D-Humanos (2011) es un proyecto colectivo que reúne a nueve documentalistas argentinos bajo la premisa de realizar un cortometraje cuyo tema deberá ser disparado a partir de un artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pero con la particularidad de ser trasladado a la Argentina de de hoy.
Mariana Arruti, Carmen Guarini, Andrés Habegger, Pablo Nisenson, Miguel Pereira, Ulises Rosell, Andrea Schellemberg, Lucía Rey y Rodrigo Paz y Javier De Silvio fueron los realizadores convocados para que plasmaran a lo largo de diez minutos su visión de cómo están la derechos humanos en la actualidad. Como en todo filme colectivo las miradas suelen ser diferentes y los resultados también, aunque en este caso particular vale destacar que el resultado final en su conjunto es homogéneo y alentador.
Habrá quienes se interesen más por unos que por otros, pero desde lo cinematográfico la idea fue cumplida en líneas generales. Resulta imposible realizar en cuatro o cinco párrafos un análisis de cada uno de los cortometrajes, aunque vale la pena destacar el trabajo de investigación realizado en Informe sobre la inequidad de Pablo Nisenson, la sensibilidad de Carmen Guarini en Baldosas de Buenos Aires, la disyuntiva que se crea a partir de La formación de Andrea Schellemberg o el crudo y desgarrador retrato que nos ofrecen Lucía Rey y Rodrigo Paz con La tumba.
Cada corto se entrelaza con otro a través de un tercero llamado Objetos humanos dirigido por Javier De Silvio. Un trabajo fraccionado en partes para ser utilizado como separador, cuya finalidad es diseccionar a través de un recorrido visual por la ciudad de Buenos Aires los diferentes objetos con los que interactuamos diariamente para, de esta manera, provocar una mirada diferente a la que tenemos sobre ellos.
D-Humanos nos brinda desde una visión menos teórica y mucho más práctica una breve síntesis sobre cómo están hoy los derechos humanos en la Argentina (y en el mundo). Un tema que nos incumbe a todos y con el que todos podemos hacer algo para que las cosas cambien más allá de la mirada cinematográfica, que por cierto suma y mucho.