“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENSAYO


  • Tulipa y Manuel Octavio, del teatro al cine
    Por Mercedes Santos Moray

    Manuel Octavio Gómez es uno de los precursores del nuevo cine cubano, desde sus años de cineclubista por las barriadas habaneras y, también, por haber sido uno de los primeros documentalistas que filmaron tras 1959, para integrar la triada con Titón (Tomás Gutiérrez Alea) y Julio García Espinosa.

    Graduado de periodismo y con estudios de publicidad, en realidad, y a pesar de su presencia en diarios cubanos como La Tarde y Diario Libre, su vocación no era el oficio del comunicador, sino el teatro, la narrativa, la crítica de los medios audiovisuales y, sobre todo, su pasión por el séptimo arte.

    De ahí su temprana presencia, en medio de las difíciles jornadas de los años 50 en Cuba, donde imperaba el régimen tiránico de Fulgencio Batista y la lucha revolucionaria, Manuel Octavio de vinculó con otros jóvenes alucinados, deseosos como él de hacer cine en la Isla, y así lo vemos unirse a la gente de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo y al Cineclub Visión, en el cual integró también su Consejo Ejecutivo.

    En plena juventud, con el triunfo de la Revolución en 1959, y con 24 años, se integró a la Sección Fílmica de la Dirección de Cultura del Ejército Rebelde y se desempeñó como Asistente de Dirección en varios documentales y en el primer largometraje de ficción, realizado por el recién creado Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica.

    Su carrera estuvo signada por la búsqueda incesante de un lenguaje propio y por el proceso siempre continuo, no exento de riesgos y de contradicciones, de crear su propia poética.

    Esta se iría conformando con títulos como los de sus largometrajes Tulipa, La primera carga al machete, (un clásico y una de las mayores expresiones estéticas del cine cubano), Los días del agua, Ustedes tienen la palabra y Gallego, entre otras, en las que se evidencia ese continuum.

    En esa obra cinematográfica jugó un papel rector también la presencia de la actriz, y compañera en la vida y en la obra de Manuel Octavio, la también desaparecida Idalia Anreus, quien falleció diez años después que su esposo, y fue no sólo su fetiche, sino su más intensa colaboradora.

    Idalia Anreus también había salido del Teatro Universitario y desde los años 60 dejó su impronta en la escena cubana donde interpretó varias obras como El alma buena de Tse-Chuan, El pagador de promesas, Recuerdos de Tulipa, El círculo de tiza caucasiano, Yerma, y del dramaturgo camagûeyano Manuel Reguera Saumell sus Recuerdos de Tulipa, que luego llevaría Manuel Octavio Gómez al cine, en 1967, bajo el título de Tulipa, así la actriz llegaba al celuloide con el conocimiento raigal de su personaje.

    La pieza teatral había sido estrenada por Rubén Vigón en la Sala Arlequín en 1962 y posteriormente dirigida por Dumé en el teatro El Sótano en 1964, antes de transformarse en largometraje, con guión del propio Manuel Octavio, cuya historia se centra en una mujer, bailarina nudista de circo, que enfrenta la maternidad, en un contexto cuajado de frustración, y también de lucha, que permite al personaje enfrentar la enajenación.

    La película, enmarcada en un proceso de aprendizaje para el director, tiene ciertos matices de ingenua espontaneidad, elevado por las imágenes que aprehenden situaciones y criaturas del entorno circense, desde su sustancia lúdica, y un trabajo de marcado acento realista.

    Entre sus méritos se encuentra el trabajo de la fotografía, siempre muy personal y distintivo del cine de Manuel Octavio Gómez, en la que sobresale la maestría de Jorge Herrera, durante los 93 minutos del metraje y fue calificada, por la crítica, de “fresca, espontánea, muy libre en movimientos, en las secuencias documentales, otra más elaborada, de movimientos y encuadres pensados, preconcebidos, sin que en ningún momento choquen una con otra, sino integrándose para dar un estilo peculiar a la película. Se utiliza al máximo la luz natural y se aprovechan inteligentemente los interiores y exteriores del circo. La luz del trópico aparece plena y deslumbrante.”

    La edición es de Nelson Rodríguez, y el sonido fue responsabilidad de Eugenio Vesa Figueras, Adlaberto Jiménez y Ricardo Istueta. Con un elenco que reunió a numerosos talentos de la escena cubana, encabezados por Idalia Anreus y entre los que se encuentran los desaparecidos Alejandro Lugo, Omar Valdés, Teté Vergara, así como Daisy Granados y José Antonio Rodríguez.

    Largometrajes de Manuel Octavio Gómez:
    Una escuela en el campo, 1961, Dirección 
    Historia de una batalla, 1962, Dirección 
    Tulipa, 1967, Dirección 
    La primera carga al machete, 1969, Dirección 
    Los días del agua, 1971, Dirección 
    Ustedes tienen la palabra, 1973, Dirección 
    La tierra y el cielo, 1976, Dirección 
    Una mujer, un hombre, una ciudad, 1978, Dirección 
    Patakín, 1982, Dirección 
    El señor Presidente, 1983, Dirección 
    Gallego, 1987, Dirección


    Tulipa and Manuel Octavio, of the theater to the cinema
    By Mercedes Santos Moray

    Manuel Octavio Gómez is one of the forerunners of the new Cuban cinema, since his years as film club member in Havana’s neighborhoods and was also one of the first documentary filmmakers to direct after 1959,  integrating in this way the triad with Titón (Tomás Gutiérrez Alea) and Julio García Espinosa.

    Even when he was a graduate of journalism and had studies of publicity, in fact, in spite of his presence in Cuban newspapers as La Tarde and Diario Libre, his vocation was not the occupation of journalist, but the theater, the narrative, being a critic of the audiovisual media and, mainly, its passion for the seventh art.   
     
    The above mentioned vocation explains his early presence, amid the difficult days of the 1950s decade in Cuba, where prevailed the tyrannical regime of Fulgencio Batista and the revolutionary struggle, Manuel Octavio joined other hallucinated youths that wished to make cinema in the Island, and in this way we see him join the people of the Cultural Society Nuestro Tiempo and to the film club Vision, of which he also integrated its executive council.   
     
    Already a young man, with the triumph of the Revolution in 1959, and with 24 years, he integrated to the Film Section of the Direction of Culture of the Rebel Army and he worked as assistant director in several documentaries and in the first fiction feature film made by the recently created Cuban Institute of the Film Art and Industry (ICAIC). 

    His career was marked by incessant search of a personal language and for the always continuous process, not exempt of risks and of contradictions, of creating its own poetic. This poetic was created with titles as the ones of the feature films Tulipa, La primera carga al machete (a classic and one of the greatest aesthetic expressions in the Cuban cinema), Los días del agua, Ustedes tienen la palabra and Gallego, among others, in which that continuum is evidenced.   
     
    In this filmmaker’s work also played a major role the presence of the late actress Idalia Anreus, Manuel Octavio Gomez’s partner in life and work, who died ten years after her husband, and it was not only his fetish actress but his most intense collaborator.  
     
    Idalia Anreus had also came from the University Theater and since the 1960s left its mark in the Cuban scene where she played several works as La primera carga al machete, El alma buena de Tse-ChuanEl pagador de promesasRecuerdos de Tulipa, El círculo de tiza caucasiano, Yerma, and Memorias de Tulipa by the Camagüey born playwright Manuel Reguera Saumell, a work that would be adapted later for the cinema in 1967, under the title of Tulipa, in this way the actress arrived to the cinema with a deep knowledge of her character's.  
     
    The theater was for the first time by Rubén Vigón in the theater hall Arlequín in 1962, and later it was directed by Dumé in the theater El Sotano in 1964, before becoming a feature film, with a screenplay by the own Manuel Octavio Gómez whose story evolve around a circus striptease dancer who faces maternity in an environment full of frustration, and also struggle, which allows the character to face the alienation.  
     
    The movie, framed within a learning process stage of the director, has certain traces of naïve spontaneity, enhance by the images that apprehend the situations and creatures of the circus environment, approaching its ludic essence with a marked realistic accent.  
     
    Among his merits is the cinematography work, which is always very personal and characteristic of Manuel Octavio Gómez’s work; in it stands out the mastery of cinematographer Jorge Herrera, during the 93 minutes of its running time; it was qualified by the critics of "fresh, spontaneous, with very free camera movements in the documentary sequences, and others with very elaborated camera movements and very thought and preconceived frames, without that this two styles, at any given moment, collide each other, but instead integrate to grant a peculiar style for the film. The natural light is used to the maximum of its possibility and the film smartly takes advantage of the indoor and open air locations of the circus. The light of the tropic is revealed in its fullness and total splendor."  
     
    Nelson Rodríguez was in charge of the editing, and Eugenio Vesa Figueras, Adlaberto Jiménez and Ricardo Istueta were responsible of the sound, with a cast that gathered numerous talents of the Cuban stage, headed by Idalia Anreus and among which were included the late Alejandro Lugo, Omar Valdés, Teté Vergara, as well as Daisy Granados and José Antonio Rodríguez.

    Feature films by Manuel Octavio Gómez:  

    Una escuela en el campo, 1961, Director  
    Historia de una batalla, 1962, Director  
    Tulipa, 1967, Director  
    La primera carga al machete, 1969, Director  
    Los días del agua, 1971, Director  
    Ustedes tienen la palabra, 1973, Director  
    La tierra y el cielo, 1976, Director  
    Una mujer, un hombre, una ciudad, 1978, Director  
    Patakín, 1982, Director  
    El señor Presidente, 1983, Director  
    Gallego, 1987, Director


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