FICHA ANALÍTICA

Homenaje del ICAIC al maestro Leo Brouwer por su 70 cumpleaños Palabras de elogio pronunciadas por el realizador Manuel Pérez Paredes, el 13 de marzo de 2009 en la sala Charles Chaplin
Pérez Paredes, Manuel (1939 - )

Título: Homenaje del ICAIC al maestro Leo Brouwer por su 70 cumpleaños Palabras de elogio pronunciadas por el realizador Manuel Pérez Paredes, el 13 de marzo de 2009 en la sala Charles Chaplin

Autor(es): Manuel Pérez Paredes

Fuente: Revista Cine Cubano On Line

Número: 13

Año de publicación: 2009

Querido Leo:

El realizador de cine, Manuel Pérez Paredes, pronuncia las palabras de elogio.No logro recordar la primera vez que te vi, ni la primera vez que conversamos, pero tiene que haber sido en algún momento a finales de 1956, o tal vez empezando 1957. Sí recuerdo muy bien la primera vez que te escuché tocar la guitarra, también por aquellos meses. Tú y Jesús Ortega interpretaban música de Héctor Villalobos en un concierto organizado por el Cine Club Visión en su casa-sede en Santos Suárez. La mayoría de los asistentes eran los vecinos de la zona y tus compañeros y amigos de aquel Cine Club donde nos conocimos y del que fuiste uno de sus fundadores. Todo un suceso para la época y para el barrio. Estabas avanzando señales de tus extraordinarias condiciones como concertista y comenzaba a gestarse en ti el futuro cineasta. Quedan fotos de aquella noche y el recuerdo agigantado en la memoria por el paso del tiempo, los acontecimientos y tu trayectoria artística y humana.

Compañeras y compañeros, han pasado cincuenta y dos años, o poco más, de lo que acabo de evocar. Ahora estamos aquí para rendir homenaje a Leo Brouwer cuando ya su vida creadora como intérprete, compositor y director lo han colocado como nombre imprescindible a la hora de hacer historia de la música cubana, latinoamericana y universal.

Pero de lo que se trata en este acto es de reconocer y rendir homenaje por nosotros, los trabajadores del ICAIC, al inmenso aporte que él ha dado a nuestro cine en este último medio siglo, porque Leo ha sido también un gran cineasta. Ahí está la presencia de su música en numerosos filmes de ficción y documentales, algunos de ellos obras mayores de nuestra cinematografía, a los cuales enriqueció con su inmenso talento y sensibilidad, la que supo acoplar a los diversos estilos de los directores con los que colaboró. Su aguda comprensión de la especificidad de la música como parte del todo que es la creación cinematográfica es una cualidad más a destacarle.

La presencia de su obra como compositor bastaría para hacerlo también un imprescindible en el recuento mayor de nuestro cine, pero queda por recordar, de manera subrayada, el papel jugado por Leo en la formación y desarrollo del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC. Su magisterio, imaginación, audacia y rigor contribuyeron de manera decisiva a que aquella aventura, aquel reto, porque eso fue, se hiciese realidad, fructificara con esplendor y dejara huella imborrable en cada uno de sus integrantes, en nuestro cine y en nuestra cultura en el sentido más profundo y complejo de este concepto.

Al felicitarlo en este aniversario, al reunirnos aquí con él, estamos cumpliendo con plena satisfacción con el deber de homenajearlo.

Te decimos, Leo, que los cineastas cubanos estamos muy orgullosos de ti, de que hayas formado parte de nuestra historia, que seas uno de los nuestros y que nos hayas enriquecido con tu maestría y actitud.

Muchas gracias, Leo, y un fuerte abrazo simbólico de todos nosotros.

Palabras de agradecimiento pronunciadas por Leo Brouwer

Buenas tardes a todos. Muchísimas gracias por su presencia a mi querido Ministro, a mis colegas, a todas las personalidades, músicos, ciudadanos. No he preparado discurso porque me aterra, prefiero tocar delante de cuarenta mil personas o dirigir, antes que hablar, pero estoy muy motivado para hacerlo.

Enseguida asaltan a mi memoria recuerdos imborrables, como por ejemplo, cuando este edificio del ICAIC, no era más que dos cuartos en el segundo piso. Era el año 1959. Saul Yelín y yo, cruzamos la calle 23 a buscar 6 u 8 sillas para sentarnos en uno de esos cuartos para organizar la estructura del ICAIC. Allí estaban, entre otros, Santiago Álvarez, Titón, y por supuesto, Alfredo Guevara, el corazón y el creador de esta industria del arte.

Igualmente me llega a la memoria el primer encuentro que organicé en 1959, siendo director del Departamento de Música, con compositores y directores de cine, para ponerlos de acuerdo –sobre todo a los compositores, que somos terribles–. Pues inventé un café. Después se han hecho muy famosos los café-conciertos, pero en aquel momento no lo fue, sino un café-encuentro. Todos los compositores y los directores de cine compartieron, discutieron, conversaron y así sucesivamente.

También recuerdo –¿por qué no?– algunas anécdotas refrescantes, sabias, en lo que toca a mis dirigentes del ICAIC en aquel momento. Voy a hacer dos que son deliciosas. Una, cuando nuestro recién creado Ministerio de Relaciones Exteriores, con Raúl Roa a la cabeza, organizó, o más bien pensó en desarrollar el personal de diplomáticos de la cultura, o sea, los atachés culturales. Saúl Yelín, figura imborrable –que los de mi generación no podrán jamás olvidar–, me propuso hacer unos cursos junto a otros colegas nuestros en el MINREX para mostrar a estos diplomáticos algo del quehacer cultural que comenzaba con la Revolución. Así lo hicimos y fue maravilloso. Allí también tuvimos contacto con algunas otras personas. No voy a hacer el discurso largo, pero fue un trabajo muy interesante que me parece debía repetirse en todos los niveles, no solo en el MINREX.

Igualmente cuando fui llamado por Alfredo Guevara para organizar el Grupo de Experimentación, del cual salieron algunos de los más grandes artistas cubanos de la canción, de la trova nueva (todavía no existía la nueva trova). Quiero deshacer ese entuerto. Se habla de la nueva trova, pero esta existe después de ese grupo, justamente por la influencia tan poderosa que algunos de esos cantores, entre otros: Pablo, Silvio, Sara, Noel Nicola y demás, ejercieron sobre una juventud que no solo jugaba pelota, sino que se enamoró de la poesía y de la música, agarró una guitarra –que es el instrumento portátil por excelencia– y comenzaron a cantar miles de jóvenes en Cuba. Cuando formamos ese grupo, Silvio Rodríguez y yo fuimos a ver a nuestro jefe –nuestro amado jefe, ¿por qué no decirlo?–, Alfredo Guevara, para proponerle entre otros formadores, a un ideólogo –dicho así suena pavoroso–. Pero en aquellos tiempos un ideólogo tenía otras connotaciones culturales, filosóficas y, por supuesto, a la larga, ideológicas. Encontramos la persona idónea y vamos a ver a nuestro Alfredo y esto es lo más alucinante. Le decimos: Fulano de tal va… No, no, mejor no decimos el nombre. No claro, estrategias y tácticas. Llegamos a él, le vamos a proponer a nuestro profesor de filosofia, de marxismo. «No –dice Alfredo–, por principio te digo que no puede ser. ¿Quién es?» Y así, esa es una de las anécdotas amables, hermosas, de las muchas que podría relatar.

Pero ahora, volviendo al presente, en este momento en que montones de amigos queridos me rodean y ustedes que han roto su quehacer cotidiano para acercarse aquí –aunque hoy no hay demasiado calor como para sufrirme–, además de él, estando todos ustedes aquí tengo que hacer un pequeñito discurso. Primero, que me siento muy feliz. Segundo, que todo ser humano necesita cariño y yo también, por eso están ustedes aquí conmigo.

Concierto del maestro Jesús Ortega y su orquesta de guitarras. Y para terminar, tendré a unos de mis queridos amigos de toda la vida que es Jesús Ortega –desde nuestra adolescencia, inseparables–, y a su Orquesta Sonantas Habaneras para darnos algo de música. Creo que merece la pena haber roto la inercia cotidiana para tener un poco de poesía sonora en este momento.

También habrá un documental de una joven guitarrista cubana. Es el documental de Tomás Piard sobre Rosa Matos, intérprete premiada de la nueva generación.

A todos los que me han entregado estos regalos tan valiosos e inolvidables, muchas gracias por su cariño, en primer lugar, por su presencia, en segundo, y finalmente, ojalá pueda yo devolver tanto cariño, pero pueden estar seguros que lo tengo. Muchas gracias.

 

 



Descriptor(es)
1. INSTITUTO CUBANO DEL ARTE E INDUSTRIA CINEMATOGRAFICOS (ICAIC)
2. MUSICA EN EL CINE
3. MÚSICA Y CINE

Web: http://www.cubacine.cult.cu/sitios/revistacinecubano/digital13/cap10.htm