En el país de no pasa nada, farsa costumbrista mexicana post-PRI centrada en el flagelo de la corrupción, presenta una historia compleja e ingeniosa en que un empresario pícaro cae finalmente en su propia trampa. En el medio, el film va construyendo un fresco de la actualidad mexicana con capitanes de la industria del narco-lavado, mujeres de toda índole engañadas por ejecutivos viles, y personajes menores que intentan sobrevivir lo mejor que pueden con pequeñas avivadas.

La directora, María del Carmen De Lara, reune la doble condición de documentalista y feminista convencida que, con este relato elaborado y entretenido, ha saltado del ámbito independiente a los bordes de la industria. En declaraciones de la realizadora, se patentiza según propias palabras un mayor ínteres por la historia que por el formato. La historia en este caso, procede de un guión que los avatares políticos mexicanos mantuvieron irrealizado durante siete años; el formato por su parte no deja sin embargo de tener interés ya que a los 35mm se suma la inclusión del video, soporte que ocupa en en film un lugar especial basado sobre todo en su ambivalencia reveladora para la vida de la protagonista, e introduce de este modo un pequeño elemento de reflexión que seguramente no es ajeno al pasado de videasta de la directora.