“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

CRITICA


  • Las hijas de Abril, madres peligrosas
    Por Carolina G. Guerrero

    Ya nos lo dijo su director, Michel Franco... Abril no solo imaginaba o fantaseaba con sus sueños o anhelos, ella los llevaba a cabo, los materializaba sin pararse a pensar en los daños colaterales que ello pudiera ocasionar. Michel Franco una vez más se ha ido con un premio bajo el brazo al marcharse del último Festival de Cannes, esta vez con el premio del jurado de la sección Un Certain Regard, donde presento Las hijas de Abril (2017), que ya está en las salas mexicanas.

    Las madres son sin duda necesarias, pero puede que en algunas ocasiones esa idealización de que una madre es lo mejor de la vida de alguien, se queda en nada, cuando esa madre es un ser tóxico, dominante, y encima con un trastorno mental sin diagnosticar.

    Emma Suárez da vida de forma magistral al personaje de Abril, una madre española que vuelve a México, mas concretamente a Puerto Vallarta, donde sus dos hijas Valeria y Clara, viven en una casa que ella les deja habitar.

    Valería tiene diecisiete años y esta embarazada, le acompaña en su aventura su novio Mateo, y su hermana Clara. Sólo ésta última trabaja de forma habitual en una oficina, y es cuando ella se pone al habla con su madre, que vive al otro lado del charco y le cuenta la situación, cuando Abril toma un avión y se presenta en el hogar "familiar".

    Valeria no quiere que su madre sepa de su embarazo. Abril no es una madre al uso, y aunque ella necesite a su lado a una madre, la suya no es la adecuada por muchos motivos.

    Al principio la convivencia se hace llevadera, Mateo, el padre de la criatura en camino, tiene buena voluntad, pero su familia que regenta un hotel en la ciudad turística costera, le da la espalda en todos los aspectos.

    Cuando la bebé viene al mundo, Abril se hará cargo de la situación y de la criatura.

    Valeria se ve abrumada por una maternidad precoz, y no sabrá estar a la altura de las demandas de su hijita.

    Pero Abril no solo toma las riendas de la crianza, llegará mucho mas lejos en sus tareas como abuela y suegra, materializando sus anhelos, haciendo suya esa maternidad, y robando a su hija, tanto al bebé como a su pareja.

    La película atrapa al espectador, que inmediatamente se sumerge en la historia de esta extraña familia desestructurada y caótica, y sobre todo sin apartar la mirada de Abril, un personaje fascinante y terrorífico a partes iguales, capaz de atraer toda la atención sobre ella, llegando a ser la protagonista de su vida y la pesadilla de los que la rodean.

    Las hijas de Abril esta filmada en un ambiente muy intimista. Las protagonistas estuvieron viviendo juntas previamente al rodaje, conociéndose y haciendo suya la historia, incluso decorando parte de los escenarios.

    Emma Suárez borda su papel, muchos dicen que está mucho mejor que en Julieta, interpretación que le llevó a ganar varios premios, entre ellos un Goya.

    Y es que comentándole este extremo a la actriz, ella responde con esa naturalidad que le caracteriza: "¡Es que este papel es mucho mas complicado!". Puede que sí, aunque trabajar a las ordenes de Almodóvar parece que tampoco es tarea fácil, según han comentado muchas de las que han estado a las ordenes del director manchego.

    Lo cierto es que Michel Franco ha sacado lo mejor de Emma, y ella le ha brindado todo su buen hacer, el de una actriz de vocación que en los últimos tiempos esta alcanzando el lugar que le corresponde por méritos propios, superando cinta a cinta papeles desgarradores, o como en este caso delirantes y con mil matices.

    Realmente el reparto no tiene desperdicio, Maria Valeria Becerril debuta en el cine con un personaje muy complicado que lleva su mismo nombre. La joven no defrauda en la piel de la hija menor de la española. Y, luciendo en muchas escenas desnudos de madre gestante, donde aparte se pone de manifiesto el buen hacer del equipo de caracterización y maquillaje.

    Enrique Arrizón por su parte se mete en la piel del maleable joven al que Abril maneja y desarma a su antojo.

    No es de extrañar por tanto que este film se haya alzado con un premio en Cannes, porque realmente es un trabajo intimista, pero que no deja en absoluto indiferente al espectador. Aparte de mostrar el mundo materno desde otra perspectiva, deja una reflexión final inquietante de su director y guionista: "Hay por ahí muchas Abriles sueltas, más de las que podamos llegar a imaginar".


    (Fuente: NOTICINE.com )


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