Para que un documental en cine sea crítico y exponga problemas reales, se tiene que pensar con el corazón y tener sensibilidad para desarrollar un tema, así lo logró el cineasta cubano Santiago Álvarez Román, que firmó un compromiso con la sociedad luego de que se sintió frustrado por no poder ser pediatra, como lo cuenta su viuda Lázara Herrera. "Pienso que el sentimiento de no poder salvar vidas con la medicina, lo volcó al cine."

El mismo documentalista, reveló al mundo, en 1965, los problemas raciales de Estados Unidos con su elogiado trabajo Now, y demostró cómo la vida y obra de Ho Chi Minh se reflejó en la lucha del pueblo vietnamita contra el imperialismo, en la película Hanoi, martes 13.

"Hay que pensar siempre con el corazón, porque hay que mantener la cabeza serena. Santiago siempre se sintió parte del problema en cada uno de sus trabajos. Él ponía alma, corazón y vida en lo que hacía. Pienso que para Santiago era imposible filmar una guerra o una huelga y hasta una rumba y no sentir lo que estaba pasando", comentó Lázara Herrera.

La Cineteca Nacional exhibe 14 de los trabajos de Santiago Álvarez en el marco del primer Festival Internacional de Cine Documental de la ciudad de México, para demostrar que fue un personaje que revolucionó el documental. "El se arriesgó a decir que la guerra de Vietnam la ganó la mujer. Decía que si había que hacerle un monumento a alguien de la guerra, era a la mujer vietnamita. Es difícil decir cuál era su documental favorito; él mismo contestaba que no lo sabía. Hanoi, martes 13 le llegaba, porque fue un bombardeo terrible y por lo que él vivió. También, si le pedías que hablara del documental de la muerte de Víctor Jara, lo sacudía", dijo Lázara, de visita por México.

Durante 1935, a sus 16 años de edad, Santiago dirigió un programa de sexualidad y habló de sus problemas, en un tiempo en que el sexo era innombrable. Así fue con sus trabajos en el cine, y nunca le dijeron qué hacer ni qué decir.