“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

CRITICA


  • Hawaii, los amores difíciles
    Por Juan Pablo Russo

    Tras el auspicioso debut con la comedia romántica gay Plan B en 2009, Marco Berger  presentó en 2011 la tragedia Ausente. En el medio realizó algunos films colectivos como 5 (2010) o la serie Tensión Sexual. Volúmen 1: Volátil (2012) y Tensión Sexual: Violetas (2013). Siempre siguiendo con la exploración del universo homosexual y narrando historias de amor desde un lugar no habitual podemos decir hoy que su cine tiene una identidad propia y como los grandes autores basta reconocer una obra suya con solo ver la primera escena. Hawaii (2013), su último opus, no es la excepción y esta vez apela a la épica para contar la historia de amor entre dos hombres de diferentes clases sociales.

    Eugenio (Manuel Vignau) y Martín (Mateo Chiarino) eran amigos en la infancia. El tiempo pasó y nunca más volvieron a verse hasta que un día Martín cae en la casa que Eugenio está pasando el verano a pedir trabajo. A Eugenio la vida lo trató bastante bien y se ha convertido en un escritor, mientras que Martín quedó en la calle y hoy mendiga una changa  para poder comer. Pese a la atracción inicial ambos seres reprimirán el deseo por el temor a enfrentar lo que vendrá.

    Con muchas similitudes a Plan B en la construcción del juego histérico de los dos personajes, Hawaii se diferencia porque ya en el inicio -mediante algún tipo de información- queda de manifiesto que los dos personajes son gays, pese a que ninguno se anime a blanquearlo con el otro. Entre Eugenio y Martín nacerá una atracción que viene desde la infancia y que el reencuentro revivirá en forma de una extraña histeria sexual que el director, fiel a su estilo, recalca en la utilización de primeros planos corporales y gestuales que hablan sin la necesidad de utilizar palabras.

    Marco Berger es un gran narrador de historias, pero más aún es un gran creador de tensión sexual. En ninguna de sus películas los personajes recurren al sexo para manifestar erotismo. Aunque el erotismo marcado por el roce, las miradas o la utilización del cuerpo funcionan como un elemento sexual que siempre interactúa cómo un personaje más, adquiriendo un rol protagónico y siendo hoy marca registrada de una obra que pese a caer en la repetición de fórmulas siempre es interesante de ver.

    Con una gran actuación de Manuel Vignau (en las antípodas de su personaje de Plan B) y un intersante debut de Mateo Chiarino, Hawaii consolida a Marco Berger como uno de los autores que mejor sabe contar historias de amores reprimidos en el cine argentino y convertirlas en películas lindas de ver.


    (Fuente: Escribiendocine.com)


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