El Festival de Cine Cero Latitud ha vivido muchos cambios  antes de empezar lo que será su octava muestra. En esta ocasión los organizadores, ahora dirigidos por la productora cinematográfica Isabel Dávalos, han decidido abrir las puertas a otros continentes, por lo que se contará con películas europeas e incluso asiáticas.

La razón, a criterio de Dávalos, es abrir una nueva ventana que vaya más allá de los territorios. Al entender que Latinoamérica tiene las mismas limitaciones que otras latitudes para la comercialización de películas, se ha invitado a estas cinematografías, “pero buscando que siempre haya una relación o similitud con las historias producidas en nuestro continente”, dice.

Aproximadamente 80 producciones (50 largometrajes y 30 cortometrajes) provenientes de países tan disímiles como Filipinas, Argentina, Colombia, España y Estados Unidos, conformarán las cinco secciones del Festival.

Regreso a salas masivas
Uno de los mayores inconvenientes que ha tenido el Festival es la disminución progresiva de espectadores, para lo cual la nueva administración ha pensado en diversas soluciones posibles. “Hemos regresado a las salas de cine múltiples en centros comerciales. Eso significa abrir la muestra a otros públicos”.

Además habrá funciones masivas al aire libre, comenta Dávalos y explica que se escogerán ciertos barrios donde colocarán una pantalla y equipos de audio para atraer a la gente al certamen.

En cuanto a la muestra de cortometrajes se ha planeado dar más apertura a los mismos, porque se trata del único formato absolutamente libre, a diferencia del largometraje, que está supeditado a vender o entrar en algún festival.

Por ello buscan primeras obras de directores que puedan demostrar sus cualidades. “Tenemos un comité que recibe los cortometrajes y también cuando tenemos cercanía apuntamos a los trabajos que deseamos que participen y hacemos el contacto”, afirma la directora.

La muestra seleccionará las mejores cintas, las cuales también se proyectarán en Guayaquil y Cuenca. “Es un resumen de lo que ha pasado en Quito, las que más onda han tenido con la gente”, cuenta Dávalos, quien por restricciones de los propietarios de las cintas no podrá proyectar con la misma frecuencia en dichas ciudades.

Se prevé una muestra de películas ecuatorianas, cuyas historias han mostrado “riesgo” y “nivel creativo”.

Estreno de Rabia
Pese a que la ley de cine ya está vigente desde hace 5 años, el Festival no ha podido estrenar películas ecuatorianas de la manera esperada. Cero Latitud ha hecho la invitación formal a realizadores nacionales y se esperan las respectivas inscripciones.

Sin embargo, el encuentro estrenará Rabia, de Sebastián Cordero, como pieza clave de la apertura de la exhibición. Esta cinta fue producida en España y ha recibido importantes premios, como la Bisagna de Oro en el Festival de Málaga, en este año.

La cinta ha sido merecedora de varios reconocimientos internacionales. Además del premio en Málaga, el largometraje ha recibido ya el Premio Especial del Jurado del Festival de Tokío; galardones al Mejor Director, Mejor Fotografía y Mejor Actriz en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara y el premio TAHOGA, al Mejor Guión, del Festival de Cine de Isla de Pascua.

Pese a las buenas críticas, el periódico español El País publicó —en un espacio de opinión— que “la claustrofobia ambiental de esa casona vasca, el aire decadente de la familia protagonista y el buen trabajo físico de Gustavo Sánchez Parra no son suficientes para sostener un guión en el que el maniqueísmo siempre inunda el dibujo de los personajes españoles”.

El rotativo destacó el trabajo de Cordero con la puesta en escena, pero dijo que la película “hace demasiadas aguas en la escritura”.

Un nuevo mercado
Finalmente, el Cero Latitud contará con un mercado en el que se ha invitado a representantes de medios audiovisuales de Colombia y Ecuador, para que adquieran películas realizadas, o por producirse, y posteriormente puedan ser expuestas a través de estos medios.

A este mercado puede ingresar cualquier productor, sin filtros. “Queremos integrar los canales a la producción, ya que no se ha completado ese círculo. Es importante para la industria tener un espacio para las negociaciones”, concluyó Dávalos.