“Todo es el viento, y el viento es siempre aire de viaje”, decía un fragmento de poema de Octavio Paz que se puede leer al inicio de esta nueva película de la realizadora costarricense Paz Fábrega, Viaje, la historia de flirteo y amor fugaz de Luciana y Pedro, dos participantes en una fiesta de disfraces en San José que pasan la noche juntos y a la mañana siguiente ella decide acompañarlo en su trabajo como biólogo en un bosque, aunque de antemano saben que no tienen futuro en común.

Estrenada con éxito en Costa Rica, donde fue promocionada como la primera historia de amor del cine tico, fue muy bien recibida en Nueva York como parte de la sección oficial del Festival de Tribeca. El relato amoroso está planteado desde un espíritu libre sin querer caer en compromisos ni ataduras.

Kattia González y Fernando Bolaños son los dos protagonistas de Viaje, un desplazamiento físico pero también emocional desde su fiesta capitalina hasta el bosque situado en el Parque Nacional Volcán Rincón de la Vieja, donde Fábrega mezcla complicidad, amistad, erotismo y diversión. En su tránsito se encontrarán con un taxista que le pone cierto contrapunto a esta historia entre dos personas que a priori no buscan afinidades.

La película ha sido rodada en blanco y negro, lo cual nos da ventaja a la hora de fijarnos en la expresión de los personajes y el contenido de sus conversaciones, ya que es un filme muy acompañado de la palabra y los gestos como elementos esenciales. Por supuesto que aquí la mirada femenina de la directora es fundamental, necesaria, y se hace notar durante toda la cinta porque plasma realidades poco vistas en el cine pero que han venido sucediendo durante décadas sin que las pantallas lo reflejaran así. Lo que pasaba es que tomadas desde un punto de vista de cualquier director hombre, los enfoques sobre temas de pareja suelen ser algo distintos en su esquema conceptual e incluso técnico.

Viaje es una película de búsqueda y experimentación, de amantes pasajeros que se han encontrado en una fiesta carnavalesca donde él le ha dado un beso furtivo a ella, también de personas que hacen el sano ejercicio de añorar aquellos gratísimos momentos de la infancia en los que se jugaba, se ensayaba y se tanteaba, con el propósito de pasar un buen rato dándole vueltas a las cosas, -no faltan aquí algunas referencias infantiles-. Vivir el presente sería el objetivo primordial de estos dos protagonistas del interesante filme de la costarricense Paz Fábrega.