La figura y la obra de la reconocida cineasta experimental argentina Narcisa Hirsch es rescatada en Reflejo Narcisa, un documental que se estrenó en el Malba, Buenos Aires, y donde Silvina Szperling repasa su vida y su trayectoria con la ayuda de fotografías y cartas de la juventud de la madre de la protagonista. La película de Szperling acaba de ganar la Mención Especial de la Competencia Iberoamericana de Largometrajes del sexto Festival Cine de Mujeres que se realizó en Santiago de Chile, donde los jurados la reconocieron “por el interés cinematográfico y el valor formal de rescatar a una directora clave del cine argentino”.

El documental, donde Szperling busca reflejar el arte (la investigación fílmica y su inclinación por la performance y el happening) y las preocupaciones humanas y metafísicas de Hirsch, será proyectada el próximo domingo, y todos los domingos de mayo, a las 20hrs, en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, ubicado en la avenida Figueroa Alcorta 3415.

“El contacto con Narcisa surgió más por el lado de la danza y la performance que por el lado de las anécdotas personales, lo cual creo que realza la estatura creativa de la artista y permite al espectador proyectar su propio reflejo”, afirmó a Télam la directora, quien comenzó a pensar en este filme cuando proyectó uno de los filmes de Hirsch en un festival de videodanza que ella misma dirige.

Szperling cree que, además, “como mujer, Narcisa ha hecho punta de lanza junto con Marie Louise Alemann (otra cineasta pionera del cine experimental en la Argentina) y es un ejemplo para las realizadoras jóvenes ya que nunca trató de emular a los cineastas varones que copaban la escena en los 60”.

-¿Cuál fue el disparador o punto de partida para hacer esta película?

- Fue la admiración que sentí al conocer la obra de Narcisa Hirsch. Específicamente la proyección binaria de Rumi (filmado en 16 milímetros y video) en el Festival VideoDanzaBA que dirijo. Comentamos con una invitada internacional: "Quiero ser como ella!!!”

-¿Qué te interesaba rescatar de la obra o la persona de Narcisa?

-Además de su maravilloso cine, me interesaban sus trabajos performáticos, como los happenings, los grafittis y sus cartas a los hombres. Creo que esa es la parte de su obra más desconocida y por decisión de ella misma, anónima. Ese anonimato ella lo definió como un "sonambulismo" y me parece que es una forma de denominar al fluir de la conciencia, a ese deambular entre los planos del inconsciente y de la metafísica que ella transita tan bien.

-¿Qué cosas te permitió descubrir la película?

-Que ese fluir entre planos de conciencia del arte de Narcisa fue el arma que le permitió sobrevivir a situaciones vitales extremas, como la preguerra en Alemania y Austria, el ser hija de madre soltera o casi (su padre las abandonó cuando ella tenía cinco años) y muchas otras situaciones vitales a las cuales supo sortear a fuerza de arte.

-Y en ese sentido, ¿qué tipo de artista es Narcisa?

-Ella es una persona que básicamente se define como artista y a su vez no vive el arte como algo excepcional, sino como algo necesario para la subsistencia en el sentido del alimento vital. Por eso sigue haciendo obra a los 88 años.

-¿Cómo definirías a su obra, teniendo en cuenta que es como un puente entre una generación de cineastas experimentales que filmaban en los 70 y otra más actual?

-Creo que la obra de Narcisa es enorme y su coherencia no se basa en algo estilístico sino en su propia renovación constante. Cuando estábamos comenzando el rodaje yo le propuse filmar en Super 8 y ella me dijo: "Pero eso ya fue! yo lo que quiero es hacer hologramas". Es decir, es una creadora interesada en cambiar de soporte, cambiar de tecnología, cambiar de método. En ese sentido creo que el puente con las generaciones más jóvenes es su propia inquietud.

-¿Pensaste en alguna estética en particular a la hora de escribir, filmar y montar la película? ¿Hay algo de la obra de Narcisa que resuene en la tuya?

-Al comienzo pensaba en una estética más autobiográfica, es decir, relacionar la vida y obra de Narcisa a la mía. Aparecieron muchas coincidencias témporo-espaciales, pero a medida que avanzaba el rodaje, la figura de Narcisa se iba agigantando y era imposible e innecesario superponerle eventos de la mía. La película se fue definiendo hacia un estado contemplativo, donde la cámara acompaña a Narcisa en sus tiempos vitales. Si bien ella es muy activa para su edad, no deja de ser una película sobre la vejez. Sobre la vejez y el arte. Sobre toda una vida en el arte.