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En nuestra compleja y posmoderna Civilización de la Imagen, no resulta útil temer y rechazar, sin más, los medios audiovisuales. Tampoco es válida la simplista reducción de su enseñanza al mero adiestramiento tecnológico. Lo audiovisual debería considerarse como una ventana para la expresión del libre pensamiento y un punto de partida para reflexionar sobre nuestro mundo. Nuestro método educativo debe ser el trabajo interdisciplinar y la pedagogía.
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