“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

CRITICA


  • La vida después, buscando donde no hay
    Por José Luis García

    Ópera prima del mexicano David Pablos, egresado del CCC, La vida después es un melodrama sobre las relaciones entre una madre y sus dos hijos y, a su vez, la que mantienen ellos. Estamos ante una familia del todo disfuncional que parece navegar sin un rumbo prefijado entre unos seres insatisfechos con el camino que han transitado pero que están buscando, y no saben cómo hacerlo, ese hogar que siempre han soñado. El film se proyectó en la sección Horizontes de la 70 edición de la Mostra de Venecia.

    A grandes rasgos, el filme se propone indagar qué factores aparte de los genéticos son los que heredamos de nuestros progenitores y lo hace mediante la descripción del caso extremo de una madre soltera bastante inestable que vive con sus dos hijos, a quienes vemos primero siendo niños y posteriormente en la etapa final de la adolescencia.

    Desde el principio, la madre tiene un trato desigual con respecto a los niños al tiempo que se halla embebida por sus contradicciones y sus adicciones: tiene un repertorio de pastillas que va tomando y trata en falso de ahogar su fuerte depresión recurriendo impulsivamente al alcohol. Sobre el niño pequeño, Samuel, tiende una especie de manto protector que a él le permite crecer con mayor seguridad en sí mismo, lo que no ocurre con su hermano Rodrigo, quien a medida que se va haciendo mayor procura identificarse y repetir las incoherencias de su madre como un intento de comprenderla, mientras que su hermano Samuel trata de progresar por el camino de diferenciar lo que está bien de lo que está mal.

    La película llega a un punto en que la madre desaparece y les deja a los hijos una nota disculpándose. Rodrigo, que ya acaba de cumplir 18 años, y Samuel deciden entonces salir en su busca y para ello, echando mano de sus recuerdos de infancia se dirigen hacia uno de los lugares donde piensan que se puede haber desplazado, Cananea, en el desierto del estado de Sonora. Esa búsqueda es la que pondrá en evidencia el diferente pensamiento y modo de obrar de ambos hermanos.

    La vida después es una de esas películas en las que los gestos, las miradas y los silencios cuentan mucho más que lo que se dice pues de lo que normalmente hablan, poco puede deducirse si no es asociándolo al conflicto principal que la película está contando. Las conversaciones entre estos chicos que están en el final de su adolescencia, suelen construirse con frases cortas y además, casi siempre se refieren a su madre por su nombre de pila, Silvia, en lugar de llamarle mamá.

    David Pablos nos entrega el relato con un ritmo sosegado, retratando a unos chicos que hablan usando un lenguaje breve y ajustado, sin demasiados matices, pero cuyos ingredientes, sobre todo la incógnita acerca del paradero de la madre, nos mantienen en vilo en esta historia que nos está cuestionando temas como la maternidad, la infancia, la familia, la salud, la fraternidad y el perdón. El mensaje espiritual, tan importante en México, está reflejado muy de pasada en la película y es el único que proporciona al menos cierta fachada de coherencia frente a la atmósfera depresiva en la que se mueven los personajes principales.

    Los antecedentes familiares también tienen síntomas inequívocos de que algunas cosas no funcionaron correctamente y ahora es muy difícil revertirlas hacia un sentido positivo. El abuelo se suicidó, la madre es fármaco-dependiente y alcohólica, aunque su depresión no es reactiva, y Rodrigo es quien más ha heredado rasgos parecidos, mientras sólo ríe frente a programas basura del televisor y le hace gracia que pateen a una prostituta en plena calle sin darse cuenta de que él también es víctima de otro tipo de violencia más sutil, la de los padres que no saben dar a sus hijos una educación correcta porque ellos tampoco la recibieron.

    Pablos explicaba en Venecia que él parte de un concepto que podría ser algo polémico y hasta digno de un largo debate: se pregunta si debemos amar obligatoriamente a nuestros hermanos y a nuestros padres simplemente porque lo son ya que piensa que la familia se construye más allá del lugar en que naciste porque tú no pudiste escoger. La vida después es un filme que ofrece una clara distinción entre la parte infantil y la post-adolescente de Rodrigo y Samuel y quizá es una buena pregunta para que cada uno se lo cuestione después de ver lo que les está sucediendo a los chicos de la película.


    (Fuente: Cinestel.com)


PELICULAS RELACIONADAS
La vida después


BUSQUEDA DE TEXTOS









RECIBA NUESTRO BOLETIN

APOYO DE
COLABORACION
Copyright © 2024 Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano. Todos los derechos reservados.
©Bootstrap, Copyright 2013 Twitter, Inc under the Apache 2.0 license.