A lo largo de su carrera, Manuel Pérez Estremera ha sabido moverse con ingenio y destreza en diversos medios de comunicación, donde es fácil recoger testimonios de afecto entre quienes fueron sus compañeros y reconocer las huellas de su trabajo, siempre ligado al mundo del cine. Desde sus inicios, este gran profesional madrileño ha demostrado una clara identificación con nuestro continente y, se ha convertido, con el paso de los años, en uno de los nombres imprescindibles del cine latinoamericano. Ha sido el gran promotor e impulsor del Concurso de Guión Inédito del Festival de La Habana y productor de muchas películas importantes de nuestro continente. Manuel Pérez Estremera ha apoyado tanto a jóvenes realizadores como a directores consagrados, permitiendo que muchos proyectos hayan podido concretarse en la pantalla grande.

Locuaz, irónico y entusiasta, Manuel Pérez Estremera puede también definirse a través de sus propias palabras. Aquí presentamos sus opiniones sobre la importancia de los guiones de cine y la situación de las industrias cinematográficas latinoamericanas.

"Soy de los que piensan que el guión es la columna vertebral de un filme. He hecho muy poco como guionista, apenas tres o cuatro proyectos que se han llevado a la pantalla, pero creo que no soy un mal lector de guiones. Mi olfato me ha permitido encontrar algunos muy interesantes. El de Fresa y chocolate, por ejemplo, me pareció muy bueno desde el inicio y lo seguí de cerca por mi amistad con Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío. Iluminados por el fuego, deTristán Bauer, también fue un proyecto en el que me impliqué mucho.

"Para mí, el guión es algo muy misterioso: cómo lo sientes, cómo lo esperas y cómo lo escribes como autor. En La Habana me encontré con Whisky, de los directores uruguayos Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella, quien lamentablemente falleció. Todo el mundo decía que era muy escueto, muy impreciso. Sin embargo, para mí fue revelador, indicativo de cómo debe ser un guión de cine, pues pude ver claramente que detrás de esas líneas había una película. Cuando la vi terminada sentí que efectivamente había algo interesante dentro.

"En estos años he leído cerca de dos mil guiones de cine latinoamericano y con todos me he sentido comprometido. Con las óperas primas, porque me interesa que emerja gente nueva, y con las obras de los consagrados, por no ofender a nadie dándole poca consideración a su trabajo.

"El guión es un género que depende de lo que la narrativa cinematográfica pueda hacer de él, pues en el camino intervienen las ideas de los directores, los productores y los actores. Pero en torno al mundo latinoamericano me parece que hay un trabajo de guión que se caracteriza por la creatividad, por un punto de originalidad mayor del que notas en determinadas historias españolas y europeas, en general. Este rasgo te crea un interés por el cine latinoamericano que te obliga a seguirlo. Para un español, como yo, se vuelve una forma creativa cercana y agradable de encontrar.

"Si una industria brinda amplias posibilidades para que mucha gente acceda a la creación, tendremos películas, guionistas, directores y productores que sabrán hacer un cine comercial; y habrá otro cine para el público que tiene gustos diferentes, pero que también tiene derecho a existir. Esa industria consolidada dará posibilidad de creación para todos los estilos y gustos. Lo de "la ley es el mercado" le viene muy bien a los que dominan el mercado. Nos criamos viendo cine norteamericano y sus productos tienen muchas virtudes, pero no es solo que hayan conseguido imponer su calidad, sino que ha habido mucha inversión encubierta para imponerse, muchas ordenanzas en la Organización Mundial del Comercio y en otras organizaciones para dirigir hacia ese mercado tan fuerte las inversiones privadas. Nada es blanco o negro, sino que hay sombras variadas que hay que ir manejando desde los estamentos públicos".