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Manolo Pérez: Un testigo de aquellas Palabras con el arte de la política
Rodríguez Derivet, Arleen
Título: Manolo Pérez: Un testigo de aquellas Palabras con el arte de la política (Entrevistas)

Autor(es): Arleen Rodríguez Derivet

Publicación: CubaDebate, 30/06/2021

Formato: Digital

—Arleen Rodríguez Derivet: Buenísimas noches. Hoy estamos en la casa de Manuel Pérez Paredes, una de las voces fundamentales, no digo voces, digo de la obra fundamental del cine cubano durante la historia misma del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, el Hombre de Maisinicú podría citarse, pero tantas otras obras ¿Qué hacía Manuel Pérez Paredes en aquel junio de 1961 de Palabras a los Intelectuales, por qué estaba en la Biblioteca Nacional?

—Manuel Pérez Paredes: Bueno, permíteme hacer un prólogo a esa pregunta porque yo vivo hoy, el año 2021, con 81 años, la preocupación casi la angustia, de que cuando uno cuenta ese pasado, en qué medida uno puede comunicarse con los que no estuvieron allí pero sobre todo, no pienso tanto en los que nacieron en el año 50 y eran muy niños o los que nacieron el 60 o en el 70. Es sobre todo con los que nacieron en los 80 y sobre todo en los 90, otra época de Cuba y del mundo.

Siempre me preocupo en qué medida logramos transmitirles la época, en qué medida la sintetizamos demasiado, o la contamos de una manera que cuesta trabajo para los que hoy tienen 30 ó 40 años y hasta 50 tal vez, meterse en la piel de aquellos momentos para entender los entresijos de lo que estaba pasando y no ser aburridos o si no eres aburrido, por lo menos penetrar o ayudarlos a penetrar en lo que era aquel tiempo, que yo califico para empezar, Tiempo de Fundación que ya desapareció, esos eran años de Fundación, y particularmente los tres primeros, o los 4 primeros, hasta la Crisis de octubre yo diría, año 62. Siento que es necesario contextualizar esas reuniones de la Biblioteca recordando algunas cosas que antecedieron.

—Arleen Rodríguez Derivet: Lo que ustedes llamarían los cuatro años que estremecieron a Cuba.

—Manuel Pérez Paredes: Anjá, como el documental que hizo Daniel Díaz Torres. Efectivamente, así mismo. ¿Por qué?

No creo que se puedan entender en profundidad esas tres sesiones, con Fidel participando en las tres, si no se recuerda o si no se informa, porque los que tienen mi edad pueden recordar, pero a los otros hay que contarles, qué estaba pasando en Cuba y en el mundo  cuando se da el estallido que conduce a las reuniones de la Biblioteca.

Y es la manera también de entender mejor a Fidel, porque cuesta trabajo leer las Palabras a los Intelectuales creo yo, por alguien que hoy tenga 30 años ó 40 incluso y carezca de información previa para entender cómo Fidel dice las cosas y porqué las dice, si no le han informado de los debates anteriores. Porque no es un discurso, no por gusto se les ha llamado Palabras, no es un discurso, es algo que se improvisa, y que se crea allí mismo. Fidel habla a partir de lo que oyó, de lo que oyó o de lo que le sugirieron, en ocasiones no se decían cosas…

—Arleen Rodríguez Derivet: ¿Pero él no estuvo todo el tiempo?

—Manuel Pérez Paredes: Hasta donde yo sé, él estuvo todo el tiempo, ¿por qué te digo hasta donde yo sé?, porque yo soy invitado a la sesión de clausura, a la del 30. Pero yo no estuve ni el 16 ni el 23, yo tenía 21 años, yo era un cineasta en formación, comenzaba a dirigir documentales, no tenía todavía una obra y por lo tanto no formé parte de los creadores que participaron ni el 16 ni el 23, a mí me invitaron a la del 30, a la de clausura, como también a otros compañeros.

Pero tanto el 16 como el 23, los debates fueron fuertes. çLo he conocido posteriormente leyéndolos, para también ayudarme a entender mejor qué dice Fidel, cómo se plantea concluir. O, como él dijo en un momento dado: “yo no vine a trazar pautas, yo vine a encontrar las pautas”. Y las pautas se las provoca lo que él escucha.

Él no llega allí con una política definitoria, sino que la construye de lo que él vive en esos debates pero, yo creo que es necesario recordar los antecedentes de por qué se llega al 16 al 3, y al 30 y ahí es necesario recordar qué estamos viviendo en el país, la conmoción general.

Desde enero cuando los Estados Unidos rompen relaciones con Cuba, antesala de Girón y la cronología de enero, febrero, marzo, abril, bueno pues, eso yo creo que casi todo el mundo la conoce, incluyendo por supuesto Girón.

Pero a los pocos días de Girón, a menos de un mes de Girón, se produce el problema con la película, el documental PM, que es el detonante. Aquí caemos en la clásica imagen, la pradera está seca, creo que se lo cargan a Mao ¿no? y una chispa enciende la pradera seca.

De alguna manera, PM fue la chispa que encendió la pradera y a menos de un mes de Girón. Se está empezando a hablar del canje de los invasores, están pasando cosas tremendamente impactantes en Cuba en ese momento y de pronto un documental -y vamos a llevarlo en diminutivo, un documentalito, por la duración, 15 minutos más o menos-  explota, estalla la imagen de la pradera seca o en la imagen más popular cubana, el out mal cantado en segunda.

¿Cómo es posible que un documentalito explote, … o Documental?, no digo documentalito para menospreciarlo ahora, pasado el tiempo, ¿cómo es posible que estalle lo que estalló? y que tenga Fidel Castro que emplear tres días, a lo largo de tres semanas, 16, 23, 30, atendiendo lo que está atendiendo, ¿qué hay debajo? Un iceberg. ¿En qué medida lo que pasó con ese documental explota y trasciende el documental y en qué medida el documental revela?

Yo creo, en primer lugar, que hay que decirle a los que no estaban allí y a los que no se han informado en detalle, que en ese momento, se estaba dando la existencia de tres corrientes fundamentales dentro de la cultura cubana de la revolución. Esas tres corrientes avanzaban con matices, con interpretaciones, con modos de ver el futuro del país, si no antagónicamente, sí de manera muy diferente.

Existía el ICAIC desde marzo del 59, con una posición de cultura revolucionaria para el cine, muy específica; existía la Casa de las Américas, que comenzaba a trabajar hacia América Latina con Haydée al frente y en enero del 61 se había creado el Consejo Nacional de Cultura  (CNC) para atender las demás manifestaciones artísticas de la cultura, con Vicentina Antuña como Presidenta y Edith García Buchaca, como las figuras clave en la vida pública de ese Consejo Nacional de Cultura. Esas tres corrientes eran tres corrientes de la revolución pero ellas a su vez, interpretaban y veían el futuro de la cultura, de la revolución de manera diferente.

—Arleen Rodríguez Derivet: Perdón, perdón, ¿el ICAIC y la Casa de las Américas también lo veían de manera diferente?

—Manuel Pérez Paredes: Hasta donde yo conozco, la relación y la unidad de la Casa de las Américas y el ICAIC era total.

—Arleen Rodríguez Derivet: Por eso, por eso.

—Manuel Pérez Paredes: Porque incluso…

—Arleen Rodríguez Derivet: Me parece que es una sola corriente.

—Manuel Pérez Paredes: Sí, sí, sí.

—Arleen Rodríguez Derivet: Entonces podría hablarse de dos corrientes más que de tres.

—Manuel Pérez Paredes: Sí, se pudiera añadir…

—Arleen Rodríguez Derivet: Pero Usted hablaba realmente de tres fuerzas.

—Manuel Pérez Paredes: Sí, porque el CNC llega con una posición que no es exactamente la del ICAIC y mucho menos la posición de Lunes de Revolución, del periódico Revolución. Y en cuanto a la Casa de las Américas y el ICAIC, desde muy temprano Alfredo creó una conciencia en nosotros, cuando digo nosotros me refiero a los que tenemos 20, 21, 22, 23 años en el 59. Alfredo creó una corriente muy importante de sentimiento latinoamericano.

Yo cobré conciencia de la identidad latinoamericana después del triunfo de la revolución. Yo podría haberme ido formando un pensamiento de izquierda, por estar vinculado a la Juventud Socialista, pero la identidad latinoamericana me la crea a mí el ICAIC cuando ya Alfredo comienza a asistir a los festivales (…)

Esa conciencia se creó en el ICAIC muy rápido, y ese ha sido un rasgo del ICAIC desde la fundación. Es decir, estaba el ICAIC con esa política. Pero la historia de la confrontación entre el ICAIC y los compañeros de Lunes de Revolución, sí fue una confrontación que muy rápidamente se hizo muy áspera. No de discrepancia, sino de hostilidad y eso está presente desde muy temprano.

—Arleen Rodríguez Derivet: Para decir, para los que no tienen el antecedente: Lunes de Revolución en el suplemento cultural del periódico Revolución,

—Manuel Pérez Paredes: Del periódico Revolución.

—Arleen Rodríguez Derivet: Y era muy confrontacional.

—Manuel Pérez Paredes: Muy confrontacional y…en mi opinión, Arleen, eran corrientes que interpretaban la cultura y el cine de manera diferente, pero también había claramente una lucha por el poder, por espacios de poder y cuando Fidel decide que el Presidente del ICAIC es Alfredo Guevara, pues yo creo que una parte de los compañeros de Lunes… se sintieron dolidos, replegados y el que estudia la época…

—Arleen Rodríguez Derivet: Hablamos de Guillermo Cabrera Infante

—Manuel Pérez Paredes: De Guillermo Cabrera Infante y de otros compañeros

—Arleen Rodríguez Derivet: Era el de la línea cinematográfica de Lunes….

—Manuel Pérez Paredes: Pero también había otros compañeros o algunos que fueron compañeros hasta la muerte o lo siguen siendo hoy, otros terminaron rompiendo con la Revolución, pero en general a lo largo del 59 y sobre todo del 60, se comenzó a dar desde el periódico Revolución y también desde algunas páginas de otras publicaciones, como la revista Bohemia, donde en aquel momento escribía Néstor Almendros como crítico de cine, se comenzó a dar una política de crítica hostil hacia el cine como se hace en el ICAIC o sea, comenzaron a darse debates -que son el antecedente de PM- en torno a si el cine que estaba haciendo el ICAIC era el cine que le hacía falta a la Revolución.

Se discutían las corrientes más importantes que había en el mundo en aquel momento: el neorrealismo italiano, que se lo adjudicaban al ICAIC como el defensor fuerte y del otro lado estaba la Nueva Ola francesa o el Free cinema inglés, y dentro del campo socialista el cine polaco como el cine más representativo, más que el soviético de la época.

Detrás de todos esos debates y de las críticas de la época a las películas del ICAIC, que en aquel momento eran Historias de la Revolución y Cuba baila, las únicas dos películas, aparte de los documentales, pero en general la crítica cinematográfica que se manejaba desde Revolución o en los lugares donde Carlos Franqui influía…

—Arleen Rodríguez Derivet: El director de Lunes…

—Manuel Pérez Paredes: Si, porque estaba Guillermo como el hombre de cine, pero Franqui era la figura hegemónica, en última instancia por su historia y su accionar: director de Radio Rebelde en fin, la trayectoria de Franqui lo convertirán en un peso pesado en la política más que el propio Guillermo. Todo esto de alguna manera se discutía pero con mucha hostilidad o sea, no eran intercambios de criterios, yo pienso así, tú piensas asado, no. Yo te critico, te hostigo y de alguna manera trato de descalificarte.

Esa atmósfera está presente para el que investigue la época, como antecedente. Pero al mismo tiempo, esta es una época en la que se están consolidando las instituciones del Estado y el ICAIC se concibe, no solo como el organismo que va a tratar de crear las bases para hacer la industria del cine y para generar un clima creativo donde aparezcan los artistas, los directores del cine -Titón y Julio ya venían formados, habían estudiado cine en Roma, y los que venían detrás: Humberto Solás en fin, todos los que después fuimos apareciendo: Manuel Octavio Gómez, etcétera-, sino que el ICAIC tenía una concepción global de la cultura cinematográfica que significaba no solo producir cine, sino también encargarse de la distribución y la exhibición de cine extranjero.

Porque para hacer una política cultural cinematográfica también tienes que tener una incidencia en la exhibición del cine extranjero que se compra en Cuba. Y el ICAIC tenía esa concepción global de monopolio estatal, cultural, cinematográfico.

Por ejemplo, te pongo un antecedente, que nadie lo recuerda, no tiene por qué, pero que está presente en todo esto y va a terminar en lo de la Biblioteca:

Cuando se crea el Ministerio de Comercio Exterior a principios del 61, estamos hablando ya pre Girón, el Ministerio de Comercio Exterior se planteaba por ejemplo, que ellos eran los encargados de la compra de películas en el exterior, que así como existían Ferrimport o Alimport, o las distintas empresas que Comercio Exterior tenía para las compras del monopolio del comercio exterior, le correspondía al Comercio Exterior tener también una empresa que se encargase de la compra de películas en el exterior. Estamos hablando de cuando todavía el bloqueo no había empezado, ya había señales, pero no estamos hablando del bloqueo que empezó del 62 en adelante.

En ese momento por ejemplo, el ICAIC tiene que discutir a nivel de la dirección del país, con (Osvaldo) Dorticós Presidente, Fidel Primer Ministro, y defender que para que haya una política cultural cinematográfica que trabaje tanto en la producción nacional como en la distribución y  exhibición (todavía los cines eran privados,  no estaban nacionalizados, algunas cadenas, muy coyunturalmente sí, pero no los cines)  el ICAIC debe controla la distribución, los dueños tienen que marcar en el ICAIC. El  ICAIC gana la pelea a nivel de Consejo de Ministros y crea una empresa que es la que se va a encargar de comprar en el exterior las películas que se vean en Cuba.

Todavía existen las distribuidoras norteamericanas. Pero Alfredo planteaba que, tal como estaba el mundo del cine, la única manera de descolonizar la pantalla es diversificar.

No hay 300 películas buenas al año en el mundo artístico. Para mantener los cines abiertos y que el público vea dos películas - acuérdate que en esa época los programas eran dos películas, no una, como después- hay que diversificar. Porque aquí el predominio era del cine norteamericano, 70% de las películas eran norteamericanas y otro alto porciento mexicanas que se apoyaban en el alfabetismo de un público que no podía leer subtitulaje…y un poco de cine europeo.

Él, que está luchando por controlar la exhibición, la distribución en este caso, ahora va avanzando, la revolución se va radicalizando y llega a Girón.

Y desde Revolución, Franqui también tiene un poder, no solo Proyecto Revolución, no solo Lunes de Revolución, no solo Ediciones R, una editora de libros, sino también el Canal 2, que él comienza a dirigir.

El canal 2 tiene programas de cine y comienzan a producir un cine alternativo al ICAIC, que lo enfrenta, más que complementarlo…Eso va enrareciendo las relaciones con el ICAIC, que ya estaban enrarecidas desde muy temprano.

Añade a esto Arleen, los rasgos de las personalidades, que también le ponen un plus, tú y yo discrepamos, pero si yo soy de determinada manera, le podemos añadir más más temperatura al conflicto.

Todo eso está por debajo, es como un iceberg y en mayo del 61, el ICAIC nacionaliza, ya después de Girón, todas las compañías norteamericanas de exhibición…de la Metro, la Warner, las de todas esas, se nacionalizan en mayo del 61, post Girón…

Y en medio de todo esto, Sabá Cabrera Infante y Orlando Jiménez estaban en este documental PM, en un intento de hacer una muestra de cine de Free-Cinema, del estilo Free-Cinema en Cuba, con el tema de la vida nocturna en La Habana, en las zonas digamos marginales de La Habana.

Ese documental se pasa en la televisión, donde se exhibe y se elogia. Para mí, cuando ellos deciden presentarlo al ICAIC para pasarlo en los cines, están haciendo la clásica provocación, la chispa de la pradera.

Los que han visto PM y me están escuchando o que lo vean algún día se darán cuenta. Ese documental en la televisión se podía pasar en ese canal que dirigía Carlos Franqui varias veces si les daba la gana.

El ICAIC no tenía poder de censura, ni de veto en la televisión, el ICAIC podía decidir qué películas se exhibía o no se exhibía en los cines, el ICAIC controlaba, iba controlando progresivamente, y había una comisión revisora para las pantallas de los cines, pero la televisión era independiente del ICAIC y no podía prohibir PM , porque podía tener una opinión sobre PM, pero no ejercer poder sobre PM.

Yo creo que cuando ellos, Sabá y Orlando, llevan el documental a la Comisión Revisora de películas, para que se pase en el Rex; están haciendo una provocación total, porque el cine Rex, que existía en la calle San Rafael se especializaban en documentales, noticieros, cortometrajes, era un cine muy especializado y PM es una película del cine comercial.

Tú pones PM en un cine normal de la Cuba del 61 y la gente dice qué es esto. El público va a ver cine de ficción, el noticiero de la época, el del ICAIC o los que todavía existían privados. La acción de llevarla a la Comisión Revisora de películas, para que el ICIACI la pasee en los cines, en mi opinión, yo lo interpreto hoy con 81 años, pero te digo que así lo pensé también con unos 21, como una provocación.

Y en aquel contexto con Girón tan cercano, se toma la decisión de vetarla, de censurarla, y ahí se encendió la chispa de la pradera. Para mí la acción de llevarla para que el ICAIC la pruebe y se pase en el Rex, es para que el ICAIC la prohíba y ahí se arme y se armó…

Para mí, yo lo sigo pensando hoy y eso sí no es un hallazgo, porque yo también con el tiempo he ido reflexionando, he ido pensando en aquello, cómo fue, si lo hicimos bien, si se hizo regular, si se hizo mal…Yo era más un hombre de filas del ICAIC, yo tenía militancia política, pero yo no tenía ninguna responsabilidad en el ICAIC, juzgaba, me sentí identificado con el ICAIC, pero no formaba parte de la toma de decisiones del ICAIC.

Años atrás me he preguntado, ¿hizo bien el ICAIC en prohibirlo? ¿Qué era lo más inteligente frente a una provocación, aceptarla, ir al choque, hacerlo de otra manera? Una de las cosas más interesantes cuando uno lee los debates previos a que Fidel intervenga, es que unos estaban discutiendo si había que prohibirla o no y otros discutían el procedimiento, ya no si se prohibía o no, sino el procedimiento. Bueno, tal vez se podría prohibir, pero había que haberlo hecho de otra manera. La forma. Y eso formó parte de los debates que Fidel tuvo que tener la paciencia de escuchar. Porque realmente eran de poco nivel intelectual, eran de poco vuelo, era un encono, una luchita.

No es que tú digas no, aquí hay argumentos interesantes en pro y en contra que hay que tener en cuenta y buscar la manera de unirlos, no, no, era la luchita, pero estaba dada...Evidentemente esa película detonó un debate.

Yo estuve en Casa de las Américas el 31 de mayo, estamos hablando 40 días después de Playa Girón -y ahora también me estoy extendiendo, pero me hace falta extenderme-. Yo siempre recuerdo qué estaba pasando en Cuba en mayo del 61. Había ocurrido la invasión de Playa Girón.

Fidel había anunciado en mayo, el día 1ro de Mayo, la nacionalización de la enseñanza, se acababan los colegios privados, se acababan sobre todo los colegios católicos, de monjas y de hermanos. Nacionalizar la enseñanza era una confrontación con el clero falangista, con el clero contrarrevolucionario, con el sector reaccionario de la Iglesia que era hostil ah, ah no que discrepaba, sino que era hostil enemigo, contrarrevolucionario total.

Y Fidel decide no demorarlo. El 1ro de Mayo, cuando se tumba el monumento al Maine, 14 días después de Girón, Fidel anuncia y creo que fue en Junio, poquitos días después, que ya se firma la Ley, que se nacionaliza la enseñanza.

Eso tiene una repercusión en Cuba impresionante. No es PM, es un sector importante de la clase media que sabe que a partir de septiembre su hija o su hijo van a ir a un colegio de enseñanza estatal, laica, que ya no va a haber monjas ni hermanos…

Fidel lo decide hacer en Mayo-Junio, que es el momento donde despega más la Operación Peter Pan, aunque desde diciembre del 60 se estaban yendo. A partir de esto, la cantidad de padres de clase media que deciden mandar los hijos apoyando la visa waiver de la Operación Peter Pan que podían salir entre 6 y 16 años, se fueron de Cuba 14 000 adolescentes, niños, adolescentes en 20 meses.

Cuando sacas la cuenta, se estaban yendo 30, 25 niños todos los días, solos a los Estados Unidos. Y se iban haciendo qué, yo hice un documental con otras personas con otros compañeros y compañeras sobre ese tema y hablamos con ellos allá. ¿Y qué te decían todos? Se iban con la confianza total de que una invasión norteamericana pondría orden en este país y regresarían. Los mandaban para evitar que estuvieran aquí en la guerra.

En ese clima de la Operación Peter Pan, en ese clima de la ley de la  enseñanza, había otro problema: más que unir a los artistas, en ese momento había que unir las fuerzas políticas. Ya se estaban dando los pasos para crear lo que después fueron las ORI (Organizaciones Revolucionarias Integradas) y hay un dato importante que yo recuerdo, que no lo conocí en ese momento lo conocí después, pero me ayudó a reforzar las ideas, que tengo:

El 24 de junio Fidel Castro va a otra reunión, invitado por Blas Roca. ¿Qué es? La reunión de disolución del PSP. Se está disolviendo el PSP, como primer paso para que también se disuelvan el 26 de julio y el Directorio y se pase a crear las ORI, que es el embrión de lo que después fue el Partido Socialista Unido de la Revolución Socialista, el PURS, antecedente del PCC y eso es vital, porque las 3 organizaciones se fusionan en una sola.

Me pongo a pensar. ¿Cómo estaba la cabeza de Fidel Castro? En la complejidad de unir esas organizaciones, pienso particularmente la estructura de años de años de PSP. Eso no se publicó en la prensa, pero Fidel lo estaba viviendo. El 23 fue a oír a los intelectuales  quejarse de todas las cosas que estaban pasando y el 24 a una reunión donde un partido con la tradición de años del PSP, que es el Partido Comunista, se va a disolver.

A veces he pensado si Fidel tal vez alguna vez pensó que pudieran haber demorado un poco esta bronca. Porque lo arrastraron a una situación que tuvo que enfrentar y manejar, mientras quedaba por delante, también, la creación de la UNEAC… Y de pronto este documental.

—Arleen Rodríguez Derivet: Es decir la UNEAC no es el resultado de la reunión de la Biblioteca, sino que ya se estaba gestando.

—Manuel Pérez Paredes: Ya se estaba gestando, pero esto podía  malograrla, porque la película servía de pretexto o detonante para dividir.

Y éste era el momento de mayor grado de unidad, porque ya la agresión de Girón, bueno después no pasó nada, pero qué sabíamos nosotros si Kenedy podía lanzarse a una invasión o si se daban condiciones en el país que favorecieran la invasión ya directa en el país por parte de los americanos.

Todo ese contexto, está operando. En Casa de las Américas el 31 de mayo se hace evidente que sí (en la bronca) no entra un nivel de dirección del país, no hay manera de que las corrientes en pugna, se pongan de acuerdo. Todo por la manera como se discutía. Ahí yo estuve y se discutía de manera excluyente.

Y la película era verdad y era pretexto. Y no había tampoco inteligencia política. Increíble para mí, por ejemplo, cómo una persona con el talento, docente y como escritora, de Mirta Aguirre -las cosas que yo había leído de Mirta, el libro que tiene sobre Cervantes, encantador maravilloso- y sin embargo, como dirigente político, Mirta tenía la virtud de dividir, por su manera de ser. En esa reunión en Casa de las Américas, no predominó la tendencia a “vamos a subordinar los aspectos secundarios del debate”, el problema de procedimiento…no.

Incluso me pasa una cosa, hoy uno ve PM y dice: ¿qué es esto? Yo me leo lo que Titón dijo de PM en aquel momento, criticándola. Y digo no puede ser posible. Pero me doy cuenta de que si uno está en la piel de la época, uno no logra entender cómo una persona con la amplitud de Titón piensa que PM no es contrarrevolucionaria, pero que hace daño. Y PM no hace daño.

Ahora, sin embargo, hay que pensar lo que era este país 30 días después de Girón y con la inminencia de posibles agresiones, desde la base de Guantánamo, con las agresiones, los bandidos en el Escambray, la muerte de Andrés González Lines, la operación donde desaparece la lancha.

Estábamos en un clima de tensión, de reflejos extremos. Vuelvo a Casa de las Américas, al debate, por ejemplo te mencionaba a Mirta, porque hay un momento en el que Mirta dice: budapestismo, grita budapestismo.

Budapestismo era recordando Budapest, Hungría. Mi generación, yo tenía 17 años cuando lo de Hungría, que es la invasión de los tanques soviéticos, cuando los soviéticos van a reprimir la insurrección, contrarrevolución o como lo llames hoy en día, que se da en Hungría, en Budapest, pero en toda Hungría.

La propaganda anticomunista tuvo una clase de crecimiento, porque la campaña que inundó toda la prensa de la época, los noticieros, la radio y la televisión, Bohemia, el anticomunismo, pero particularmente el anticomunismo a partir de la represión de los tanques soviéticos al pueblo húngaro…

—Arleen Rodríguez Derivet: Ahora lo que no entiendo es que una comunista diga Budapestismo, ¿está amenazando?

—Manuel Pérez Paredes: Está amenazando, porque Mirta en algún momento dijo, lo cual no es cierto, que la insurrección de Budapest había empezado por los intelectuales, pidiendo la libertad de creación. Para asociar que esto podría ser también contrarrevolución.

Los intelectuales pueden ser la cantera de la cual se sirve la contrarrevolución, para provocar un estallido y ella dice Budapest. Bueno, es totalmente manipulado por parte de Mirta, allí no había nada que permitiera asociar esto con contrarrevolución, era un debate.

Después, por el camino hubo contrarrevolución en cualquiera de las corrientes. Y hubo gente que se murió o que sigue a nuestro lado, pero era evidente, cuando terminó esa reunión, convocada por el Consejo Nacional de Cultura, era evidente que hacía falta que interviniera la dirección de la Revolución, no había nadie más con un poder hegemónico, con una historia, con un prestigio como para poner de acuerdo todo esto, porque lo que ha hecho el documental es polarizar y sacar a flote todas las contradicciones.

Y ahí es donde, evidentemente Fidel dice… o alguien lo fue a ver, en fin, él y Dorticós, que jugó un papel muy importante también al lado de Fidel, porque los Dorticós apoyó la idea de que era justo no exhibir el documental…

Ahí se decide que hay que hacer una reunión con los intelectuales porque se nos pueden dividir, o sea, por un lado, la unión del 26, el PSP y el directorio era estratégica, pero también era importantísimo que los creadores no se dividieran.

Y otra cosa bien importante a recordar para los que no tienen edad o no han estudiado la época, qué es: La Unión Soviética había dejado una huella cultural equivocada en la época de Stalin; eso gravitaba sobre los creadores y cuando la revolución se declara socialista viene la pregunta, ¿cómo va a ser la cultura en el socialismo?

O sea, los que tenemos 20 años, 21 años, yo no viví el 20 Congreso  en el 56, pero si ya en el 59 yo había leído el informe de Nikita, y ya conocíamos cuántos errores se habían  cometido en la Unión Soviética en la época de Stalin, particularmente en el campo de la creación artística.

Era comprensible que escritores, pintores, intelectuales, músicos, temieran. Hacía falta tener una confianza muy grande en Fidel Castro, pero también había reservas.

Se podía pensar que el socialismo tenía una manera de encarar la cultura artística con un precedente fatal, de prohibición y de sanciones y de cárcel, incluyendo muertes. Por lo tanto, se podía alimentar la duda, el temor, en gentes menos preparadas, menos confiadas en la Revolución, en el futuro.

Todo eso también estaba presente, soterrada o abiertamente. Después, cuando me leí los debates del 16 y del 23, veo que distintos intelectuales hablaron del tema y se recordó a Stalin y se recordó la experiencia que había en el socialismo con la cultura artística.

Manejar por lo tanto este asunto era también muy delicado para la dirección de la Revolución, (había que dejar muy claro) cómo iba a ser la cultura en la Revolución.

Vienen entonces las palabras de Fidel, que se han quedado reducidas a dentro y contra. Yo después me he enterado y he leído más, pero te digo que las palabras de Fidel para mí fueron muy importantes, no tanto por lo que dijo, sino por cómo lo dijo.

Después me he encontrado con gente joven que lo ha oído y piensa igual que yo, y me siento contento por eso, porque tú sabes que una cosa es leerlo y otra cosa es oírlo.

Fidel demostró el arte de la política, la manera de Fidel hablar. No es discurso, son palabras. La manera de decir lo que dijo fue genial por la manera de colocar las palabras y como él dijo yo no traje pautas, las voy a encontrar.

Porque yo te digo una cosa, en el debate hubo desniveles, hubo intervenciones conceptualmente muy buenas y hubo niveles bajísimos de ramplonería o de pase de cuenta.

—Arleen Rodríguez Derivet: En el debate, Fidel tuvo que tragarse todo eso.

—Manuel Pérez Paredes: A lo mejor el día 16 pensó que era una sola y hubo 3 reuniones, horas de horas haciendo catarsis, pases de cuenta. Y en muchas ocasiones, oyendo y en otras ocasiones interpretando sus textos, porque la gente también hablaba y a veces sugería, más que decir

Otra cosa que también me parece importante recordar es que todavía en ese momento lo único que conocíamos era el 20 Congreso del PCUS en febrero del 1956, pero el 20 Congreso del PCUS llegó hasta un punto nada más, porque la correlación de fuerzas en la Unión Soviética no permitió ir más lejos y los intelectuales se reunieron en la Biblioteca Nacional en junio del 61.

En octubre de ese año 3 meses después, se dio el 22 Congreso, que ahora a la generación tuya o más jóvenes que tú, les puede pasar que se enreden; pero en el 22 Congreso, en octubre 61, hay una nueva ofensiva contra los errores de Stalin; y se crea una correlación de fuerzas dentro del Buró Político del PCUS, donde Nikita plantea cosas mucho más severas, y más terribles cometidas por Stalin en su periodo de mandato.

Y será en octubre del 61 cuando se decide sacarlo del mausoleo, pero Stalin se quedó en el mausoleo en el 56 al lado de Lenin, porque los errores que se adjudicaron en el 56 no tenían tanto peso o no había fuerza política en la correlación de fuerzas en URSS para sacarlo del mausoleo. Pero en el 22 Congreso, las cosas que se informan son de tal magnitud que hay que sacarlo de mausoleo y enterrarlo en las murallas del Kremlin.

Todo eso en el sector de la cultura, ya había repercutido en junio del 61 y después va a repercutir mucho más en octubre 61. Pero Fidel tenía que tener el arte de dialogar, de hablar, de buscar unir. Por eso a mí me parece que había que destacar más, ya lo han hecho otros compañeros, el llamado de él a la unidad y de solamente enfrentar a los incorregibles.

Tratar de unir todo lo unible incluyendo los no revolucionarios, pero que no fueran contrarrevolucionarios incorregibles, abriendo la posibilidad de que se puede debatir y ganar o neutralizar a personas que se oponen a la Revolución, si son honestos y no son incorregiblemente contrarrevolucionarios.

Esa amplitud, ese prestigio, ese capital que más nadie tenía, ¡nadie¡ sólo él,  es lo que le va a permitir concluir esa reunión del 30 de junio en positivo.

No va a resolver los problemas de fondo porque, estoy convencido de que muchos compañeros se fueron de allí con dudas, con preocupaciones, pero con un voto de confianza, con un voto de confianza que la vida se encargaría después de disolver o reafirmar. Después la vida te llevaría por el camino de la Revolución o de romper con la Revolución, pero así, solamente así era posible ganar, crear la UNEAC y la UNEAC con Guillén, con Carpentier, con figuras incuestionables de la cultura cubana y todos los que seguían detrás, Retamar y todos los demás. Y después cuando surge la Gaceta de Cuba, se polemizaba y se polemizaba desde adentro de la Revolución.

Para mí lo importante era que Fidel conocía perfectamente a Carlos Franqui, con sus virtudes y sus limitaciones, porque lo tuvo en la Sierra Maestra, al frente Radio Reblede, conocía perfectamente a Alfredo Guevara desde La Universidad de La Habana. Sabía lo que podía esperar de cada uno y de ellos dos y sobre todo trabajaba por acercar, por salvar lo insalvable.

Y aquí salto a una cosa que yo viví un poco de cerca porque estaba en el Ejército en ese momento. En el 59 tuve la dualidad del Ejército y del ICAIC: lo de Hubert Matos.

Cuando lo de Hubert Matos había compañeros dentro de la Revolución que discrepaban de Hubert Matos, pero no calibraban en toda su medida la traición de Hubert Matos. Y Fidel fue de un cuidado tremendo para ganarlos. Para que no se perdieran.

Increíble. Porque Hubert Matos con sus grados de comandante dados por Fidel Castro, cuando decide el reto de la renuncia como presión, puso en serios aprietos a algunos revolucionarios importantes, con cargos y con una historia importantísima.

Y hubo que hacer un trabajo que solo Fidel, con su enorme capital moral, ese cheque en blanco que no se acaba nunca, pudo resolver -algunos no se salvaron y terminaron rompiendo con la Revolución, pero muchos se salvaron gracias a la manera en que Fidel consiguió convencerlos, explicarles, más lo que aportó el imperialismo con su agresión- y todo terminó con un sentimiento patriótico, uniéndolo a la Revolución.

Yo creo que en aquel momento, en junio 30, Fidel consiguió manejar la unidad, ganar tiempo y aplazar contradicciones, bajarles  temperatura o aplazarlas. Lo consiguió con ese prestigio increíble que él tenía. Y para mí ese es, me parece que es lo más importante: que cuando se le cuenta esto a los que hoy tienen 30 años, tratar de transmitirles esto que estoy intentando decirte ahora.

Si no, tengo el temor que el joven que lea Las palabras, si no tiene el contexto, no logra calibrar la riqueza de matices, de sutileza y de brillantez. Es el arte de la política, la política como arte, el arte de cómo le hablo a este grupo humano, que estaban todos divididos.

Cuando lees las intervenciones del 16 y el  23, ves el nivel de polarización que hay, unos en contra de la prohibición y otros no tanto en contra, pero sí en contra del procedimiento y el temor de que esto sea un antecedente o una señal de prácticas estalinistas; prácticas estalinistas que no se las podían cargar ni a Alfredo ni a Franqui, pero que se podían esperar de Edith por su procedencia PSP, porque es evidente que El tengo miedo de Virgilio Piñera era una manera de expresar un sentimiento de gente que no estaba exactamente en una posición política, sino que estaban pensando en lo creativo:

¿Yo podré expresar lo que quiero, porque las experiencias que se contaban de la época de Stalin eran preocupantes, eran inquietantes? Eso es lo que se me ocurre decirte ahora.

—Arleen Rodríguez Derivet: Por lo que usted mismo narra, siento que ahí emerge un liderazgo político sólido, pero veo señales también de una lección respecto a cómo funciona la relación política del arte dentro de un proceso revolucionario, quiero decir, el diálogo verdadero.

—Manuel Pérez Paredes: Mira sin lugar a dudas la importancia de que las instituciones tengan prestigio y también la contrapartida, digamos: existe Ministerio de Cultura, existe la UNEAC. Ambas tienen que tener nivel para discutir, para que haya diálogo, que no sean formales, que no sean puesta en escena, sino que realmente haya debate. Y sentar eso es un reto muy grande, porque después viene la vida y viene el día a día y vienen las luchas. Y con el tiempo la gente se olvida y renacen otra vez las pequeñeces, la falta de altura revolucionaria y se enferman otra vez las relaciones.

O sea, el que Fidel haya sido genial resolviendo ese problema no quiere decir que lo resolvió para siempre, porque eso constantemente hay que estarlo reactualizando. CONTINUARÁ...


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1. CINE CUBANO
2. CINE Y POLÍTICA
3. INSTITUTO CUBANO DEL ARTE E INDUSTRIA CINEMATOGRAFICOS (ICAIC)
4. POLITICA Y CULTURA