Daranas camina por el Cosmos y ...por Cuba
Por Paquita Armas Fonseca
Carmela, la maestra de Conducta todavía hace que mis ojos se llenen de lágrimas, mientras me estremezco con Los dioses rotos y rio con La vida en rosa, como le sucede a la mayoría de los seguidores de la obra de Ernesto Daranas.
¿De qué va esta película?
De la amistad entre Sergio, un radioaficionado y profesor de marxismo cubano y Serguei Asimov, un cosmonauta soviético que se encuentra en la estación orbital Mir. Todo transcurre en el comienzo de los años 90, cuando el mundo se vira patas arriba para estos dos hombres.
Tengo entendido que Serguei Asimov se inspira en el famoso cosmonauta Krikaliov.
Sólo en parte. En 1992 los medios nos presentaron a Krikaliov como un héroe soviético-ruso que había permanecido más de 10 meses en la estación orbital Mir. Nadie nos dijo que había estado todo ese tiempo allá arriba porque el caos que reinaba en su país hacía muy difícil bajarlo, esta es la circunstancia que utiliza nuestra historia. Lo que sí es completamente real es que más de un radioaficionado cubano ha logrado contactar con la Mir y, más recientemente, con la Estación Espacial Internacional.
Conocí de tus andares en busca de profesores de marxismo de la época ¿entrevistaste a algunos? ¿cómo llegaste al abismo de Sergio?
Conté con fuentes excelentes para recrear no sólo el abismo de Sergio, sino el de muchos de nosotros. Sergio es un convencido del marxismo al que la realidad le mueve el piso, un hombre honesto que se verá forzado a hacer las mismas cosas que tú y yo tuvimos que hacer para sobrellevar aquellos años.
¿Qué te mueve a regresar a esos duros 90?
Entre otras razones, porque se mantienen vigentes y porque nunca logramos salir realmente de una crisis que ha terminado por ser mucho más que económica. Siempre he pensado que aquella circunstancia histórica que dio inicio al Período Especial ha sido la mejor oportunidad que hemos tenido para entender que el único capital sostenible al que puede aspirar el socialismo cubano es la libre iniciativa de su pueblo.
Un pueblo que, por entonces, se preciaba de ser uno de los mejor preparados del mundo. Sin embargo, esa iniciativa y esa capacidad han estado limitadas por restricciones que apenas comienzan a levantarse muy lentamente.
En un momento donde muchos apostaban a que la revolución se derrumbaría tras la caída URSS, Sergio encarna a ese profesional que no dejó de creer que nuestro socialismo preservaría sus logros y aprendería de sus errores para trazar un camino que, a la larga, nos librara de nuevas dependencias. No ocurrió de esa manera, al menos, no de la manera que muchos cubanos como Sergio esperaban. Pero la realidad es testaruda y ahora vuelve a colocarnos frente a una encrucijada que, en algunos aspectos, nos remite a esos duros 90.
¿Dejas un huequito para algunos profesores y estudiosos que, como en el resto del mundo, continúan pensando que el marxismo, en tanto estudio del capital, no ha sido superado?
Por eso no hay como el propio marxismo para explicar el fracaso de muchas de sus puestas en práctica. Los mayores enemigos de Marx han sido los que han dado la espalda a la dialéctica para atrincherarse en posiciones de las que nacen nuevos intereses de clase que terminan secuestrando cualquier variante real de socialismo.
¿Cómo escogiste al elenco?
Tomás Cao, Héctor Noas, Yuliet Cruz, Armando Miguel e Idalmis García son actores con los que ya he trabajado y desde el primer momento tuve claro cuáles eran sus personajes. Luego vino lo difícil, pues hay muchos excelentes actores y actrices con los que he querido trabajar siempre y esta es una película de pocos personajes. Al final tuve el privilegio de contar con Mario Guerra, Camila Arteche, Ana Gloria Buduén, Luís Manuel Álvarez y un grupo de talentosos estudiantes del ISA. Con todos ellos terminamos conformando un casting muy creativo y diverso que aportó mucho a la historia y a sus personajes.
¿No hay niños esta vez?
Aylín de la Caridad, una niña de 6 años. Nos tenía a todos en un bolsillo y fue la reina del rodaje. Por cierto, en el trabajo con Aylín y con el resto de los actores fue muy valioso el apoyo que recibí de parte de Idalmis García y Marlon Pijuán.
¿Por qué construir la MIR en Barcelona? ¿Cómo lograron reproducir la estación?
En nuestro cine hay el talento necesario para intentar casi cualquier cosa y te confieso que mi sueño era hacer una película 100% cubana. Pero la eterna escasez de recursos nos frena. A partir de esta realidad, la entrada de Mediapro como co-productor fue un acierto porque, más allá de los recursos que aportan, han tenido el cuidado de aglutinar a un gran equipo de profesionales. Ellos replicaron una estación espacial muy creíble cuyo punto de partida fue el trabajo de investigación y de maquetado 3D que hicieron aquí nuestros especialistas. En esto es bueno apuntar que la Mir real no tenía nada que ver con el glamour tecnológico del cine del espacio al que estamos habituados. Esa estética "bola" que los cubanos conocemos tan bien, estaba por todos lados; la estación era estrecha, caótica y hasta sucia en sus últimos años. Sin embargo, allí se concretaron muchos logros científicos y se abrió la era de los vuelos de larga duración que ahora permiten el sueño de llegar a Marte.
¿Ya filmaste en Cuba o estás por hacerlo?¿Volverás a tu adorada Habana vieja?
Ya lo hemos filmado casi todo con otro excelente equipo de trabajo aquí en Cuba. En esta ocasión nos fuimos un poco más lejos y llegamos hasta Centro Habana. También se rodó en un interior de Santos Suárez y en el Instituto Superior de Arte.
¿Cuáles han sido las mayores complejidades del rodaje?
Muchas, aunque tal vez la mayor fue recrear la antigravedad, tanto en la estación orbital como en secuencias que tienen lugar en La Habana. También lo ha sido el desafío asumido por Tomás y Héctor de encarnar personajes que se expresan muchas veces en ruso. Pero en general ha sido un proyecto bien preparado que ha tenido la suerte de contar con productores realmente interesados en sacarlo adelante y con magníficos especialistas para concretarlo. Claro que siempre hay imponderables, como tener que filmar en una azotea conviviendo con el rodaje de Rápido y Furioso. Su helicóptero nos sobrevoló durante días, imposibilitando nuestro sonido directo. Fue irónico verlos hacer casi las mismas tomas que nosotros necesitábamos, tomas que hubiera querido tener también en Conducta. Me parece fantástico que esas producciones vengan, sobre todo si aportan recursos que respalden la escasa producción nacional que ahora tenemos, lo que pasa es que nuestro cine merece idéntico apoyo y respeto.
Me hablas de los productores….
Comenzamos con el apoyo de RTV Comercial y del ICAIC, luego llegó Mediapro con el entusiasmo de Jaume Roura quien, junto a Joel Ortega, Adriana Moya, Roberto Smith, Ramón Samada, Bernat Elías y Esther Masero han encabezado el equipo de producción. Pero igual debo mencionar al excelente staff que hemos tenido con Alejandro Menéndez en la Fotografía; Maykel Martínez, Laia Colet, Jorge García, Yanelys Pérez, Anna Güell y Laura Daranas en el Arte; Pedro Suárez, Jorge Carlos Céspedes, Víctor López, Ferrán Piquer y José Manuel Quevedo en la post de imagen; Jorge Marín y Osmany Olivare en el sonido; Geraldine León, Frank Domínguez y Liadis Tamayo en la organización del rodaje; Abel Álvarez, Raydel Grizzles, Adriá Lorente, Sergi Morilla en las luces y la maquinaria, a los que se sumaron otros valiosos especialistas que harían interminable esta relación.
De La vida en rosa (es un filme para la TV), a Los dioses rotos, de ahí a Conducta, te veo escalar en complejidad de asuntos y puestas en escenas ¿no temes que Sergio & Serguei, camine hacia una propuesta elitista por el tema?
No hay temas elitistas, hay tratamientos más o menos complejos. Cualquier tema, por espinoso que sea, puede llegar a la gente si es convenientemente abordado. Por otra parte, Sergio & Serguei es básicamente una comedia, una historia que habla de la amistad y de la autoestima mucho más que de la política o de la historia.
¿Qué les falta para el estreno?
En septiembre comenzaremos el montaje y los efectos especiales. A partir de ahí calcula unos 6 meses de trabajo.
(Fuente: tvcubana.icrt.cu)