“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA


  • Rocío Lladó: "Hacer reír es la mejor manera de criticar"
    Por Fidel Gutiérrez

    El 30 de octubre de 2016 La amante del Libertador, la primera película dirigida por Rocío Lladó, cumplió dos años de estrenada y quiso el azar que ese aniversario se celebre con una proyección al aire libre en la Plaza de Armas de Lima. La posibilidad de mostrar obras cinematográficas en ámbitos distintos, como ese, acercándolas a la gente, es lo que ha motivado que la cineasta promueva un cineclub en la Universidad Bausate y Mesa, en el que se exhiben películas peruanas de reciente data, invitando a las proyecciones a directores y actores a dialogar con los espectadores. Y es que –dice ella– para estos filmes sí puede haber vida más allá del circuito de cines comerciales.

    ¿Qué recuerdas de la fase posterior al estreno de tu primera película?

    No fue una etapa muy buena, la verdad. Se debió en parte al distribuidor que tuve, que no fue el mejor. Es más: ofreció ciertas cosas que no cumplió.

    Como espectador uno muchas veces no toma en cuenta que hay factores distintos en el proceso de mostrar una película…

    Claro. Por un lado, está el exhibidor, que coloca la película en sus salas. Si una película peruana no es muy comercial, no les interesa. Te dan lugares y horarios extraños. Te cambian los horarios y nadie te avisa. Y va la gente y no encuentra la película.

    ¿Y a quién se le puede reclamar por eso?

    A nadie. Es más: antes te decían que esperes la primera semana para que luego la película despegue. Ahora no. Toman en cuenta cada día, y eso es complicado porque, ¿cómo haces buena taquilla un lunes?

    ¿Es por eso que muchas películas peruanas duran poco en los cines?

    Sí. Es que es su negocio. Creo que el Estado debería tener salas especiales para el cine peruano.

    ¿Se siente la mano del Estado en este ámbito?

    Sí. Hay premios e incentivos de diferente tipo para las diversas fases de preparación de un largometraje y para documentales y cortometrajes, pero son insuficientes porque la producción ha crecido mucho. Se necesita además una nueva ley de cine, que pueda fomentar la participación de la empresa privada con incentivos tributarios, como ocurre en otros lugares, como Colombia, donde te devuelven parte de lo invertido.

    Pero, ¿la empresa privada no se está acercando al cine?

    En varias películas, los créditos incluyen numerosas menciones a empresas reconocibles.

    Sí. Pero eso pasa con películas comerciales. Es distinto con las películas poco comerciales. Y eso se entiende. Buscan dónde poner su marca. Es publicidad directa.

    En el circuito comercial no le fue bien a tu película, ¿y fuera de él?

    Sí. Hay un circuito de festivales que te traen alegría porque representan el reconocimiento de tus colegas. Y también hay otros caminos para tratar con el público y mostrarles tu trabajo, como el cine club que tenemos en la Universidad Bausate y Mesa.

    ¿Tienes nuevos proyectos?

    No tengo mucho tiempo para mis proyectos personales. Pero hay uno que va por la tercera reescritura. Es una comedia que ocurre en el mundo de los profesionales de alto nivel. La protagonista es una mujer que está en el top de su carrera. Tiene un error y vemos que la sociedad la trata distinto que a un hombre al que le pasa lo mismo.

    ¿Y si te dicen que eso da más para un drama que para una comedia?

    Una comedia bien hecha puede dar para una crítica social. Quienes escriben comedia son idealistas y quieren cambiar el mundo. Hacer reír es la mejor manera de criticar y, tal vez, lograr cambios. Además, hay temas que son tan serios que para qué tratarlos con tanta seriedad... En todo caso lo quiero abordar así.

    ¿Cómo llegaste a trabajar con la productora de Roger Corman?

    Tuve la suerte de entrar a Iguana Producciones casi saliendo de la universidad, y fue genial porque esas superproducciones con los extranjeros fueron una gran experiencia. Lo único que había hecho eran comerciales y cortos para universidad, y de pronto estaba en una producción grande, rodada en inglés, con actores de afuera, a los que conocía de referencia.

    Era como un sueño. Pero una tenía que intentar ponerse al nivel.

    “Hay gente que en el cine y el teatro hace comedia muy fácil; la llenan de lisuras, chistes groseros, tropezones con la silla... eso es como hacer terror poniendo una mano en la cara”.


    (Fuente: Elperuano.com.pe)


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