Además de haber sido un hito de la televisión nacional, Los simuladores permitió mostrar a un guionista y director que prometía: Damián Szifrón. Sus películas El fondo del mar y Tiempo de valientes, así como Hermanos y detectives, su segundo éxito televisivo, confirmaron que se trataba de uno de los talentos argentinos más importantes; una mente capaz de aunar entretenimiento, calidad e imaginación, con un irresistible bagaje pop de carácter universal. Luego de demasiados años de no hacer público ningún trabajo, vuelve con su tercer largometraje. Un retorno que supera las expectativas.
Los relatos salvajes del título consisten en seis historias acerca de la locura, la obsesión y la violencia más impulsiva, que revelan el costado más animal del ser humano. Así podremos conocer a un grupo de personajes en medio de una extraña coincidencia y a una muchacha que se reencuentra con el hombre que arruinó a su familia y al individuo de la ciudad que conocerá lo peor de la ruta y al empleado que se enfrentará a la burocracia y a la familia de clase alta lidiando con un crimen imprevisto y al casamiento con el desarrollo menos esperado. Terrible salvajada sería contar en detalle cada segmento.
Como sucede en los mencionados productos de Szifrón, la calidad de los guiones va de la mano con un pulso cinematográfico vibrante, exacto. Si bien abundan las atrocidades y las conductas más enfermizas, el tono tiene que ver con el humor negro; no cae en la crudeza extrema, como si hubiera hecho un Gaspar Noé. En algunos casos, resulta difícil no pensar en Un día de furia, de Joel Schumacher, aunque más creativa y menos tibia a la hora de cruzar límites. El nivel de exploración personal remite a El fondo del mar, aunque con la potencia propia de Los simuladores (incluyendo el uso de la música; inolvidable el nuevo rol que aquí juega Lady Lady Lady, de Joe Espósito, perteneciente a la banda sonora de Flashdance), dando por resultado un combo demoledor, inigualable, equivalente a mil patadas en las encías.
El elenco catapulta aún más el nivel de las historias. A esta altura, no se podía esperar menos de Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Érica Rivas, Oscar Martínez, Rita Cortese, Julieta Zylberberg, Osmar Nuñez, Darío Grandinetti, además de un elenco secundario que también se luce. Queda claro que la marcación actoral tampoco se le escapa al director.
¿Una de las mejores películas de la historia del cine argentino? Seguramente. ¿La obra que marcará un quiebre en la industria cinematográfica nacional? Es difícil precisarlo. Por lo pronto, Relatos salvajes es violenta, audaz, perturbadora. Más que un filme, un acontecimiento sociocultural que nos deja pensando en lo que seríamos capaces de cometer si llegáramos a perder la cabeza.