FICHA ANALÍTICA
Algunas reflexiones sobre la producción de cine etnográfico
Álvarez Díaz, Mayra I.
Título: Algunas reflexiones sobre la producción de cine etnográfico
Autor(es): Mayra I. Álvarez Díaz
Fuente: Revista Digital fnCl
Lugar de publicación: La Habana
Año: 3
Número: 4
Mes: Diciembre
Año de publicación: 2012
Descriptor(es)
1. CINE ETNOGRAFICO
2. ANTROPOLOGIA VISUAL
Título: Algunas reflexiones sobre la producción de cine etnográfico
Autor(es): Mayra I. Álvarez Díaz
Fuente: Revista Digital fnCl
Lugar de publicación: La Habana
Año: 3
Número: 4
Mes: Diciembre
Año de publicación: 2012
La Antropología Visual, como área de conocimiento, estudia y penetra en el poder de la imagen, pero no de la misma forma que lo hacen otras disciplinas como la estética o el estudio del lenguaje cinematográfico, incluso, el análisis cinematográfico, por mencionar otro ejemplo. La Antropología Visual explora su lugar en la producción y transmisión de este producto, sobre procesos sociales y culturales, a la vez que intenta desarrollar teorías que aborden la creación de imágenes como parte del estudio de la cultura. Recordemos que la Antropología como tal se interesa por la formación de la cultura a través de sus especificidades; incluye asimismo la diversidad cultural y los estudios comparativos de las culturas, sus funciones, rasgos, todo lo que ofrezca o genere un nuevo conocimiento del ser humano en su desarrollo.
Por tanto, el campo de estudio de esta Antropología en particular se amplia a otros contenidos de producción humana, donde la cultura está presente de forma irrevocable, y esto se expresa a través del contenido del cine etnográfico o antropológico como expresión visual, pero sin dejar de lado su condición de medio de comunicación y modo de representación. O sea, la mirada que lo hace antropológico puede recaer sobre lo que se está comunicando: el cine como medio de comunicación, o bien, sobre cómo se está comunicando: que es el modo de representación; así mismo se pregunta por el sentido que damos al cine y a la fotografía como portadores de imágenes, cómo aprendemos a mirarlas, qué efectos causan sobre nosotros, cómo es nuestra identificación con ellas, qué y cómo las observamos, cómo las utilizamos y las tratamos, qué esperamos de ellas. La introducción de los medios audiovisuales en las prácticas antropológicas supone una reconfiguración de estas prácticas, pero no debemos confundirnos con la antropología de los medios de comunicación ni la reciente ciberantropología, que se ocupa de las redes de comunicación y funcionamiento de Internet.
La Antropología Visual, es así una alternativa al trabajo etnográfico, distinto a otros como es la descripción escrita, en la primera se pueden realizar trabajos tanto de clasificación como procesos de análisis de las imágenes a partir de registros visuales; o sea, se puede elaborar un texto antropológico que no solo describe, sino que explica al objeto antropológico, como expresa el investigador mexicano Octavio Hernández, profesor del Instituto Nacional de Antropología e Historia:
Ahora, ¿qué es el cine en el trabajo etnográfico? El cine, en este caso, se puede ver como una relación entre la expresión escrita (texto) y la producción audiovisual (otro tipo de texto), en el tipo de descripción que a través de la cámara y su uso nos proporciona la comparación entre una etnografía y una película etnográfica en términos de contenido, presentación y objetivos. El resultado de la indagación etnográfica es un proceso de comunicación en el que se vincula el investigador (y/o antropólogo) y la cámara, y donde en tal proceso de investigación y filmación no hay sujetos observados y sujeto observador, sino que el conocimiento se crea en la interacción y en el contexto de filmación. La persona que se encuentra en la posición de investigador(a) se incorpora a integrar una especie de red comunicativa, se complementa como un eslabón más de una larga cadena de producción, así, que no aprehende de un sujeto determinado, sino de la contextura de la red. El objeto de investigación no son las personas con las que interactúa o se relaciona el investigador, sino que, junto con ellas, edifican lo que será el objeto de estudio.
Como se puede deducir, el cine etnográfico como tal y dentro de la Antropología Visual es parte de un proceso de comunicación y, por tanto, se puede utilizar como técnica de investigación, pues es una nueva forma de mirar el trabajo de campo y requiere de un análisis riguroso. Por desgracia, las ciencias sociales no se apoyan en su utilidad y no deparan en el beneficio de visualizar un objeto de estudio en un contexto más amplio, por ejemplo, una cruz, un alar, un santo, un tatuaje, un ritual ceremonioso, un carnaval, el retrato de un santo, la gente caminando por una calle, entre otras, son imágenes que nos hablan de una cultura y nos interrogan acerca de nosotros mismos.
Pero, ¿qué es el cine etnográfico? La definición general de cine etnográfico atraviesa por varios puntos confusos, incluso en nuestro país, donde su producción intencionada es muy escasa, aunque la dificultad de su definición se encuentra en todas partes, debido a que su alcance y técnicas de abordaje limitan con el llamado cine social, con las técnicas del cinema verité, cinema direct, free cinema, cine observacional, etc. Algunos autores plantean que se puede considerar como antropológica la producción cinematográfica desde los westerns hasta las noticias, incluso, los anuncios publicitarios, o sea, se pueden razonar como documento (texto) etnográfico, además que ciertas películas comerciales podrían clasificarse como antropológicas en la medida en que pueden servir a los antropólogos a hacer antropología con ellas.
Ahora, si cualquier película puede ser considerada como un documento etnográfico, pues puede ser analizada como un producto cultural y podemos buscar en ella cierta información sobre la cultura representada, otras cuestiones son cómo realizar inferencias a partir de la evidencia etnográfica que muestran tales películas. Si bien es cierto, tales películas no solo informan sobre una determinada realidad social y cultural, que dicho sea, contiene también en su narrativa puntos de vista del propio director a la hora de concebir el guión y el desenlace de la trama. Independientemente de que la aproximación que se utilice sea periodística o cinematográfica, poética o científica, el material audiovisual puede ser valioso como fuente de documentación etnográfica. Esto se debe porque la obra audiovisual nos remite de forma inmediata a aspectos relacionados con el comportamiento y la comunicación humana, y porque cualquier producto visual puede ser analizado desde una perspectiva antropológica. Sin embargo, si el documental etnográfico es un producto concreto realizado por antropólogos y cineastas con una intención explícita de incidir en el campo del conocimiento social y cultural, estas producciones deberían entonces ser analizadas como productos antropológicos al igual que las monografías y ensayos. El problema reside en cómo utilizamos las películas y cuál es su lugar en la producción de conocimiento, y cuál es entonces esa perspectiva y si, además, podría hablarse de cine etnográfico como algo distinto en su tratamiento como dato de una cultura.
La consideración antropológica no puede venir por el tema que trata porque ¿qué tema no lo es? Por el hecho de hablar de una sociedad de pescadores, de carboneros, de campesinos, de cocodrileros, de marginados, de desclasados, no podemos afirmar que lo sea. Para determinar si es antropológico hay que atender más al proceso que al objeto de filmación. También cabe diferenciar entre el crear con medios audiovisuales una obra que pueda ser entendía como antropológica, y el usar medios audiovisuales para hacer Antropología, para elaborar el estudio etnográfico. Por un lado, está el documental de corte antropológico, por el otro, una investigación antropológica con medios audiovisuales. Muchas son las variables que intervienen.
En la producción del cine etnográfico como género documental, la reflexión gira sobre cómo realizar un documento que represente la realidad de la forma de vida que lleva una colectividad determinada. Ese mismo presupuesto es el que sustentaba el neorrealismo italiano que surge al terminar la Segunda Guerra Mundial, movimiento1 que se popularizó con el filme Roma, ciudad abierta/ Roma citta aperta (1945) de Roberto Rossellini. Si ciertamente el neorrealismo fue el primer experimento masivo de cine social de la Europa capitalista, estas inquietudes, sin embargo, de algún modo también se observan con anterioridad en los filmes de Flaherty, Grierson y todo el movimiento inglés, Vertov e Ivens, incluido. Estas inquietudes surgieron como pulsaciones aparentemente aisladas en múltiples latitudes y en distintos momentos, obedecen, más que nada, al interés perenne del ser humano de descifrar el enigma de quién es, cómo es y de dónde es, o sea, de buscarse, conocerse y reconocerse a sí mismo.
Las celebraciones festivas tradicionales como las religiosas, festivas mortuorias, rituales de iniciación, de fertilidad, la vida del campesino, del carbonero, del cocodrilero, del pescador de arenque, del pescador de tiburón, la lucha de los indígenas, todo y más, es, por un lado, la lucha del ser humano por ganar un espacio dentro de la naturaleza, de obtener su sustento y el de su familia en un medio hostil; por otro, los movimientos de reconocimientos de cualquier índole.
La propuesta del cine etnográfico es pensar sobre la mirada. La mirada antropológica que se construye a partir de métodos de observación, descripción y análisis; utiliza instrumentos técnicos y conceptúales que configuran y reconfiguran una forma de ver el mundo. La imagen que analiza es el producto de una mirada sobre el mundo. Sin embargo, su concepto no ha sido felizmente afrontado. Muchos cabos sueltos quedan por el camino. Desconozco si es porque muchos antropólogos usan las técnicas y el término sin conocer verdaderamente nada de cine ni de los medios de comunicación, o si es porque algunos avezados directores de cine, con especial sensibilidad y agudeza crítica, son capaces de rozar o llegar a lo etnográfico, o porque otros directores en pretendidas competencias fuerzan a toda costa su obra en aras de ganar un espacio que realmente no alcanzan. Y que no puede desvincularse del estudio de la imagen como proceso social y cultural.
Pero lo que sí puedo afirmar es que al cine etnográfico hay que entenderlo dentro del marco más amplio de la Antropología, como producto cultural en el contexto de la producción de imágenes que es, a la vez, instrumento metodológico y campo de estudio.
Nota
1.Escuela cinematográfica que se caracteriza por presentar sin artificios la realidad cotidiana de los más humildes. Los actores secundarios no eran profesionales, incluso, algunos de los protagonistas. El Neorrealismo se inaugura con el filme Obsesión/Ossessione (1942) de Luchino Visconti. El crítico italiano Umberto Barbaro empleó por primera vez el término en la revista Cinema, en junio de 1945.
__________________________________
Mayra Álvarez. Graduada de Pedagogía en Ciencias Económicas por la Universidad de La Habana y Master en Antropología también por la Universidad de La Habana, especializada en antropología audiovisual. Desde 1990 trabaja en el ICAIC. Ha impartido clases de Apreciación Cinematográfica (en el Instituto de Desarrollo de la Cultura Juan Marinello, en el Centro Nacional de Superación de la Cultura, y en un Diplomado del Ministerio de Comercio Exterior), Cine Cubano (en el Instituto de Desarrollo de la Cultura Juan Marinello y en el Centro Nacional de Superación de la Cultura), Antropología Audiovisual (en la Escuela de Instructores de Arte, en el Instituto de Desarrollo de la Cultura Juan Marinello. Ha participado como jurado en varios eventos nacionales e internacionales vinculados con Antropología, Sociología y Asuntos religiosos. También ha participado como miembro del jurado en festivales nacionales, miembro del jurado FIPRESCI en el 30 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, y como miembro del Jurado de la UNEAC en la 34 edición del mismo festival.
Por tanto, el campo de estudio de esta Antropología en particular se amplia a otros contenidos de producción humana, donde la cultura está presente de forma irrevocable, y esto se expresa a través del contenido del cine etnográfico o antropológico como expresión visual, pero sin dejar de lado su condición de medio de comunicación y modo de representación. O sea, la mirada que lo hace antropológico puede recaer sobre lo que se está comunicando: el cine como medio de comunicación, o bien, sobre cómo se está comunicando: que es el modo de representación; así mismo se pregunta por el sentido que damos al cine y a la fotografía como portadores de imágenes, cómo aprendemos a mirarlas, qué efectos causan sobre nosotros, cómo es nuestra identificación con ellas, qué y cómo las observamos, cómo las utilizamos y las tratamos, qué esperamos de ellas. La introducción de los medios audiovisuales en las prácticas antropológicas supone una reconfiguración de estas prácticas, pero no debemos confundirnos con la antropología de los medios de comunicación ni la reciente ciberantropología, que se ocupa de las redes de comunicación y funcionamiento de Internet.
La Antropología Visual, es así una alternativa al trabajo etnográfico, distinto a otros como es la descripción escrita, en la primera se pueden realizar trabajos tanto de clasificación como procesos de análisis de las imágenes a partir de registros visuales; o sea, se puede elaborar un texto antropológico que no solo describe, sino que explica al objeto antropológico, como expresa el investigador mexicano Octavio Hernández, profesor del Instituto Nacional de Antropología e Historia:
La imagen nos puede presentar al hombre, nos puede mostrar rasgos culturales y puede contener una carga antropológica profunda, pero el atributo de antropológica se lo da el hecho de formar parte de una investigación, cuando se le da un tratamiento etnográfico o antropológico, y se le incluye en los procesos de análisis, de descripción y de clasificación.El acercamiento a la imagen se devela, primeramente, como representación de una realidad de acuerdo al contexto y a los sujetos objeto de estudio, y es que ella nos permite utilizarla como recurso de investigación. Con esto no estamos refiriéndonos a que en nada se excluya el trabajo escrito, solo hacer una vigorización de la imagen que se nos revela enriquecedora en el proceso cognoscitivo y comunicativo. Ahora, ¿Existe alguna relación entre esta disciplina y los medios audiovisuales? ¿Cuáles son? Podemos ver cuatro aspectos o perspectivas:
- Modo de comunicación del conocimiento
- Modo de representación de la realidad social y cultural
- Instrumento metodológico en la investigación
- Campo de estudio
Ahora, ¿qué es el cine en el trabajo etnográfico? El cine, en este caso, se puede ver como una relación entre la expresión escrita (texto) y la producción audiovisual (otro tipo de texto), en el tipo de descripción que a través de la cámara y su uso nos proporciona la comparación entre una etnografía y una película etnográfica en términos de contenido, presentación y objetivos. El resultado de la indagación etnográfica es un proceso de comunicación en el que se vincula el investigador (y/o antropólogo) y la cámara, y donde en tal proceso de investigación y filmación no hay sujetos observados y sujeto observador, sino que el conocimiento se crea en la interacción y en el contexto de filmación. La persona que se encuentra en la posición de investigador(a) se incorpora a integrar una especie de red comunicativa, se complementa como un eslabón más de una larga cadena de producción, así, que no aprehende de un sujeto determinado, sino de la contextura de la red. El objeto de investigación no son las personas con las que interactúa o se relaciona el investigador, sino que, junto con ellas, edifican lo que será el objeto de estudio.
Como se puede deducir, el cine etnográfico como tal y dentro de la Antropología Visual es parte de un proceso de comunicación y, por tanto, se puede utilizar como técnica de investigación, pues es una nueva forma de mirar el trabajo de campo y requiere de un análisis riguroso. Por desgracia, las ciencias sociales no se apoyan en su utilidad y no deparan en el beneficio de visualizar un objeto de estudio en un contexto más amplio, por ejemplo, una cruz, un alar, un santo, un tatuaje, un ritual ceremonioso, un carnaval, el retrato de un santo, la gente caminando por una calle, entre otras, son imágenes que nos hablan de una cultura y nos interrogan acerca de nosotros mismos.
Pero, ¿qué es el cine etnográfico? La definición general de cine etnográfico atraviesa por varios puntos confusos, incluso en nuestro país, donde su producción intencionada es muy escasa, aunque la dificultad de su definición se encuentra en todas partes, debido a que su alcance y técnicas de abordaje limitan con el llamado cine social, con las técnicas del cinema verité, cinema direct, free cinema, cine observacional, etc. Algunos autores plantean que se puede considerar como antropológica la producción cinematográfica desde los westerns hasta las noticias, incluso, los anuncios publicitarios, o sea, se pueden razonar como documento (texto) etnográfico, además que ciertas películas comerciales podrían clasificarse como antropológicas en la medida en que pueden servir a los antropólogos a hacer antropología con ellas.
Ahora, si cualquier película puede ser considerada como un documento etnográfico, pues puede ser analizada como un producto cultural y podemos buscar en ella cierta información sobre la cultura representada, otras cuestiones son cómo realizar inferencias a partir de la evidencia etnográfica que muestran tales películas. Si bien es cierto, tales películas no solo informan sobre una determinada realidad social y cultural, que dicho sea, contiene también en su narrativa puntos de vista del propio director a la hora de concebir el guión y el desenlace de la trama. Independientemente de que la aproximación que se utilice sea periodística o cinematográfica, poética o científica, el material audiovisual puede ser valioso como fuente de documentación etnográfica. Esto se debe porque la obra audiovisual nos remite de forma inmediata a aspectos relacionados con el comportamiento y la comunicación humana, y porque cualquier producto visual puede ser analizado desde una perspectiva antropológica. Sin embargo, si el documental etnográfico es un producto concreto realizado por antropólogos y cineastas con una intención explícita de incidir en el campo del conocimiento social y cultural, estas producciones deberían entonces ser analizadas como productos antropológicos al igual que las monografías y ensayos. El problema reside en cómo utilizamos las películas y cuál es su lugar en la producción de conocimiento, y cuál es entonces esa perspectiva y si, además, podría hablarse de cine etnográfico como algo distinto en su tratamiento como dato de una cultura.
La consideración antropológica no puede venir por el tema que trata porque ¿qué tema no lo es? Por el hecho de hablar de una sociedad de pescadores, de carboneros, de campesinos, de cocodrileros, de marginados, de desclasados, no podemos afirmar que lo sea. Para determinar si es antropológico hay que atender más al proceso que al objeto de filmación. También cabe diferenciar entre el crear con medios audiovisuales una obra que pueda ser entendía como antropológica, y el usar medios audiovisuales para hacer Antropología, para elaborar el estudio etnográfico. Por un lado, está el documental de corte antropológico, por el otro, una investigación antropológica con medios audiovisuales. Muchas son las variables que intervienen.
En la producción del cine etnográfico como género documental, la reflexión gira sobre cómo realizar un documento que represente la realidad de la forma de vida que lleva una colectividad determinada. Ese mismo presupuesto es el que sustentaba el neorrealismo italiano que surge al terminar la Segunda Guerra Mundial, movimiento1 que se popularizó con el filme Roma, ciudad abierta/ Roma citta aperta (1945) de Roberto Rossellini. Si ciertamente el neorrealismo fue el primer experimento masivo de cine social de la Europa capitalista, estas inquietudes, sin embargo, de algún modo también se observan con anterioridad en los filmes de Flaherty, Grierson y todo el movimiento inglés, Vertov e Ivens, incluido. Estas inquietudes surgieron como pulsaciones aparentemente aisladas en múltiples latitudes y en distintos momentos, obedecen, más que nada, al interés perenne del ser humano de descifrar el enigma de quién es, cómo es y de dónde es, o sea, de buscarse, conocerse y reconocerse a sí mismo.
Las celebraciones festivas tradicionales como las religiosas, festivas mortuorias, rituales de iniciación, de fertilidad, la vida del campesino, del carbonero, del cocodrilero, del pescador de arenque, del pescador de tiburón, la lucha de los indígenas, todo y más, es, por un lado, la lucha del ser humano por ganar un espacio dentro de la naturaleza, de obtener su sustento y el de su familia en un medio hostil; por otro, los movimientos de reconocimientos de cualquier índole.
La propuesta del cine etnográfico es pensar sobre la mirada. La mirada antropológica que se construye a partir de métodos de observación, descripción y análisis; utiliza instrumentos técnicos y conceptúales que configuran y reconfiguran una forma de ver el mundo. La imagen que analiza es el producto de una mirada sobre el mundo. Sin embargo, su concepto no ha sido felizmente afrontado. Muchos cabos sueltos quedan por el camino. Desconozco si es porque muchos antropólogos usan las técnicas y el término sin conocer verdaderamente nada de cine ni de los medios de comunicación, o si es porque algunos avezados directores de cine, con especial sensibilidad y agudeza crítica, son capaces de rozar o llegar a lo etnográfico, o porque otros directores en pretendidas competencias fuerzan a toda costa su obra en aras de ganar un espacio que realmente no alcanzan. Y que no puede desvincularse del estudio de la imagen como proceso social y cultural.
Pero lo que sí puedo afirmar es que al cine etnográfico hay que entenderlo dentro del marco más amplio de la Antropología, como producto cultural en el contexto de la producción de imágenes que es, a la vez, instrumento metodológico y campo de estudio.
Nota
1.Escuela cinematográfica que se caracteriza por presentar sin artificios la realidad cotidiana de los más humildes. Los actores secundarios no eran profesionales, incluso, algunos de los protagonistas. El Neorrealismo se inaugura con el filme Obsesión/Ossessione (1942) de Luchino Visconti. El crítico italiano Umberto Barbaro empleó por primera vez el término en la revista Cinema, en junio de 1945.
__________________________________
Mayra Álvarez. Graduada de Pedagogía en Ciencias Económicas por la Universidad de La Habana y Master en Antropología también por la Universidad de La Habana, especializada en antropología audiovisual. Desde 1990 trabaja en el ICAIC. Ha impartido clases de Apreciación Cinematográfica (en el Instituto de Desarrollo de la Cultura Juan Marinello, en el Centro Nacional de Superación de la Cultura, y en un Diplomado del Ministerio de Comercio Exterior), Cine Cubano (en el Instituto de Desarrollo de la Cultura Juan Marinello y en el Centro Nacional de Superación de la Cultura), Antropología Audiovisual (en la Escuela de Instructores de Arte, en el Instituto de Desarrollo de la Cultura Juan Marinello. Ha participado como jurado en varios eventos nacionales e internacionales vinculados con Antropología, Sociología y Asuntos religiosos. También ha participado como miembro del jurado en festivales nacionales, miembro del jurado FIPRESCI en el 30 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, y como miembro del Jurado de la UNEAC en la 34 edición del mismo festival.
Descriptor(es)
1. CINE ETNOGRAFICO
2. ANTROPOLOGIA VISUAL