“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA


  • Mariana Arruti: "Cuanto más libres estamos para construir sin limitaciones, mejores vías encontramos para contar"
    Por Juan Pablo Russo

    Trece años después de Trelew (2003), la película que marcó un antes y un después en el abordaje del cine documental, Mariana Arruti regresa con El Padre (2016), una docuficcion donde la cineasta decide armar el rompecabezas sobre la misteriosa muerte de su padre, ocurrida en 1973 y de la que no poseía demasiada información. "Creo que cada historia pide ser contada con los elementos que la constituyen, o con instrumentos que permitan expresar cómo vive la historia cada director", dice durante una charla con EscribiendoCine.

    ¿Cómo empezás a construir un relato del que no tenés ninguna información?

    Cuando buscaba un modo de contar esta historia en la etapa de la escritura del guion, me propuse que el relato cinematográfico pudiera ser reflejo de mi experiencia de búsqueda. Una experiencia que me llevó a viajar en busca de un encuentro con quienes podían tener datos sobre la muerte de mi papá y con otros que pudieran devolverme los trazos que necesitaba para poder construir una imagen de él, de quien no tengo recuerdos. Creo que en alguna medida la película cuenta esa historia. Un viaje que empieza con dudas y con casi nada de información, hasta el acceso a testimonios y documentos que me permiten, al final de cuentas, trazar líneas para las dos preguntas motores de la historia: ¿cómo murió mi padre? y ¿quién fue?

    ¿De qué manera fuiste trabajando narrativamente la información a medida que te ibas encontrando con ella? En la película hay un orden cronológico pero supongo que en un momento debe haber sido un rompecabezas.

    En un principio fue un rompecabezas y creo que la película conserva algo de eso, a partir de la inclusión de diferentes texturas de imágenes, de los testimonios, de algunos pocos documentos y de la reconstrucción ficcional. Yo tenía informaciones, testimonios, sensaciones… y creo que el orden fue encontrado cuando elegí la línea narrativa de la película: combinar no solo la experiencia de un viaje material, sino también aquel otro, el subjetivo, el emocional, el que me llevaba a reflexionar acerca del olvido, del porqué de los ocultamientos, de los lugares de cada quien en esta historia, de la subjetividad de las miradas y de los recuerdos.

    Algunas escenas de El Padre están ficcionadas, ¿esto tiene que ver con la carencia de material de archivo o fue una licencia narrativa que te tomaste?

    Para esa segunda línea narrativa vinculada con la experiencia más interior, sentí que necesitaba la ficción. Definitivamente fue una licencia, una elección deliberada. Para poder trabajar la idea de falta de recuerdos, para expresar aquellas imágenes que a lo largo de mi vida fueron un poco el sueño o la idea de lo que el vínculo entre mi padre y yo podría haber sido, necesitaba de la ficción. Me hacía falta especialmente para contar mi viaje interior, los recuerdos de mi infancia ya sin él, porque sentía que las palabras no me eran suficientes. Mi objetivo fue contar la historia desde una mirada familiar y personal, íntima. Por supuesto, con la expectativa que los espectadores pudieran sentir que algo de ese relato les era propio, o quizá parte de una historia colectiva de ausencias, de cosas no dichas, de transferencias generacionales aún pendientes. Pero no quería apelar a lo colectivo de forma directa. Me propuse que esto pudiera surgir de la imagen y de la emoción de los hallazgos de mi propio viaje. En ese sentido deseché la utilización de imágenes de archivo como recurso para contar.

    En Trelew trabajaste el documental a partir del thriller y acá lo hacés con elementos del cine de misterio, ¿qué te lleva a mezclar características del cine de género con el documental?

    Creo que cada historia pide ser contada con los elementos que la constituyen, o con instrumentos que permitan expresar como vive la historia cada director. En Trelew yo sentía que los elementos del thriller expresaban perfectamente aquello que a mí me provocaba la historia de la fuga del penal de Rawson. En El Padre, el misterio y lo oculto son elementos que configuraron toda mi experiencia desde la infancia en relación con la muerte de mi papá. Algo que no se podía nombrar, que no tenía palabras, la intuición del horror, de un silencio que se iba construyendo y haciendo impenetrable. Mi viaje para desarmar ese silencio necesitaba para expresarse, los recursos del cine de misterio. Por otro lado me gusta pensar el cine sin fronteras tan precisas entre los géneros. En el proceso creativo todo vale. Cuanto más libres estamos para construir sin limitaciones, mejores vías encontramos para contar.

    ¿Cuándo encontraste el final de la película? Considerando que la historia sigue abierta

    El final era necesariamente abierto. No solo porque los cabos sueltos son parte constitutiva de la propia historia que cuento, sino porque también quería expresar que estos temas, seguramente compartidos con tantas otras familias, aún tienen mucho camino por andar. Mucho por nombrar, muchos silencios por derribar. Quizá lo único que sí pude cerrar, es que de algún modo me encontré con mi padre y pude nombrarlo papá. Pero aun en ese sentido, algo queda abierto, las marcas siguen: aquello no vivido no podrá recuperarse jamás. Y eso también era algo que buscaba expresar.

    Después de Trelew, desde mi punto de vista el documental que provocó un quiebre en este tipo de cine, a esta parte varios nos preguntábamos porque no volvías a filmar. ¿Qué pasó que tardaste tanto en que se pudiera apreciar un nuevo largo de tu autoría?

    Casi al mismo tiempo del estreno de Trelew, la historia que cuenta El Padre empezó a delinearse. El proceso personal del viaje comenzó algunos años más tarde, y esta película se puso en la cola. El proceso personal para llegar a filmarla fue largo y doloroso. El proyecto de la película tuvo muchas idas y vueltas. Primero fue un proyecto documental, después una película de ficción, luego nada. Surgieron otros proyectos a medio escribir, pero esta película empujaba dentro mío. Y finalmente acompañando el proceso personal, se concretó en esta forma que hoy tiene: una película con elementos del documental pero también intervenida con otros recursos como los de la ficción. Siento que El Padre me era necesaria también porque de alguna manera cierra un ciclo en relación con otros temas que antes había elegido contar vinculados con la historia social y política del país. Quizá siempre estuve hablando de mi papá y necesité todo este tiempo para procesar y finalmente filmar.

    ¿Cómo aparecen las historias que querés contar o que te lleva a elegir contarlas?

    Básicamente la emoción que me producen. Algo adentro empuja y hace que uno se dedique largo tiempo. Es un poco como enamorarse, pasa más por la panza que por la razón. No sé hacerlo de otro modo.


    (Fuente: Escribiendocine.com)


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