Ajetreado por el estreno en territorio boliviano de American Visa, Juan Carlos Valdivia apenas pudo hacerse del tiempo necesario para conceder esta entrevista, en la que, entre otras cosas, recapitula la génesis de su segunda cinta en 10 años. Se trata de la adaptación cinematográfica de la novela homónima del escritor paceño Juan de Recacoechea, una película con la que pretende llegar al corazón del público boliviano, y sin necesidad de congraciarse con la crítica especializada.

- ¿Cómo y cuándo nace el proyecto de llevar a la pantalla grande American Visa?
Bueno, American Visa nace en el momento en que terminé Jonás y la Ballena Rosada (su ópera prima, de 1995) y empezaba a buscar proyectos, y me topé con la novela. De hecho, me la recomendó un gran amigo, Carlos Mesa (productor ejecutivo de Jonás…), que me dijo que sería una gran película. Entonces, empecé hablando con el escritor, Juan de Recacoechea, porque la novela me parecía muy cinematográfica, con una problemática actual y con personajes memorables. Eso me gustó mucho. 

- Al igual que en su primera película, ha recurrido a la adaptación de una novela boliviana. ¿Existe alguna predilección por esta manera de contar historias? ¿O fueron sólo las circunstancias las que determinaron el mismo procedimiento?
Bueno, así se ha dado con las dos primeras. De hecho, yo tengo otros guiones ya escritos que espero en algún momento filmarlos. No ha sido una predilección especial. Yo me topé con estas dos novelas: una, Jonás…, que me hizo reír mucho y esta otra, American Visa, que tiene sus ingredientes. Pero eso no quiere decir que toda mi carrera voy a estar haciendo adaptaciones, no necesariamente. 

- Entre Jonás… y American Visa han pasado 10 años. En este lapso, ¿en qué y cómo ha cambiado el cine de Juan Carlos Valdivia?
Bueno, yo pienso que hay una sensibilidad similar, aunque necesariamente se va a ver a un director más maduro. En los 10 años que han pasado, he hecho muchas cosas: televisión, publicidad y he dirigido otra película que espero salga entre febrero y marzo del próximo año…

- ¿De qué película se trata?
El último Evangelio, una película cien por ciento mejicana, que no escribí, sino sólo dirigí, y que, por cuestiones económicas, se quedó un poco parada. Pero la estamos sacando adelante. Entonces, creo que ha habido mucha actividad en estos 10 años. 

- Teniendo ya en cartelera American Visa, ¿está Juan Carlos Valdivia en condiciones de identificar rasgos que lo distingan como cineasta?
Yo lo que he tratado de hacer ha sido una película para el público, más que para la crítica, con todo respeto por la crítica. Entonces, esa intención está en Jonás… y está también en esta última.

 - ¿Y con qué se va a encontrar el espectador boliviano al momento de ver American Visa?
Yo creo que van a ver una película esperanzadora, una película con grandes actuaciones, una película visualmente contemporánea y actual. Yo espero que llegue al corazón de la gente, y todos los que hemos participado en este proyecto lo deseamos con mucho cariño. Hemos tratado de juntar la mayor cantidad de elementos que hagan de la película atractiva.

- ¿Cómo ha reaccionado la gente y la crítica allá en México, donde ya se ha estrenado la película?
En México, aunque todavía no se ha cumplido una semana del estreno, ya la vieron 180 mil espectadores. Creo que es un triunfo para los bolivianos que una película nuestra sea vista, en menos de una semana, por tanta gente. Salió en 200 cines y ha estado funcionando muy bien la película. Vamos a ver cómo se comporta en los próximos días, y a ver cuánto tiempo se queda en cartelera. Pero lo que importa es que entramos con pie derecho. 

- ¿Y qué espera del público boliviano?
Aquí en Bolivia hay también mucha expectativa. Por supuesto que es muy importante para nosotros cómo en la tierra de uno va a ser recibida la película. Estamos aquí, vienen los actores a acompañarnos y esperemos que a la gente le guste. El crítico más importante es el público, para nosotros. Y repito, sin despreciar a la crítica especializada, que también es importante, porque uno aprende mucho de eso.

- ¿Cómo interpreta esta seguidilla de estrenos nacionales que se ha dado en los últimos años?
Creo que es un gran momento para el cine nacional. El video digital ha abierto muchas oportunidades. En un momento de crisis como el que vivimos, es cuando más debemos estar produciendo y contando nuestras historias.

- ¿Considera que existe alguna relación entre su propuesta artística y la de los demás protagonistas de esta eclosión de filmes bolivianos recientes?
Yo creo que lo interesante de ahora es que hay todo un abanico de propuestas. Entre los directores que estamos trabajando, hay gente con mucha trayectoria como Paolo (Agazzi), gente nueva como Rodrigo (Bellott), yo que me considero ni viejo ni joven… Hay un abanico de estilos y de tipos de historias, y eso me parece muy sano. Un crítico o historiador podría quizá notar alguna tendencia, pero yo lo único que te puedo decir es que me da mucho gusto que haya nueva gente en el panorama y diferentes temas. No está mal que nos abramos a la comedia, a la sensualidad, a todo tipo de temas.

 - ¿De qué dependerá que esta buena racha de producciones mantenga su ritmo?
Tenemos que fortalecer el Conacine (Consejo Nacional de Cine); tenemos que luchar como comunidad cinematográfica para que el país aporte al fondo Ibermedia, que nos ha ayudado a hacer películas; y también debemos buscar mecanismos para fortalecer la industria y a los creadores de cine. Finalmente, estamos creando también una alternativa económica y fuentes de trabajo, aparte de la importancia que es tener películas nuestras en la pantalla.

- Una vez estrenada en Bolivia, ¿cuál será el itinerario de festivales y estrenos internacionales que seguirá la cinta?
Todavía no nos hemos enfocado hacia los festivales. Nuestra estrategia ha sido concentrarnos en el público. Hemos trabajado muchísimo, hemos hablado con la prensa. Yo creo que, después de eso, nos vamos a enfocar en el mercado americano, en los demás países de América Latina y también en España. Por supuesto que ya veremos cuál será la ruta festivalera que tendremos que recorrer. Sólo hemos asistido a un festival en México, que es uno local, el de Morelia, pero hasta ahora a ninguno internacional.

- ¿Ya tiene en carpeta nuevos proyectos?
Hay muchos nuevos proyectos. Es muy interesante cuando estás con todo esto (el trajín de la promoción de la cinta) y se te acerca mucha gente a contarte historias. Es muy rico ese diálogo que se entabla con la gente, y con las historias que tienen que ser contadas allí afuera. Entonces, vamos a ver qué historia es la que contaremos próximamente. Espero que con esta película nos vaya bien para que sea más fácil hacer la que sigue.

- Seguramente, no se desvinculará del todo de Bolivia y de sus historias al momento de encarar estos nuevos proyectos…
No, por supuesto. Yo creo que ahora, más que nunca, hay muchos temas que tocar en el país.