“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA


  • El cielo, la tierra y la lluvia: ojalá siga abriendo puertas

    A su llegada a Chile encontró un montón de correos electrónicos felicitándole por su reciente éxito en el Festival de Cine de Rótterdam. Pronto su teléfono comenzó a sonar ininterrumpidamente para las respectivas entrevistas, las que confiesa le molestan un poco. “Quitadito de bulla”, como dicen más al sur, rincón donde grabó su ópera prima de ficción El cielo, la tierra y la lluvia.

    La película llegó del laboratorio directo a la sala y José Luís confiesa haberse puesto muy nervioso; “la vi, para ver si estaba todo ok, en un pase de prensa en el que había como cuatro personas, para evitar verla con tanta gente”. “Me encantaría poder mostrarla acá y ojalá se dé el espacio para eso, de todos modos también veremos la posibilidad de mostrarla en todos los festivales posibles, para generar un espacio y así el interés de algún exhibidor. Me interesa mucho poder compartirla con el público, que es la idea de todo el que hace cine”. 

    “Todo es nuevo para mí; estoy aprendiendo mucho cómo es todo lo de la distribución. Si bien son películas independientes, hay todo un mercado para ellas. Esto de que ellos me estén moviendo la película para los festivales es muy raro. Antes siempre tenía que llenar los formularios, hacer las copias. Todo es muy nuevo para mí. El cambio ha sido muy violento”. Con esa sencillez grafica esta nueva etapa que comienza. Recientemente galardonado con el premio FIPRESCI en el Festival de Cine de Rótterdam, de sonrisa fácil y muy tranquilo, sus pasos por el camino cinematográfico de la coherencia y la sinceridad no se detienen.

    El paso por Rótterdam

    "Lo de Rótterdam fue muy impresionante. Era la primera vez que veía y mostraba la película. Estaba muy nervioso al principio, pues no sabía cuál iba a ser la respuesta que iba a tener. Pero me empecé a tranquilizar, porque se mostró cuatro veces y la respuesta fue súper bonita de parte del público. Lo del premio fue muy bueno, porque le permitió a la película abrir muchas puertas".

    "La película ya cuenta con una distribuidora internacional —la francesa Memento—, pero lamentablemente no puede explotar los derechos en Chile, territorio de donde es la película. Pero el hecho de que hayan entrado una semana antes de Rótterdam le hizo súper bien. Me puso muy contento, porque les gusta este tipo de películas y han distribuido a directores que admiro mucho".

    ¿Te sorprendió la decisión de la crítica?

    "Sí. Eran 15 películas en competencia y había películas de Asia, que es el perfil más claro de Rótterdam, y fue súper bueno recibir este premio, por lo que significa el premio y por el hecho de que a la película le va a ayudar mucho. Yo creo que eso es lo más destacable".

    Sin tener esa beta comercial, ya te has ganado la simpatía de la crítica y de tus colegas. Ya venías haciendo documentales, ¿de dónde surge esta experiencia de ficción…?

    "En realidad a mí me gustan los dos frentes. Creo que de alguna manera uno me complementa al otro. Los documentales que he podido hacer los he hecho de manera muy independiente, solo con una cámara, y eso me ha acomodado mucho. Me he podido dar el tiempo de darle vueltas a cómo hacerlo, cómo narrarlo… Me gusta por el hecho de que la aproximación es más personal y como más humilde por la manera de hacerlo. La ficción me interesa por el lenguaje, pero creo que están bien ligados. Hacer esos documentales me sirvió mucho para esta ficción. Por el punto de vista y todo eso. Yo siempre he estado muy contento y agradecido de la percepción de los trabajos, pero solo los he podido mostrar en festivales y no he tenido la oportunidad de mostrarlos masivamente".

    Hay un lenguaje cinematográfico detrás, una apuesta narrativa distinta, a tu juicio. ¿Es prioritario formar audiencias para que estas propuestas narrativas despierten el interés del público?

    "Puede ser, pero creo que es algo que pasa en todas partes del mundo. Pasa en Europa, en Asia, en todas partes. Creo que uno no puede plantearse hacer algo muy masivo, cuando hay toda una industria que está encima y por mucho que uno quiera luchar contra eso. Es imposible. Yo creo que si uno es coherente con lo que está haciendo y planteando, también la manera de mostrar las películas tiene que ver con eso.  Por ejemplo, el hecho de que algunos copiaran en DVD mis documentales fue súper importante, porque de alguna manera es otro medio de ver la película… No es que defienda a la piratería —sonríe—, nada de eso, pero es la única forma de ver las películas que me interesa ver y que no son muy masivas. No tiene que ver con el comercio, aunque tampoco hay mucho daño en eso y creo que en la medida en que se puedan seguir haciendo trabajos y se puedan mostrar en otras instancias como los cine clubes y las universidades, está bien."

    "La película chilena del año pasado que más me gustó e impresionó fue El pejesapo, y la única manera en que se mostró fue en festivales o en la sala de la Arcis. Entonces tuve la posibilidad de poder verla. No fue invisible. Como que hay otras opciones. Eso de que si no estás en el Hoyts no existes, no es cierto".

    Respecto a una masificación de una cinematografía más difícil para la audiencia, que requiere gran atención del espectador, en un país como Chile, en el que pocos van al cine, más allá de que el cine más intelectual no es masivo a nivel mundial, ¿no te parece que la televisión pública debería jugar un rol importante en esa formación de audiencias?

    "Sí, yo creo que está un poco difícil eso, por como está la televisión. Uno la ve y no hay mucho espacio para algo que no esté enmarcado en lo del entreteniento, por llamarlo de alguna manera".

    "La televisión me han pedido mis documentales y no ha funcionado. Me han dicho que no son para la televisión. No es un medio que yo maneje y supongo que hay otros intereses y habrá otros mecanismos con los que funcionan y a lo mejor no hay cabida para otro tipo de cosas. Yo creo que se pudieran ver, pero no se ha dado y yo entiendo que es otro lenguaje, pero la verdad es que no sé cómo poder cambiarlo tampoco. La televisión funciona de manera muy misteriosa para mí, y ese discurso de que se pone lo que la gente quiere ver y que las personas llegan cansadas del trabajo y no están dispuestas a ver cualquier cosa, me parece un absurdo. Porque no se trata de eso tampoco, y si quieren hacer televisión desde ese punto de vista, es muy triste, porque van a estar limitados a lo que creen que es lo que la gente quiere ver. En cambio, si se ponen a renovar o a plantear otras cosas al público, está visto que funciona.

    A los trabajos que hizo (Sebastián) Lelio con Lavanderos (Mi mundo privado) les fue súper bien. A los de Leighton también, por lo que la televisión es muy extraña. Pero insisto en que uno tiene que ser coherente con lo que está haciendo y con lo que va a venir, para que la película conquiste espacios también. Mucha gente me ha dicho que las cosas que he hecho son un poco más difíciles, pero yo siento...

    Todo lo contrario…

    Sí, para mí es muy importante la interacción con el público. Lo que yo trato de hacer es lograr una conexión muy directa con él y que sea un protagonista más de la película. Creo que sobretodo en esta última (El cielo…) para mí era muy importante que se provocara esa interacción. Me interesa que sea un público activo y las distribuidoras no creen en esto del rol del espectador. Para mí, sí los espectadores son activos y no todos esperan que les den las películas en bandeja. Todo lo contrario; yo creo que agradecen cuando les das una película y salen de la sala marcados. No por algo necesariamente intelectual, sino más bien, lo que me interesa, es provocar sensaciones humanas.

    Eso es como volver al primer cine, a la esencia misma, pero ya no somos tan ingenuos…

    Mi idea  también es un poco eso. Poder trabajar con los elementos que son más básicos, por así llamarlos, y darles una vuelta con los tiempos de ahora. Para mí es muy importante en ese sentido el público. Sin él, la película es nada. Por eso me llama poderosamente la atención que me digan eso.

    ¿Esto del cine que exige un poco más de atención…?

    Sí. Para mí es un poco frustrante que me digan eso, pues lo que busco es todo lo contrario. Al menos siento que mis películas no son para nada intelectualizadas. No me me interesa hacer ese cine.

    Un cine cabezón y todo… Pero yo me refiero a un cine que pide un poquito más del espectador…

    Claro, yo entiendo para donde vas, pero de todos modos quería aclarar ese punto. Estoy conciente de que pienso en películas en las que uno tiene que instalarse a verla, pero se da eso de entrar o no en ella. Ojalá pudieran entrar todos.

    Hace unos 6 años las miradas estaban puestas en Argentina, hace unos 3 estuvo la atención en México, ¿son modas o crees que el cine de por acá tiene una oportunidad frente a las mayors? Y si las tuviese, ¿te parece que es desde los documentales o películas íntimas que se apuesta por un nuevo lenguaje cinematográfico?

    Yo creo que son dos cosas. De alguna manera siempre el cine latinoamericano ha tenido algo que decir y ha impuesto incluso nuevos lenguajes, como lo que pasó en Brasil a finales de los 60 con el cinema novo o en Cuba. Lo que sí creo que es un arma de doble filo poner siempre países como de moda. Yo creo que eso es peligroso. En Argentina, por ejemplo, todo lo que pasó se desinfló y a muchos directores se les dificultó mucho hacer su segunda o tercera película y los que se fueron quedando, creo yo, fueron los que apostaron por algo mucho más sincero. Más sincero con sus propios planteamientos. Es peligroso dejarse llevar por eso. En Chile hay apuestas súper interesantes, tanto en ficción como en documental, pero ojalá no tengan nada que ver con la moda, sino que sean apuestas sinceras y eso es lo que creo y lo que veo. Son películas bastante personales y que plantean otro punto de vista frente a distintas realidades.

    Eso es muy bonito, siendo de una generación que comparte el rango de edad, sus películas son muy diversas, se abren los géneros… ¿Te sientes parte de esa nueva camada?

    Absolutamente. Lo que encuentro mejor es que existen muchas propuestas. De eso se trata. Un país se define respecto al cine porque tenga una cinematografía sana, en el sentido de que todos los géneros puedan coexistir sanamente, sin que uno se considere mejor que otro, o que una película tenga más privilegios que otra, etc… Se trata de que cada propuesta tenga su espacio que sea respetado por todos. Lo que hacen Ernesto (Díaz), Nicolás López o Alicia Scherson, entre otros, es muy bonito, porque es lo que quieren hacer y es la manera en la que se quieren expresar. Para mí el cine no se trata de decir cuál es mejor película que la otra, sino que hay muchas posibilidades de poder ver cosas distintas y que de alguna manera se complementen.

    El cielo, la tierra y la lluvia…

    La idea es estrenarla este año, pero no tenemos claro eso aún, ya que dependemos de un distribuidor. Ahora tenemos una copia nada más. Esperamos poder hacer más. Vamos a ir al BAFICI, ahora vamos al FICCO en México y hay otras invitaciones para festivales en Francia y Corea. Así que ojala siga abriendo puertas. La idea es pasearla por el mayor número de festivales.

    ¿Cómo fue el proceso? De hecho creo que te ofrecieron rodar en Irlanda, en el Atelier de Cannes 2006.

    Sí, fue muy raro eso. Lo de Cannes fue muy bueno, muy inesperado, porque hay una productora francesa en la película y por ella llegamos allá. La oportunidad fue muy buena, porque, por ejemplo, gracias a eso entró a la película un productor alemán que nos ayudó bastante. Se hicieron muchos contactos. Fue muy inesperado también, porque era un proyecto chico y todo. Ya llegar allá era muy bueno. Más que nada, nos permitió abrir puertas y gracias a eso pudimos filmar al otro año, con más tranquilidad y facilidades. Por ejemplo, gracias a eso pudimos rodar en 35 mm, algo que nunca me había pasado por la cabeza.

    Me interesaba hablar sobre la soledad. En la película hay cuatro personajes, tres mujeres y un hombre. Interiormente y físicamente, por el lugar que habitan, viven muy aislados y solos. También por su carácter. Yo la siento como una película muy personal, por la forma en que está construida y por los personajes, que tienen mucho de mí.

    Hablo del silencio, de la dificultad de comunicarse con los demás, de los tiempos lentos. Es como muy parecida a mí. Yo soy muy lento en todos los sentidos. La película nace de bien adentro.

    Tiene esa base. Pero creo que no es una soledad depresiva ni oscura. Más que nada, me interesaba que los personajes fueran creciendo y que hubiera una pequeña evolución, una pequeña luz al final de la película. Como el planteamiento de la película es simple, todo ocurre a una escala muy pequeña, no hay grandes acontecimientos y todos tienen que ver con la rutina de estos personajes, y es así como creo que ocurren las cosas en la vida, a pequeña escala. Bueno, para algunos.

    Y eso me interesa también plasmarlo en la película que estoy escribiendo. Tiene que ver con estas dimensiones. Cosas a pequeña escala que ahora en esta segunda película serán más luminosas, más cercanas a la felicidad. En El cielo… quería hablar de la soledad y la tristeza.

    Pequeñas cosas dónde definitivamente están las grandes…

    Por supuesto. A uno mismo le cambia la vida por esas pequeñas cosas. Son las que le quedan a uno, las que marcan. A mí me gusta trabajar de esta forma. Lo que me llama la atención y me llena es trabajar de esta manera. Esta es mi primera película, pero espero poder seguir trabajando de igual modo.

    Uno intuye que El cielo… es una película húmeda

    La naturaleza en general juega un rol muy importante dentro de la película…
    Con Inti Briones, el director de fotografía, fue la primera vez que trabajaba. Fue una muy buena experiencia. Trabajamos mucho antes del comienzo del rodaje de la película y eso fue bueno, nos sirvió mucho durante la filmación, ya que habíamos planificado todo. Teníamos muy claro lo que había que hacer y también pudimos entre comillas improvisar en el momento desde esa base.

    No hicimos story board porque creo que me limita en el momento de filmar, ya que el lugar puede cambiar y las circunstancias también. Pero sí planificamos mucho dónde poner la cámara, sus movimientos y todo lo demás. Todo fluyó muy bien durante el rodaje y se pudo hacer mucho más rápido.

    La película tiene un tratamiento que Inti (Briones) me propuso, en el que los colores están bien bajos, un color muy tierra. Más que nada, porque me interesaba que los personajes se fusionaran con la naturaleza. La naturaleza es un protagonista más dentro de la historia, es una de las premisas de la película, y con ese tratamiento se podía lograr ese efecto. Siempre me ha llamado la atención poder trabajar con la naturaleza. Me ha entregado muchos elementos que me interesan tanto sonoros como visuales, esa fue la razón.

    Hay una búsqueda en el sonido… De hecho en El Cielo… no hay música…

    No nada. El sonido es bien importante en ese sentido. Eso fue lo que más me gustó de Rótterdam, me puso muy contento el hecho de que muchas personas hicieron referencia al sonido, en lo bien que estaba trabajado y todo eso. Sí, es lo que ahora más me interesa, me gusta y las películas que más me llaman la atención tienen que ver un poco con eso. 

    Sonidos que te evocan imágenes, sensaciones…

    Claro y que también de alguna manera el sonido funciona como un elemento narrativo, que puede transmitir emociones, creo que es lo que más me llama la atención. Por ahí va el próximo documental, esa es su base.

    Sobre las emociones… En Obreras Saliendo de la Fábrica, en muy pocos minutos logras emocionar al público, el sueño de todo cortometrajista. Planos largos, paneo inmenso, -que funciona- pero puede ser considerado todo un lujo, como una entrevista de una hora en TV… ¿Te sientes dueño de ese sello?

    Es lo que a mí más me interesa trabajar por ahora. Y es como me sale también, pero es difícil en el sentido de que es el cine que me gusta ver y hacer, pero sé que no es un cine que llame mucho la atención, y que de alguna manera se puede crear como un aura de pretensión o una cosa muy engrupida y eso, pero para mí es la manera más sincera de hacer cine. Yo siempre digo -y para mí siempre es muy importante- que veo al cine como un oficio, un trabajo. Y no como un hobby o como un lujo. Sé que hacer una película cuesta mucho, pero también me interesa verlo como un oficio y que uno está trabajando en eso, con el lenguaje, con la forma, ir más allá de ilustrar una historia. Por eso los cineastas que admiro, también para ellos era un oficio, eran como artesanos de lo que hacen. Me interesa ver el cine de esa manera, o sea, estoy inspirado y quiero hacer una película, NO.
    Es algo constante y que sea tu trabajo, ahora, vivir de eso ya está difícil, pero uno puede hacer trabajos paralelos y seguir con lo otro.  

    ¿Cuáles películas te fueron marcando o tenías una profunda convicción de que así sería tu forma de filmar?

    A mí me han marcado muchas películas, pero todas las que me han marcado tienen que ver con eso. Uno de los directores que más me gusta es el japonés Yasujirô Ozu, que toda su filmografía la basó en esos momentos muy cotidianos que tienen que ver con la familia, las relaciones humanas y de alguna manera, lo que me parece más bonito de su trabajo tiene que ver con eso y él fue muy coherente con eso, él nunca se salió de su convicción. También me gusta mucho John Ford que ha hecho un cine como western, pero que más allá de eso, siento que en ese género que me gusta mucho, también hay una cosa que tiene que ver con las relaciones humanas y cómo él las manejaba, eso me llama mucho la atención. Para mí Las Uvas de la Ira es una película que me gusta mucho y que volví a ver el año pasado. Es impresionante en todos los sentidos. En la manera que están planteado esos personajes muy humanos. Hay muchos directores de esa época como Jean Renoir. El cine clásico tenía esa base súper fuerte, por mucho de que estas películas se hicieran por encargo en Hollywood, siento que los directores lograban plasmar un sello y su punto de vista y eso era súper bonito. Uno ve las películas de Hitchcock y son creíbles por más que los estudios las pidieran. Son películas que funcionan de manera increíble porque las tenía muy claras en el sentido de lo que quería hacer y en cuanto a lenguaje cinematográfico funcionaban, te dejan loco. Le ponía de su propia cosecha. Los cineastas que me llaman la atención por estos días tienen esa base.
    Por ejemplo, un portugués que se llama Pedro Costa que en el Festival Cine UC dieron hace poco Cuarto de Banda. Él tiene esa base, lo que me gusta es que sus últimas películas las ha hecho en video casi el solo con un sonidista, y uno las ve y el resultado es impresionante, increíble. Porque encontró su manera que le acomodaba más para decir más cosas en su película, en la última se demoró 15 meses en hacerla, pero descubrió su manera de hacer su película.

    ¿Todavía estás en esa búsqueda o crees que cada proyecto tiene su manera de enfrentarlo?

    Sí, yo creo que cada proyecto encierra una manera de hacerlo de forma más adecuada, para que fluyan mejor las cosas, pero lo que me llama la atención de estos directores como Pedro Costa o Lisandro Alonso, es que tienen súper claro su manera de filmar. La convicción de que es la manera de que tienen que trabajar y son súper testarudos en ese sentido. Puede que algunas personas odien sus películas por “n” motivos o “x” razón, pero ellos siguen haciendo el cine en que ellos creen. Pueden estar equivocados como no, pero ser fieles a su forma de filmar es lo que más rescato y me llama la atención. Sea que gusten o no sus películas, eso ya puede ser secundario. La propuesta de ellos sigue siendo fiel y eso me interesa.

    ¿Y cómo es tu método? Más allá de que no uses storyboard, cuando uno hace una película al final hace tres, guión, rodaje, montaje…

    Con los documentales el proceso se hizo en el montaje. Registrar mucho y después ver el material. Tenía la base de lo que quería contar, pero todo se iba viendo en el proceso. En cuanto a la ficción debo confesar que escribir guiones me cuesta muchísimo y sufro mucho escribiendo, lo que hago en realidad es escribir muy cortito de qué se tratará cómo se verá. De hecho el guión de El Cielo… fue como de 50 páginas. Pero lo que más me preocupaba como tenía pocos diálogos y es una película muy visual y sonora, era que eso quedara claro. Las escenas son bastante descriptivas en todos los aspectos, lo que sucedía, cómo se veía y sonaba, el guión fue eso, muy descriptivo, una escena duraba como tres hojas no más.
    Yo creo la mejor manera es hacer. La teoría es importante, pero tampoco es lo esencial. Muchos cineastas son autodidactas, que empesaron a hacerlas con las ganas de hacerlas y eso es más importante. Pueden hacer no sé, películas que técnicamente no estén en los estándares de lo aceptable, pero que sí tienen mucho que decir y eso es más gravitante que una película bien armada o correcta, por decirlo de una manera. Por eso hay que estar constantemente haciendo y viéndolo como un trabajo, por último, si no lo vas a usar en algo concreto como una película, puedes investigar y seguir trabajando la manera de sentirte más cómodo haciendo tus películas.

    ¿Y cuál de esas etapas en la que más te gusta?

    En realidad la que más me gusta es la mezcla de sonido. Ahí creo que la película se arma para mí finalmente. Como la base es bastante sonora, sufro en el proceso de montaje porque no veo la película completa, pero en el minuto del sonido veo la película más clara. Por lo que me propone el sonidista y todo, por el momento es la etapa en la que más disfruto y he disfrutado. Con las demás todo bien, pero sin dudas lo más placentero es el sonido. 

    ¿Y descartas usar música a futuro?

    Creo que no he usado música primero porque me interesaba más trabajar con el sonido para que jugara el rol de la música en las películas y segundo porque no tengo muy buen oído y me da susto embarrar una escena por eso. Prefiero evitarme eso y concentrarme más en el sonido, pero no es que esté en contra de la música, todo lo contrario. Hay películas que me gustan que tienen una base musical muy fuerte y siento que las trabajas muy bien con buenos temas y todo, pero no se ha dado, en todo caso no le cierro la puerta en lo absoluto. Es una posibilidad que vendrá después.

    ¿Y siendo una persona tan introspectiva, cómo lo hiciste para dirigir a los actores con esto del pudor que dices te da la dirección?

    Muchos de los actores estuvieron casi durante todo el proceso de los cinco años del trabajo, eso facilitó mucho mi trabajo con ellos. Ya tenían en el guión en el cuerpo. Los que entraron después de alguna manera al tener a los actores más comprometidos ayudaron a meterlos mucho al momento del rodaje. El guión de Obreras… por ejemplo, era de dos páginas, pero en el caso del largometraje fue necesario escribir más para hacer comprender a las personas que necesitaba embarcar en el proyecto lo entendieran. La única manera que encontré fue ser descriptivo. Me costó mucho porque me cuesta escribir, pero la gente que lo leyó me dijo que se veía en la película. Para mí eso ya fue un logro que fue lo que me interesaba.

    Nuevas Películas
    Mi Interés es Poder Seguir Filmando a mi Modo
    Algo que me ha llamado la atención es que cuando digo que mi segunda película va a ser en video me dicen -pero cómo- Pero para mí lo importante no es que la segunda película sea más grande y la tercera más que la anterior casi súper producción. Para mí, es seguir avanzando, seguir aprendiendo y volver a hacer documentales de una manera más pequeña, porque eso me sirve para aprender y no significa para nada un paso atrás. El tamaño de la película no tiene nada que ver con el seguir avanzando. Creo que tiene que ver con un proceso de seguir aprendiendo y explorando otros lenguajes, otros caminos.

    Entiendo que quieres hacer otra ficción con los mismos actores del El Cielo…

    Estoy escribiendo el guión con algunos de los actores. Trabajé con estos actores porque muchos de ellos son mis amigos desde hace tiempo, y a los otros bueno, los fui conociendo en el rodaje y nos hicimos muy amigos.
    Me gustó que para muchos de ellos y para mí fuera la primera película, de alguna manera iremos creciendo juntos en cada uno de los proyectos y eso me pareció muy interesante. Tiene que ver un poco con mucho del cine que me gusta, que está formulado de esa manera, como Jonh Fort que trabajaba siempre con los mismos actores. Me agrada mucho el proceso de crecer juntos.
    Es un proyecto mucho más pequeño que quiero hacer en video, no por la resolución sino por la textura. Me gusta la textura que se produce en el vídeo. Voy a volver a trabajar con Inti (Briones) y estamos investigando sobre eso.

    ¿Y ese proceso se repite por ejemplo la productora Jirafa, Valdivia…?

    Valdivia no por ahora. Es un proyecto en la zona central, pero no en Santiago. Sí, en la medida que pueda trabajar con las mismas personas me parece que me acomoda bastante, principalmente porque me da mucho pudor dirigir actores, y el hecho que fuera su primera película y algunos fueran mis amigos, fue muy amable para mí el proceso. Ellos me lo hicieron muy grato, fueron muy generosos conmigo. Aprendimos mucho juntos. Después me resultó muy cómodo seguir trabajando con ellos. Mi idea es contar con el mismo equipo, ojala sea posible.
    Yo llegué a ellos porque quería hacer la película en el sur. No conocía a nadie en el mundo del cine y a través de la página web de ellos me contacté y comenzamos a trabajar. Estuvieron casi todo el proceso del proyecto -unos 4 años-. Me parece súper bien que no se centralice todo en Santiago y que se estén haciendo muchas películas allá y ojala todas esas películas demuestren que no todo se tiene que hacer en Santiago.
    Cuando escribí el guión no conocía el sur y como se dio la oportunidad de ir allá y fuimos trabajando en el proyecto y ellos me mostraron muchos lugares alrededor que podían servir y me gustaron mucho, de ahí comencé a escribir muchas versiones del guión según los lugares que conocí.

    Y hay otras historias que te quiten el sueño…

    Sí, tengo un proyecto documental paralelo. Lo quiero desarrollar durante 2008, y tiene que ver con lo que más me interesa que es el sonido. En este momento es lo que más me llama la atención…
    Es recién un proyecto que estoy comenzando, pero tiene que ver con los ciegos y los sordos y cómo ellos construyen su propio lenguaje, como de alguna situación a través de sonido y de imágenes me interesa trabajar también a través de estos elementos que son los básicos del cine. Construir el documental en base a esto a través de las personas que relatan entre ellos y se complementan, cómo ellos reconstruyen una situación bajo otro sentido… Olores, sonidos, colores, en fin…
    En realidad lo que me interesa es poder hacer cine de la misma manera en que podido hacerlo, de una manera muy tranquila y poder seguir haciendo cine con los amigos que he podido ir haciendo con los otros trabajos, para mí es muy importante eso de ir evolucionando juntos.   

    Industria
    Falta Respeto Entre Nosotros Mismos
    Me es complicado referirme al tema porque no manejo las cifras, ahora recién me estoy metiendo en el tema de la distribución, he estado viendo cómo funciona el tema, pero lo veo muy complicado. Creo que en la medida que haya la posibilidad de hacer películas que también haya un respeto no sólo del público, sino también de las personas que hacen cine por las otras personas que hacen cine distinto es muy importante…

    ¿Te parece que hay mucho de ese chaqueteo nacional?

    Le juega en contra al cine porque cierra puertas a personas que quieren hacer otro tipo de cosas. En la medida que la gente sea más cuadrada y no le de cabida a otras cosas, en esto hay que ser lo más abierto y tolerante en el sentido de que el cine en todas partes del mundo tienen posibilidades infinitas y todas son válidas. Eso es lo importante y lo que hace crecer la cinematografía de un país. Sí entre los mismos del medio nos estamos haciendo zancadillas no vamos a llegar muy lejos, para mí eso es preocupante.

    Las ayudas del Estado

    Últimamente el fondo creo que entregó la mayoría de sus recursos a óperas primas o segundas películas y eso está muy bien. Pero también creo que es peligroso que como pasó en Argentina sólo se financien nuevos directores jóvenes y los que tenían una carrera un poco más consagrada como que perdieron la oportunidad de poder llevar adelante sus proyectos. La gracia está en que haya un equilibrio entre ambos.
    No es la gracia que sólo los jóvenes lo hagan, hacer cine es muy difícil y aunque sea tu cuarta o quinta película, es como volver a empezar de cero, porque es difícil levantar un proyecto.

    Respecto del financiamiento de las películas. Entiendo que no has ganado CORFO…

    No, pero no lo veo como algo tan malo. Siempre uno escucha que alguien alega que no le dieron los fondos, pero también es cierto, que estos fondos están formulados como un concurso y como todo concurso uno puede ganar o perder, entonces, está bien, esa es la manera en qué están estructurados y uno tiene que aceptar eso.

    Pero te ganas fondos en Holanda para hacerla, no hay quizás una vara distinta para medir los proyectos…

    Claro, pero también, nosotros nos ganamos los fondos del CAIA la segunda vez que postulamos. Yo creo que los fondos de afuera pudimos no haberlos tenido, pero así funciona esto y hay que aceptar esas reglas. Y sí no sale, habrá que buscar otras maneras para hacer el proyecto. Tampoco creo que sea una limitante, si postulas a algo y no sale, no puedes decir a no, entonces no la hago.

    Pero placement nunca…

    -carcajadas- no, -entre risas- espero que nunca, ojala que no. Pero por último, no la habríamos filmado en cine, la habría hecho en video, no sé, habría buscado otra forma de hacerla. Como se fueron dando las cosas, resultó. Es un proceso largo, este proyecto lo llevo adelante desde hace 5 años y en todo ese tiempo he tenido que buscar financiamiento, productor, todo eso… Ahora, creo que fue muy bueno todo el tiempo dedicado, maduré yo, maduró la película, conocí mucha gente y se fue dando para mejor, así que fue muy buena la experiencia.

    Para no caer en chaqueteos, del trabajo de tus colegas, ¿Qué te ha gustado más?

    Me llamó mucho la atención El Pejesapo, como te contaba, creo que tienen una fuerza muy potente. Lo que más me ha gustado son los documentales, el trabajo Arcana de Cristóbal Vicente y los de Carlos Klein, me llama mucho la atención la postura de Cristóbal frente al cine, es mi amigo y como viene de la arquitectura creo que aporta una mirada muy interesante al cine. También los trabajos de Teo Kurt, un director que hizo un corto llamado El Espino y él también tiene un proyecto de largo, me llama mucho la atención lo que hace, ojala pueda hacer pronto su proyecto El Ocaso que está terminando de escribir.

    Soy un gran admirador del trabajo de Ignacio Agüero, y de hecho Aquí se Construye creo que es el trabajo más bonito y sincero que se ha hecho en Chile. Y como suerte de homenaje le propuse estar en El Cielo… y bueno sale en una escena -para mí era importante que estuviera- y fue muy significativo tenerlo en la película y además estará en la segunda, así que feliz con eso. Lo admiro mucho en su trabajo y su manera de trabajar, se puede demorar cuatro años en hacer una película, pero también creo que tiene esa constancia en su trabajo que me interesa mucho.

    Cristián Leighton tiene una forma de aproximarse a las personas que valoro mucho. Tanto en sus trabajos de TV como los documentales de cine que le he visto. Me gustaron mucho Los Patiperros que él hizo porque me parece que estaba al nivel de las personas que retrataba y eso me parece muy difícil de lograr, porque me molesta mucho esto de los documentales que ven a las personas como por encima y creo que Leighton tiene esa capacidad de retratar a las personas de una forma muy linda. Es una pena que sus trabajos los den a  las horas más insólitas en la TV.

    No me importa estar de moda. Las entrevistas me complican por una cosa de carácter y hace poco tuve una sesión de fotografías y ha sido el peor momento de mi vida. (por eso en Revista ONOFF utilizamos para esta entrevista archivo) Esa parte no me interesa, pero entiendo que funciona un poco así. Agradezco que sea en el marco de una conversación, pero todo esto de los premios es algo adicional, me pone muy feliz porque todo el proceso de trabajo que fue muy largo tiene un fruto, es un regalo que se produce, pero que de ninguna manera te tiene que embobar ni nada. Yo muy feliz, pero mi interés es que la película se vea y poder seguir haciendo otros trabajos, si el premio o los festivales te sirven para abrir alguna puerta bienvenido sea. No creo que esas cosas te tienen que transformar ni inflarte, en lo absoluto, para mí es más importante seguir un camino y las cosas que pasan y van a pasar son cosas que están al lado del camino... mi interés es seguir el camino recto, poder seguir haciendo.


    (Fuente: Onoff)


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