“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA


  • La argentina María Aparicio habla sobre el estreno de su ópera prima, Las calles
    Por María Aparicio

    Luego de haber sido premiada en el 18 Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente - BAFICI como Mejor directora de la Competencia Latinoamericana, María Aparicio estrenó el 1 de junio en Buenos Aires su ópera prima Las calles. Esta película, que combina ficción y documental, se podrá ver en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543. "Hacer cine es muy extraño, hay tantas formas posibles y tantos caminos por elegir que el resultado puede ser siempre muy distinto", dice en una charla con nuestros compañeros de EscribiendoCine.

    - ¿Por qué eligió el proyecto del nombramiento de las calles de Puerto Pirámides para su primera película?

    Todo surgió gracias a Natalia Gamarro, la productora de la película con la que nos conocemos hace mucho y somos muy amigas. Ella vivió un tiempo en Puerto Madryn, que es muy cerquita de Puerto Pirámides, y conocía a Eugenia Eraso, la maestra que junto a sus alumnos llevó a cabo el proyecto “Poniéndole nombre a las calles de mi pueblo”.

    Cuando Natalia me contó esta historia, a mí me pareció muy valiosa. Para mí era muy simbólico que sea un proyecto que sucedió desde la escuela, que hayan sido los mismos niños y adolescentes los que salieron a hablar con sus vecinos, con la gente del pueblo, y que a partir de esa indagación pudieron rescatar parte de la identidad de ese pueblo. En el proyecto original ellos hicieron entrevistas durante tres años, organizaron la votación y finalmente se pudieron nombrar las calles. Fue un trabajo enorme y muy largo, con una entrega grande de parte de Eugenia y de mucha gente del pueblo. Además, yo venía interesada en el cruce entre la ficción y el documental, y esta historia me parecía que se prestaba mucho para trabajar desde ese lugar, y fue así que comenzamos a pensar en la posibilidad de hacer una película.

    - ¿Por qué se interesó en la mezcla entre el documental y la ficción?

    Nosotros creemos en la ficción como un mecanismo cerrado, que se trabaja muy unido al guion, a lo actoral desde la dramaturgia. Ese lenguaje es absolutamente rico, pero a pesar de que es una corriente muy ligada a la academia y a lo que se enseña en las escuelas de cine, es algo muy difícil de lograr. Nosotros no estamos formados sobre la escritura o sobre la dirección de actores, ese trabajo implica otro nivel de aprehensión sobre el lenguaje cinematográfico que en nuestra realidad se escapa. Cuando empecé a ver otras formas de ficción, comencé a pensar que existen otras formas posibles de trabajarla, incorporando elementos de lo real que suelen ser más propios del trabajo documental. Estos dos caminos posibles pueden convivir tranquilamente dentro de una puesta en escena.

    - ¿Tuvo alguna inspiración particular?

    Es inevitable haber tenido una inspiración más general que concreta, me sucede todo el tiempo. En nuestro grupo de trabajo todos somos bastante cinéfilos, vemos muchas películas y eso nos resulta imprescindible para pensar las películas que nosotros queremos hacer. Inevitablemente nos nutrimos de eso y disfrutamos mucho pensar a través del cine. Sin embargo, hay una película que para mí fue muy importante en relación con Las calles que fue Luz silenciosa (2007) de Carlos Reygadas. Si bien es una obra muy distinta, el director trabaja en ella con una comunidad amish. Esa comunidad es real, él hizo un trabajo muy fuerte sobre lo real desde la ficción.

    Yo me preguntaba cómo es que se logra ese nivel de precisión sobre la puesta y sobre el texto, trabajando a partir de elementos de lo real, personas e historias reales. Me llamaba mucho la atención. Además de esa película y muchas otras dentro del cine latinoamericano, leí mucho en ese tiempo al autor francés Jean-Louis Comolli.

    - ¿Cómo fue trabajar con los actores Eva Bianco, Mara Santucho y Gabriel Pérez en un película tan ligada a la realidad?

    No todos los actores están predispuestos a trabajar sobre la incertidumbre que implicaba un proyecto como este y en ese sentido el trabajo de ellos tres fue imprescindible. Yo era muy chica al momento de filmar, tenía 21 años, y era el primer largometraje propio que filmábamos. Fuimos conscientes de lo que los actores habían significado para la película con el tiempo, cuando vimos la película terminada.

    Sin Eva, sin Mara y sin Gabriel no se hubiesen podido hacer muchas cosas. Ellos sabían que nuestro trabajo iba a consistir más en compartir momentos con las personas del pueblo que en seguir un plan de rodaje o una estructura cerrada de guion. Ellos mismos iban conduciendo la acción dentro de la escena, guiando a los chicos, a las otras personas que aparecen en la película. Eva tuvo una generosidad muy grande para con el proyecto y para con nosotros, ella tiene una experiencia enorme, ha recibido premios en Cannes y de repente estaba filmando con nosotros.

    El trabajo que hicimos fue desde un lugar de experimento puro, no teníamos muchas certezas de si la película iba a funcionar, se fue haciendo día a día. Recién nos dimos cuenta que podíamos lograr algo en los primeros días de montaje, hasta ese momento no sabíamos muy bien lo que habíamos hecho.

    - ¿Cómo fue la relación de ustedes con la gente de Puerto Pirámides?

    En el primer viaje que hicimos organizamos una función en el Bar del Vasco, el cual sale en la película, para invitar a la gente del pueblo a que vean algunas cosas que nosotros habíamos hecho y algunas películas que estaban relacionadas a lo que queríamos hacer. Les contamos qué es lo que teníamos pensado hacer y cómo queríamos trabajarlo, aunque en realidad no teníamos reales certezas de si íbamos a poder hacer una película. En ese primer viaje conocimos de lleno el lugar, a los chicos de la escuela y a Eugenia Eraso. Ella junto a Natalia nos acercaron a la mayoría de las personas que están en las película, personas representativas del pueblo, relevantes o que simplemente tienen cierto afecto en el lugar.

    Nos acercamos y trabajamos con ellos. Cuando terminamos la película hicimos un viaje en auto para que ellos puedan verla. Hasta ese momento nos habían dicho que no desde varios festivales, estábamos un poco desesperanzados. Ese último viaje fue hermoso, fuimos cerca de marzo a dos años de haber terminado la filmación. Proyectamos Las calles para quienes habían participado y estaban muy contentos de verla, muy agradecidos. Nos llevaron a pescar y nos metimos al mar. Ese viaje ida y vuelta fue muy largo y no lo vamos a olvidar. Cuando regresamos ya teníamos la invitación para participar del BAFICI.

    - ¿Qué le dejó en lo personal y en los profesional Las calles?

    Fue un aprendizaje muy grande, salir a filmar significa poner a prueba ciertas cosas que uno cree y en ese proceso uno termina descartando cosas y aceptando nuevas convicciones. Hacer una primera película así, de una manera tan austera como la hicimos, porque la hicimos simplemente con el deseo de salir a filmar y con un equipo que aportó todo su trabajo y sus equipos de una forma muy generosa, fue muy complejo pero aprendí mucho.

    Hacer cine es muy extraño, hay tantas formas posibles y tantos caminos por elegir que el resultado puede ser siempre muy distinto. Por suerte a mí Las calles me sirvió para confirmar algunas cosas que pensaba, para seguir. El proceso que vivimos en este año de exhibición fue muy rico, el intercambio con los públicos en los distintos lugares en los que pudimos estar genera un aprendizaje enorme y te empuja a querer seguir. Yo siempre agradezco tener la posibilidad de hacer esto, de elegir al cine como una forma de estar en el mundo, me siento muy afortunada. Lo que más estoy sintiendo es esas ganas de continuar filmando, ese deseo de seguir poniendo en práctica lo aprendido para seguir aprendiendo cosas nuevas.

    - ¿Cuál es su próximo proyecto?

    Estamos trabajando en una película nueva que, por ahora, se llama Sobre las nubes, pero todavía está en proceso de escritura. Son cuatro historias desoladas de personas que viven acá en la ciudad de Córdoba, ninguna se conoce entre sí, solamente tienen en común el hecho de ser habitantes del mismo lugar. Es una película que se va contando paralelamente, en el mismo espacio y en un momento de una lluvia constante sobre la ciudad.

    Tengo muchas ganas de poder filmarla muy pronto, aunque hacer una segunda película es aún más difícil que hacer la primera. Es empezar el proceso de nuevo pero uno no tiene tanta impunidad como tenía la primera vez. Estamos trabajando el guion con Nicolás Abello que es con quien trabajamos el boceto de guion de Las calles y seguramente van a trabajar las mismas personas que estuvieron en el equipo técnico de esa película.


    (Fuente: EscribiendoCine-NOTICINE.com)


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