocas veces la mirada choca con espejos multiplicadores de monótonas rutinas. Entonces, las ventanas parecen encontrarse en otros lugares: en las pantallas que iluminan grandes salas oscuras o en el más íntimo rincón del hogar...
Del antagonismo entre razón y discurso lógico, por una parte, y entre lo imaginario y lo sensorial, por otra, es que se generan las complejas y no siempre exentas de tensión entre esas dos fuentes de influencias que significan la escuela y los medios: la de "escuela paralela", la "escuela" de los medios de comunicación, donde todavía hoy la televisión tiene el lugar preponderante, situada en franca oposición a la escuela tradicional, a la escuela de la lectura y la escritura, con sus asignaturas, programas y metodologías claramente definidos.8
La idea de que los medios de Ccomunicación son portadores de novísimos lenguajes que enriquecen las formas de intercambio simbólico entre los seres humanos, y de que la apropiación de estos lenguajes audiovisuales, desde las edades más tempranas, debe convertirse en una práctica pedagógica generalizada, fue ganando terreno y estableciendo los vínculos entre diferentes sectores de la Educación y los profesionales de la Comunicación, interesados en contribuir a la formación de un público activo, crítico y participativo ante el universo audiovisual y la realidad.
Desde la década del 60, fue configurándose todo un movimiento internacional, que se irradió por todo el mundo y contó, en sus inicios, con el respaldo de la UNESCO y diversas organizaciones de Comunicación. Una de las regiones más activa en cuanto al desarrollo de la Educación para la Comunicación ha sido la iberoamericana.
En esta tradición, se sitúan los artículos de la mexicana Luz Eugenia Aguilar González y la vasca Idoia Marcellan Baraze. La profesora de la Universidad de Guadalajara propone algunas estrategias para analizar los textos audiovisuales bajo la mirada de la intertextualidad como un instrumento pedagógico capaz de incrementar la recepción crítica de mensajes en niños y niñas. Desde Pamplona, se nos hace una formulación educativa que trasciende lo propiamente mediático para abarcar la complejidad de los diversos modos de expresión estética como materiales propicios para trabajar la capacidad crítica de los estudiantes.
Poner al alcance del público infantil y juvenil opciones diferentes a las que acostumbran ver en las salas cinematográficas comerciales o en las habituales programaciones televisivas, ha sido una opción movilizadora de quienes consideran que la programación
audiovisual debe ser un espacio de enriquecimiento espiritual, que ensanche el horizonte a los diferentes pueblos y culturas y, con ello, enriquecer gustos y hábitos, cuestionar estereotipos y acercarse a vastos sectores de la población.
La organización de muestras y festivales nacionales o internacionales de cine y el audiovisual se enmarcan en estos empeños, a veces titánicos, emprendidos por iniciativa personal o de pequeños grupos, generalmente, sin mayores recursos económicos, escaso apoyo de las instituciones oficiales y a contracorriente de los intereses de las grandes cadenas que controlan la exhibición.
Sueños efímeros o realidades consolidadas, esfuerzos aislados e inconexos o intentos por crear redes de difusión y multiplicación; perdidas estrellas fugaces o luminosos puntos de encuentro con una mayor o menor estabilidad, estos festivales o muestras son otra de las variadas facetas de la gestión de nuevos espacios que propicien el vuelo de las potencialidades y capacidades creativas de las nuevas generaciones.
Desde México, Liset Cotera reflexiona sobre lo que es el cine para niños y con una experiencia de 13 años nos cuenta cómo un Festival de Cine puede ser para niños... y no tan niños. Itinerante por la andina ciudad de Quito anda, desde hace seis agostos, Chulpicine, un festival para la infancia y la juventud que, pese a la modestia de su nombre (chulpi designa, en quichua, a un pequeño maíz), es grande en sus intenciones. Un Kolibrí vuela, hace apenas un año, intentando el diálogo de la diversidad cultural con los niños, niñas y jóvenes de la alta ciudad de la Paz, y es que, coincidentemente, el fomento de una Cultura de Paz, sustentada en el reconocimiento y respeto a ese gran calidoscopio de pueblos, costumbres y culturas que integran el paisaje humano, es uno de los afanes de Liliana de la Quintana, Producciones NICOBIS y la Fundación Semillas de Cultura en su novel Festival.
Aunque lejano en la distancia, el Festival Prix Jeunesse International se halla muy cercano a América Latina. Reconocido por promover una televisión de calidad para
un público comprendido hasta los 15 años, sus citas bienales en Munich han sido, paradójicamente y desde hace más de una década, punto de encuentro y forja de aspiraciones y proyectos de, lo que es ya, una verdadera unión latinoamericana. Prueba de ello, la celebración, desde 2003, en Santiago de Chile y también en años alternos, del Festival Prix Jeunesse Iberoamericano. La Alianza Latinoamericana (ALA), agrupación de productoras y canales públicos de ocho países de la región, empeñados en mejorar la calidad de la programación, dirigida a la infancia y la juventud, y propiciar el intercambio internacional, fue esbozada y tiene su punto de cita en la ciudad bávara. Por otra parte, "maletas" viajeras organizadas por la Fundación Prix Jeunesse han diseminado entre profesionales de los medios, educadores, investigadores, familias y entre los propios niños y niñas de los más variados países, lo mejor de la producción televisiva que, para niños, niñas y adolescentes, se produce a escala mundial y forman parte de la programación de muchos de los festivales latinoamericanos. La incansable Kirsten Schneid nos resume el quehacer de esta institución.
Una simiente en el Universo
Un guerrero siux, participante de la batalla de Little Big Horn y testigo, más tarde, de la muerte de Caballo Loco y la matanza de los dakotas en Wounded Knee, narró, en 1931, las visiones que de niño había tenido, al visitar, en viaje extásico, el mundo secreto de los Seis Antepasados, la montaña más alta del mundo.
En su Gran Visión, Alce Negro, luego de cabalgar por los lugares donde vive el gran gigante blanco y aquel donde el sol luce siempre, e ir hacia el sitio al que siempre se mira y a la zona en la que viven los seres del trueno, vio, de modo sagrado, con el espíritu, las formas de las cosas, y la forma de todas las formas que deben vivir juntas como un solo ser.
Y advirtió, nos cuenta, que el aro sacro de su pueblo era uno de los muchos aros que constituían un círculo, amplio como la luz del día y el resplandor de las estrellas,
y en el centro había un poderoso árbol florido que cobijaba a todos los hijos de madre y padre. Y observó que era santo.
Durante estos años, hemos sembrado, entre todos y todas, en el fértil terreno que nos ofrece el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, la simiente de ese árbol.
Un árbol plantado al centro del Universo o, al menos, del universo audiovisual de nuestros niños y niñas, para que, y como también reza una plegaria Ojibwa, nuestros ojos perciban siempre las púrpuras y encendidas puestas del sol, que nuestras manos respeten las cosas que se han creado y nuestros oídos tengan la agudeza para que puedan oír sus voces.
ISBN: 978-959-7139-65-2
Ubicación: 82 - L
Descriptor(es)
1. EDUCACION AUDIOVISUAL
2. FORMACION DE NUEVOS PUBLICOS
3. TELEVISION
4. NIÑOS EN EL CINE
5. MEDIOS DE COMUNICACION MASIVA
6. EDUCACIÓN MEDIÁTICA
7. PRODUCCION AUDIOVISUAL
8. PRODUCCION CINEMATOGRAFICA
9. PROGRAMACION INFANTIL