Existe una diferencia entre lasitud y lentitud, y Luz silenciosa formula esa distinción de manera inequívoca. El filme está compuesto por escenas prolongadas, como la del deslumbrante amanecer de la escena inicial, unos largos seis minutos; sin embargo, cada escena atrae la atención para ser contemplada. Carlos Reygadas ha asumido un sorprendente tema para su tercer largometraje, una película hablada en un arcaico dialecto del holandés, sobre una comunidad menonita de ancestros holandeses. Algo que resulta sorprendente, si pensamos que es un filme que nos habla sobre una cultura minoritaria.
En el cartel de la película aparece Marianne, la protagonista, de espaldas a la cámara con su mano apoyada en el picaporte. Ella no quisiera otra cosa que evadir la opresión de su devota comunidad. Pero no le será posible librarse de su anatema, sobre todo si es culpable de mantener una relación extramatrimonial con el padre de familia Johan. La comuna menonita es pequeña y la cohesión social es muy estrecha, por lo que es imposible guardar ningún secreto.
Luz silenciosa es un filme de la esfera celeste, cuyo énfasis reside siempre en las imágenes y los sentimientos. Los roles principales estuvieron a cargo de actores no profesionales, en su mayoría familia y todos ellos menonitas. Estos cuales se sintieron —sobra decirlo— en total libertad. Este elenco resulta un conjunto sólido en un filme excelente. Luz silenciosa es una oda al sosiego, pero al mismo tiempo un cuento triste sobre la imposibilidad de materializar nuestros sentimientos.
En el festival internacional de Rotterdam, donde se proyectó Luz silenciosa por primera vez, no todos recibieron la película calurosamente. ¿Cómo juzgar un filme que parece no ascender ni descender? En verdad un inicio con cielo estrellado y nacimiento del sol no es garantía de calidad. Las críticas son más que comprensibles; el hermetismo de Luz silenciosa es difícil de asir. Pero el filme es el primer intento serio de tratar el tema de los menonitas, hablado en un dialecto único, lo cual hace más que válido su visionado.
El filme no sigue para nada los patrones convencionales del cine. La visión personal del cineasta experimental Reygadas sigue sin dudas las pautas del cine elevado, y precisamente esto lo hace blanco de las críticas, pero son esa misma lentitud y hermetismo los que le otorgan el tono de calidad al filme.
Queda por precisar cuál fue la motivación esencial del director para realizar este filme, pero esta es una pregunta que no debemos hacernos. La experiencia cinematográfica de Luz silenciosa no es nada convencional. El filme resultante se encuentra en el medio de un refinado ensayo poético y un sencillo drama rural. A medida que el filme se desarrolla, vamos encontrando su lógica en la filmografía de Reygadas, en la que "renovación" es una palabra clave, algo a lo que estábamos todos acostumbrados desde Japón y Batalla en el cielo.
Por todo lo afirmado, este filme probablemente interesará a un pequeño público, pero por suerte este es un inconveniente menor que no nos impedirá contemplar el resultado de la belleza y el cuidado del resultado final. Por su parte, los cinéfilos más aventajados sabrán responder a sus guiños y se sentirán un poco especiales: Luz silenciosa ha sido especialmente creada para ellos.