Alba: la adolescencia conquistada con dolor
Por Camillo De Marco
No cabe subvalorar el debut en el largometraje de la ecuatoriana Ana Cristina Barragán, que participa con Alba en la competición del Bergamo Film Meeting de este 2017. Después de que su segundo corto formara parte de la selección oficial del festival de Locarno en 2010, Alba obtuvo por fin financiación del Fondo Ibermedia para la coproducción y acceso, así, al Hubert Bals Fund, lo que se saldó con una buena presencia en el mercado de cine de Cannes y, a la postre, con el premio FIPRESCI del festival de Toulouse. Las griegas Konstantina Stavrianou e Irene Vouigioukalou, de Graal Films, han coproducido la película junto con Caleidoscopio Cine y Leyenda Films.
Alba es un delicado drama preadolescente que traza en el dolor de la pérdida el camino hacia la conciliación entre un padre y una hija. La protagonista, que da título al filme y que tan bien interpreta Macarena Arias, es una chiquilla introvertida que comparte su tiempo entre la escuela, donde siempre está a un lado, y la habitación de hospital en que su joven madre pelea con una enfermedad terminal.
La directora muestra con buena mano la gestión del dolor y de la preocupación de esta cría asomada a la madurez de su feminidad. Alba no participa en pero se siente atraída por los discursos amorosos de las compañeras sobre los primeros escarceos amorosos y sobre quién besa mejor en el colegio. En los momentos de tensión, la niña pierde sangre por la nariz, lo que constituye un anuncio simbólico de la primera regla, que volverá al final de la cinta en una escena con ecos ancestrales: una piscina en la que nadan tranquilamente unas ancianas.
Pronto, la madre empeora y toma contacto con el padre de la cría, Igor (un inescrutable Pablo Aguirre Andrade), un empleado de ayuntamiento perdido en sí mismo, divorciado de la madre de Alba hace ya años. Así, empieza una convivencia entre dos almas en pena, inundada de largos silencios y de una indisimulada curiosidad recíproca. Alba redescubre lentamente a este padre taciturno pero atento y eso parece que la refuerza y le da el coraje para enfrentarse al mundo y a la crueldad de la adolescencia. Sirven de trasfondo, sutilmente acechantes, las diferencias sociales entre quien vive en los ricos barrios burgueses y los demás.
(Fuente: Cineuropa.org)