Ubicar una historia sencilla en un ambiente común, un escenario que todos puedan reconocer, en el que los personajes de la ciudad que conocemos habitan como su espacio natural, y además sorprenderse con lo que se nos está contando al punto de involucrarse en la trama que atrapa al espectador de principio a fin, es uno de los mayores logros de 7 cajas.

La película dirigida por Tana Schémbori y Juan Carlos Maneglia, y que se sitúa en el ahora famoso Mercado 4 de Asunción en Paraguay, posiciona al país guaraní en el centro de atracción del cine latinoamericano contemporáneo.

Sostenida por el travelling en el uso de la cámara y un montaje que alude al thriller norteamericano, la historia de un joven que busca ganar un poco más de dinero y que se ve involucrado en un asunto que desconoce por completo, propone pensar en las formas de hacer cine y presentar una historia, que más allá del cliché de la nacionalidad se desarrolla con solvencia a lo largo de todo su metraje.

La propuesta de llevar siete cajas de un extremo al otro del mercado, que en términos más sencillos son sólo ocho cuadras, se convierte en una misión arriesgada para Víctor, quién vivirá una serie de peripecias que permiten desarrollar subtramas complejas, las que se resuelven con mucha solvencia, con un sentido de respeto al lenguaje cinematográfico más comercial en una adaptación a la realidad de un país sudamericano.

Ésta es una película que interpela al consumidor de cine y le propone que las grandes historias no necesitan banderas. Además, propone la construcción de un sentido desde su argumento, que se puede aplicar a cualquier ciudad del mundo.