“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

CRITICA


  • Sueños robados, tres muchachas entre problemas de adultos y voluntad de ser jóvenes
    Por Érico Borgo

    Seis años después de Cazuza - o Tempo não Pára, la cineasta Sandra Werneck retorna a las pantallas con la ficción Sueños robados (2009). Filme inspirado en el libro As Meninas da Esquina – Diários dos Sonhos, Dores e Aventuras de Seis Adolescentes do Brasil de Eliane Trindade, retoma un asunto ya explorado por Werneck en su documental Meninas, de 2006: el difícil día a día de las jóvenes de las comunidades pobres.

    La trama acompaña a tres de esas jóvenes, amigas inseparables del colegio, que encuentran en la prostitución una manera de complementar el mantenimiento doméstico o alcanzar sus sueños de consumo. La más "experta", Jéssica (Nanda Costa), se vale como puede para cuidar al abuelo Horácio (Nelson Xavier) y su hija Britney. Daiane (Amanda Diniz) vive en busca de afecto de su padre ausente, su hermano (Ângelo Antônio). Para completar, Sabrina (Kika Farias), carente de afecto y buscando un futuro mejor se enamora apasionadamente por un traficante de la comunidad.
    Aunque un tanto previsible, historias como la de estas tres muchachas son frecuentes, solo basta procurar oírlas, Sonhos Roubados es bastante sensible en su abordaje. La directora no depende de los diálogos para mostrar el cariño que nutre  a sus carismáticos personajes... ella lo demuestra a través de escenas sutiles. La honestidad reside en imágenes como la de una caja de shampoo que divide la profundidad de campo o cuando en la cena una de las chicas se pinta los labios usando la tetera como espejo.

    Las protagonistas dividen su tiempo entre precoces problemas de adultos y la voluntad de ser jóvenes. Las historias cruzadas resultan fuertes tanto separadas como en los momentos en que coinciden cuando las muchachas intercambian confidencias. Los diálogos, quizás merecían un poco más de cuidado, pues resultan inestables, problema tal vez del exceso de guionistas (son seis, Paulo Halm, Michelle Franz, Adriana Falcão, José Joffily, Mauricio Dias y la propia Werneck), pero nada que la calidad de las actuaciones no salve.

    Daniel Dantas está excelente como el pedófilo Tio Peri, equilibradísimo entre la ojeriza que el personaje causa y la naturalidad con que el mismo parece encarar su desviación. Marieta Severo, uno de los momentos más altos de Cazuza, se destaca una vez más en un filme de Werneck, ahora como la peluquera que sirve como figura materna y amiga a Daiane. MV Bill, que interpreta un presidiario, no se roba solo sus escenas porque en todas ellas interpreta a un presidiario no se roba las escenas pues aparece siempre junto a la promisoria Nanda Costa, el grande suceso de Sonhos Roubados. Las historias de Daiane y Sabrina son interesantes, mas es a Daiane, a través de Nanda, a quien queremos ver... la chica arisca que “se esfuerza mucho para gustar", sabe usar el cuerpo y no ve ningún problema en prostituirse. Ni siquiera acredita que lo hace es prostitución, visión honesta que la directora parece, de cierta manera, compartir, ya que el filme, acertadamente, no trata el tema con preconcepto alguno.

    (Fuente: Omelete.com.br)


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