Pocas veces, en la cinematografía mundial, un libro puede preciarse de tener la relevancia de este volumen de la investigadora costarricense María Lourdes Cortés. Pocas veces una investigación coloca una región entera en el mapa de la producción audiovisual, lo mismo en su dimensión histórica que contemporánea. En las páginas iniciales de La pantalla rota, Cortés explica la necesidad de un libro que devolviera a Centroamérica la visión de sí misma en cuanto a los esfuerzos, logros, fragilidad, discontinuidad, insistencia y esperanza que ha rodeado los esfuerzos de quienes en la región, y durante más de cien años, se han dedicado a la tarea de producir películas y han intentado fundar industrias nacionales al efecto. Valiéndose del manejo de una amplia cantidad de fuentes documentales, decenas de entrevistas y el visionaje de películas y videos, la autora reconstruye el devenir de la cinematografía de la región desde que, a finales del siglo XIX, fueran exhibidos los primeros cortos hasta los largometrajes más recientes. La imagen global que tal acumulación arroja es la de un espacio en el cual los cineastas, si bien han visto limitadas sus posibilidades por el desinterés de casi todos los gobiernos, también han persistido en el sueño de crear producciones nacionales. Llama especialmente la atención que dicho desinterés haya ido acompañado, en el caso de no pocos de los dictadores que asolaron la región, por el deseo de perpetuar la imagen propia mediante la filmación de actos públicos y todo tipo de celebraciones. El libro cierra con un breve recorrido por las estrategias organizacionales en los últimos años y con ello, abre una página de esperanza para el desarrollo del cine centroamericano.