Marina (Daniela Vega) es una transexual joven (legalmente todavía se llama Sergio) que vive con un hombre separado mucho mayor que ella (57 años), Orlando (Francisco Reyes). Todo parece bien hasta que Orlando muere inesperadamente…
Entonces aparece “la familia” que, en momentos tan importantes, quiere mostrar una imagen “normal” y “decorosa” de Orlando (y de ellos mismos), tratando de tapar la “pura perversión” que ha sido el último año de su vida.
Sebastián Lelio vuelve a la pantalla grande con otra historia protagonizada por una mujer. Si en Gloria (Oso de plata en Berlín para Paulina García) abordaba el derecho de una mujer en la medianía de la vida a disfrutar, pasarlo bien y a emparejarse, en Una mujer fantástica (Premio Teddy en la Bernilale y Oso de Plata al mejor guión) la protagonista es una joven transexual que debe luchar contra los prejuicios de la sociedad.
Una mujer fantástica presenta muchas capas, permite muchas lecturas, presenta desde los prejuicios más feroces (“es pura perversión”, “hueco”, etc.) como los más sutiles, las negaciones en distintos planos (Agente de la PDI que dice “saber todo” en estos temas, o la protagonista fotografiada desnuda en el Servicio Médico Legal por un hombre). En este sentido provoca e interpela constantemente.
En forma paralela, pero permanente, va mostrando las propias inseguridades de la protagonista, siempre a la defensiva, siempre expuesta… luchando entre su esencia y su fragilidad, dada por una sociedad que permanentemente la niega y la agrede. (No en vano florece de noche, cuando las sombras y las luces de colores la ocultan y le dan nueva fisonomía).
Un punto importante es observar quiénes, en la cinta, van aceptando o rechazando a Marina, y las formas de hacerlo.
Daniela Vega (La visita, otra película chilena donde hace el rol protagónico de un transexual) hace un rol notable, siempre en el filo entre ser lo que siente y la negación (del entorno), con algunas escenas muy emotivas y conmovedoras, en las que mirando directo al espectador logra transmitir sentimientos potentes.
Una mujer fantástica es una gran película, con muy buenas actuaciones, digna de tener mucho público. Tal vez el único punto débil es la gran diversidad de lugares de la capital donde se desarrolla la historia.
En síntesis, una película potente, provocadora, necesaria y que, para muchos, resultará incómoda.