FICHA ANALÍTICA

Continuidad de Rafael Morante.
Vega, Sara

Título: Continuidad de Rafael Morante.

Autor(es): Sara Vega

Fuente: Revista Cine Cubano On Line

Número: 6

Año de publicación: 2007

Continuidad de Rafael Morante

Con la creación en 1959 del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) cambian radicalmente los conceptos de producción, pues nace una nueva cinematografía al mismo tiempo que se diversifica, como nunca antes, la exhibición de cine extranjero. Acompañando a estas profundas transformaciones, se materializa una forma diferente de promoción para los filmes exhibidos, en la cual la gráfica realizada en el ICAIC durante la década de los sesenta, a la cabeza de dicha promoción, significó una alternativa estética de alto impacto social y cultural.

 Entre los primeros artífices de ese sustancial cambio se encontraba Rafael Morante. Luego se fueron sumando Holbeín López, Eduardo Muñoz Bachs, Antonio Fernández Reboiro, René Azcuy, Antonio Pérez (Ñiko) y Julio Eloy Mesa, entre otros.

Español de origen, pero asentado en Cuba desde 1940, Morante trabajó para la Agencia de Publicidad AVON en Nueva York, en las agencias publicitarias cubanas Godoy Cross, Guastella y en la Organización Técnica Publicitaria Latino Americana (OTPLA), luego de haberse graduado de la Escuela Profesional de Publicidad en La Habana en los años cincuenta.

Al llevarse a cabo la nacionalización de agencias de publicidad existentes antes de 1959 —Siboney, Guastella, Álvarez Pérez, Mercado Survey, Mestre-Conill— se crea en su lugar el Consolidado de Publicidad e Intercomunicaciones donde comienzan a trabajar diseñadores y publicistas provenientes de aquellas agencias, quienes enfrentaron los retos de un nuevo período en la vida nacional: campañas sociales y educacionales, carteles, plegables, anuncios, spots publicitarios, vallas y revistas. Los principales realizadores gráficos de la naciente visualidad en el período resultaron ser Raúl Martínez, Jesús Forjans, Tony Évora, Olivio Martínez, Mario Sandoval, Rolando de Oraá y Rafael Morante, cuyas contribuciones a la resignificación de un nuevo ambiente en la capital del país, y de otras ciudades del interior, es aún recordada por quienes vivieron aquel intenso clima de cambios y transformaciones casi diarios.

Había comenzado entonces un período de transición, en el cual se hizo evidente la conciliación entre las experiencias publicitarias anteriores y los nuevos objetivos propugnados por la Revolución. Es en la primera etapa de dicho período cuando, en 1961, Rafael Morante abandona Intercomunicaciones y comienza a trabajar en el ICAIC. Refiriéndose a esa etapa de su vida, él mismo ha apuntado:

El diseño del cartel de cine es uno de los momentos más felices de mi vida porque tuve la oportunidad de expresar todas mis inquietudes de esos tiempos, tanto en los conceptos e ideas que tenía sobre lo que debía ser el diseño en general, como por la posibilidad de emplear distintas técnicas de realización, aunque después se utilizase un solo medio de impresión que en este caso era el silk-screen, o sea, la serigrafía.

Allí trabajó bajo la dirección de Mario Rodríguez Alemán, en el departamento que atendía las relaciones públicas y la publicidad de la institución. En 1961 diseña cinco números de la revista Cine Cubano, creada en 1960 y dirigida por Alfredo Guevara. Esta publicación, desde su primer número, se diferenció tanto visual como conceptualmente de todas las anteriores dedicadas al cine. La revista reseñó el nacimiento de una nueva cinematografía, abrió espacio a textos que evaluaban con inteligencia y profundidad lo que acontecía en el cine internacional y brindaba a los lectores temas hasta entonces inéditos.

Morante diseñó una revista moderna en la que realizó un excelente uso de la tipografía y la composición. Fue atrevido en el uso del puntaje y la colocación de los títulos de los artículos, los nombres de los autores y los pies de fotos. Usó bandas de color para resaltar asuntos, realizó ilustraciones, incorporó viñetas y en sus páginas dio un espacio a los carteles realizados para los nuevos filmes cubanos. La revista resultó un impacto, tanto por la novedad de los temas como por el atractivo visual de gran eficacia.

 La dinámica de esos años hizo que, además del diseño y emplane de la revista, Morante concibiera carteles para filmes nacionales y extranjeros, así como para semanas de cine, aniversarios, exposiciones y press-books. Igualmente, decoró fachadas y vestíbulos de cine para semanas y eventos cinematográficos, y colaboró con el departamento de Dibujos Animados de la naciente institución.

En 1961, a un año de fundada la Cinemateca de Cuba, Héctor García Mesa, su director, acudió a Rafael Morante para la búsqueda de una imagen o identidad de la institución. Fue así como surgió uno de los más emblemáticos carteles del ICAIC que ha devenido «clásico» desde su aparición: Cinemateca de Cuba. Morante fue el primero en utilizar la figura representativa de Charlot, escogida posteriormente por Eduardo Muñoz Bachs para muchos de sus carteles. En él logró sintetizar y trasmitir la esencia y significado de esta institución a partir de la utilización del rostro de Charlot dibujado en negro como único símbolo: omnipresente y sugestivo. La imagen del más universal de los genios del cine emerge sobre un fondo blanco, debajo del cual solo se lee: Cinemateca de Cuba.

Morante también diseñó el cartel para el primer ciclo exhibido en la actual sala Chaplin, en diciembre de 1961, «Cinemateca de Cuba. Ciclo Clásicos soviéticos». En esos años la mayoría de los carteles se imprimían en serigrafía y se concebían verticalmente, sin embargo, este resultó diferente pues se usó la técnica de impresión directa, un formato pequeño y horizontal. Para él, Morante escogió una impactante imagen del filme El acorazado Potemkin en la que aparece, sobre fondo sepia, un rostro de mujer con el ojo perforado por un disparo, los espejuelos quebrados y la boca abierta, en un espeluznante grito que sugiere al espectador el horror en que se encuentra inmersa. Sobre fondo negro, un texto en sepia con los créditos de la Cinemateca del ICAIC, el título del ciclo y la fecha.

 La Cinemateca era una institución nueva y para promover sus actividades, además de carteles, se diseñaron programas concebidos en formatos variables a cargo de Morante y Eduardo Muñoz Bachs. En cuanto a los programas, Morante escogió excelentes ilustraciones en blanco y negro o en colores, recreó fotogramas de filmes, fotografías de dramaturgos, viñetas, fotos o dibujos de actores. Para el de la muestra «España», en homenaje y solidaridad con el pueblo y la cultura españoles, reprodujo fragmentos del Guernica de Pablo Picasso.

En igual período, en el ICAIC los diseñadores, además de realizar principalmente carteles, extendieron su trabajo al diseño de créditos para los filmes cubanos. En esta línea, una vez más, fueron creativos al modificar la ubicación y el estilo de la tipografía, experimentar y romper con el estilo convencional que hasta entonces poseían los créditos de cualquier filme. Morante diseñó los carteles de los documentales Primero de mayo socialista (1962), Historia de una batalla (1962) e Historia de un ballet (1963).

A diferencia de otros diseñadores, para los cuales resultaba esencial la utilización de colores fuertes y contrastantes, Morante empleó tonos sobrios con especial trabajo de la trama. Basta recordar algunos de los más notables que realizó: los ya citados Cinemateca de Cuba (1961) y Cinemateca de Cuba. Ciclo de Clásicos soviéticos (1961), así como Las doce sillas, Historia de un ballet, Muerte al invasor (1962) y Madre Juana de los Ángeles (1963).

Como ejemplo bien ilustrativo de su oficio, en el cartel Muerte al invasor, para el documental homónimo de Tomás Gutiérrez Alea y Santiago Álvarez sobre la invasión mercenaria de Playa Girón, Morante hizo más que evidente su ingeniosa solución a las carencias que afrontaban en esa época la mayoría de los diseñadores cubanos. Ante la premura del estreno del documental y la carencia de papel, concibió la idea de imprimir el cartel en hojas diferentes de periódicos; de ese modo particular e imaginativo, cada ejemplar resultó, pues, único. Bajo un fondo azul y destacada en el margen izquierdo, aparece la representación de los soldados mercenarios con una perforación en el pecho, cuyas siluetas recuerdan los típicos muñecos de papel recortado, sugiriendo así, eficazmente, la conocida derrota imperialista.

 En los carteles de Morante se manifiesta siempre un reto conceptual, sobriedad y dominio absoluto del dibujo y de la ilustración. Más de un crítico ha señalado de su obra influencias de la pintura, la fotografía, la ilustración y del diseñador norteamericano Saul Bass.

En 1979, con motivo del aniversario veinte de la creación del ICAIC, y en homenaje a uno de los importantes promotores del cartel, Saúl Yelín, fallecido en 1977, se celebró en el Museo Nacional de Bellas Artes la exposición «1000 carteles cubanos de cine». De Morante, quien solo había trabajado tres años en la institución, fueron seleccionados: Kapó, El padre Brne, ambos de 1962; La isla desnuda, Cinco días y cinco noches, Madre Juana de los Ángeles, El pisito y Cuando pasa el amor, de 1963. El inmenso volumen de carteles conseguía impactar al público en una demostración palpable de la importancia que alcanzaron en apenas veinte años. Prestigiosos especialistas aseveraron la condición del cartel como vehículo de difusión y portador de valores estéticos, su función educadora del gusto y la capacidad de percepción del público nacional y extranjero.

Rafael Morante fue director artístico de la revista Cuba, diseñó carteles para la organización tercermundista OSPAAAL e ilustró, su revista Tricontinental. Fue también director artístico de la Editorial de Ciencias Sociales y colaboró en las publicaciones: Bohemia, Cuba (ediciones en español y ruso), Casa de las Américas, La Gaceta de Cuba, Verde Olivo, Revolución y Cultura, El Gallito Inglés (México) y con la editorial Extramuros. Se encargó de diseñar colecciones, logotipos, cubiertas e ilustrar numerosos libros para las editoriales Arte y Literatura, Letras Cubanas y Gente Nueva, del Instituto Cubano del Libro.

Transcurridos más de treinta años de haber concebido su primer cartel para el ICAIC, diseña, en 1993, el cartel para el filme Vidas paralelas, de Pastor Vega. Ya entonces era evidente el agotamiento de lo que se conoció como «gráfica» ICAIC, a partir de la crisis en la exhibición de cine extranjero y en la producción de filmes cubanos, lo cual trajo como consecuencia del período especial que los diseñadores se trasladaran hacia otras instituciones o se marcharan del país. Los escasos carteles realizados evidenciaban el agotamiento creativo y la pérdida de aquella fascinante atmósfera creativa inicial.

Morante, quien había realizado notables carteles en los primeros años de la década de los sesenta, no estuvo a la altura de sus obras anteriores, a pesar de que su concepción del diseño resultaba eficaz. El cartel del filme no resultó visualmente atractivo, pues la fusión entre los colores y las estrellas de las banderas cubana y norteamericana, con rasgos de dos rostros entristecidos acusaba algo manido y reiterativo.

En 1999 Rafael Morante fue invitado a formar parte del jurado del concurso para jóvenes diseñadores: «Ayer y hoy. Carteles de cine cubano» convocado por la Cinemateca de Cuba. Se le otorgaba un reconocimiento al diseñador de aquel cartel emblemático de la institución, además de otros que marcaron definitivamente los primeros años sesenta.

 Por su obra numerosa, Morante ha obtenido los premios: Cartel de cine, de Moscú; Premio de Comics de la Revista Bohemia; Premio Diseño de libros, Universidad de Harvard; Premio Nacional del Diseño del Libro; Premio Espacio a la Obra de la Vida, de la Asociación Cubana de Publicitarios y Propagandistas, ambos en el 2001.

A sus setenta y seis años, Rafael Morante continúa trabajando con extraordinaria energía: compone música, escribe novelas… pero, sobre todo, continúa diseñando. Sus carteles más recientes han aparecido en la revista española AGR. Coleccionistas de cine y demuestran una gráfica de valor en la que permanecen algunos de los elementos que caracterizaron su obra: privilegio de lo conceptual sobre lo figurativo, sobriedad, absoluto manejo de los recursos expresivos y alta significación visual, a lo que se agrega la apropiación y el dominio de las tecnologías más contemporáneas de computación aplicadas al diseño.



Descriptor(es)
1. CINE CUBANO
2. CINEMATECA DE CUBA
3. DISEÑO AUDIOVISUAL
4. DISEÑO GRAFICO
5. PRODUCCION AUDIOVISUAL
6. PRODUCCION CINEMATOGRAFICA

Web: http://www.cubacine.cult.cu/sitios/revistacinecubano/digital06/cap01.htm