La documentalista cubana Lourdes Prieto, con una destacada filmografía sobre  temas y figuras de la cultura cubana, estrena Evocación, un filme dedicado a Saúl Yelín, fundador del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y una personalidad clave en el desarrollo del cine cubano y la promoción del Movimiento del Nuevo Cine latinoamericano. La cineasta nos habla de las motivaciones para realizar este documental y cuáles fueron los retos del proceso de creación y producción. El filme se estrenó el 23 de octubre en la sala Santiago Álvarez del Multicine de Infanta, de La Habana.

Saúl Yelín es un nombre que todos reconocen, pero como apunta este filme su verdadera ingente labor es poco conocida: productor cinematográfico; director de Relaciones Internacionales del ICAIC; creador de  su  red alrededor del mundo; impulsor de la Cinemateca  de Cuba; promotor del Cartel Cubano y de la exhibición de lo mejor de la cinematografía mundial en Cuba; gestor imprescindible del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, cuya primera edición no alcanzó a ver.

En su libro ¿Y si fuera una huella?, el intelectual y cineasta Alfredo Guevara, Presidente del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano afirma de Yelín: "Si la soledad resulta de una ausencia es también una presencia ausente. Es así como me pasa con Saúl. (…) este convivir con un recuerdo tan presente que es como vida, y que permite incluso la sonrisa.".

Evocación cuenta con la asistencia de dirección de María Padrón y la fotografía del Premio Nacional de Cine Raúl Rodríguez Cabrera, y según reza su sinopsis refleja los tiempos fundacionales del ICAIC a través de la vida y obra de una de sus figuras más carismáticas: el promotor y director de relaciones internacionales Saúl Yelín.

Lourdes Prieto Pérez, trabajó como directora asistente de los más importantes directores del cine cubano Gerardo Chijona (Adorables Mentiras, 1990); Julio García Espinosa (Reina y Rey, 1994); Tomás Gutiérrez Alea (Guantanamera, 1995); Manuel Herrera (Zafiros, locura azul,1997; Juan Carlos Tabío (Lista de espera, 1999). Escribió los guiones de Los viajes de Lorca (1998), y Habana Vieja (1982).

Entre sus filmes se destaca Para el ojo que mira: Mendive, 1987; Bajo la noche lunar, 1998; La vida es Rosa, 1999; Rumor del tiempo, 2000; Daniel Santos: para gozar La Habana, 2004; La pequeña Aché, 2004; FNCL: XXV aniversario, 2010; Habana del centro, ensueño de sombras, 2012; Hay un Grupo que dice…, 2013; Memoria a los que ya no están, 2013; Oriki para Mendive, 2014; Mirtha (2016); Cerca y lejos/ So near... so far (Cuba- Estados Unidos), 2016.

Ha compartido su labor creadora con la docencia en instituciones como la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños y la Facultad de Comunicación Audiovisual del Instituto Superior de Arte (ISA), y en países como Puerto Rico, República Dominicana, México. Sus filmes  han sido galardonados nacional e internacionalmente, y ostenta la Distinción por la Cultura Nacional.

Conversamos con la cineasta para conocer las motivaciones para realizar este documental y cuáles fueron los retos y dificultades del proceso de producción.

Sabemos del interés en sus documentales por figuras de la cultura cubana: la literatura, la arquitectura,  la música, en especial, pero en este caso, ¿Por qué el cine y la figura de Saúl Yelín?

Saúl Yelín por muchas razones, en primer lugar por ser el fundador del ICAIC cuya huella se percibe palpablemente en la labor extraordinaria que realizó para formar un espectador de cine culto, generando una política de compras para Cuba de lo mejor del cine mundial en la época en que le toco vivir. Gracias a esa extraordinaria labor, pudimos conocer a Bergman, Fellini, Antonioni, Visconti, Saura, Resnais, Varda. Karmen, Konchalovsly, Kawalerowicz, Wajda, Godard , Kurosawa y tantos otros que permitieron que en nuestro país se conociera el mejor cine del mundo.

Luego vino lo mejor del cine de América Latina, el cine independiente norteamericano que pudo traerse violando el bloqueo.

Además tuvo un papel preponderante en la pertenencia de Cuba a la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF), impulsó la Cinemateca y la revista Cine Cubano. Fue, junto a Juanita Marcos, el gran promotor del afiche de cine en nuestro País. La red de relaciones internacionales que formó cuidadosamente y supo mantener esta viva entre nosotros. Y el Festival de La Habana que comenzó llamándose Festival del Nuevo Cine Latinoamericano en su primera edición de 1979, y el que no alcanzó a ver, continúa siendo uno de los Festivales más importantes a nivel mundial. Este Festival no hubiera sido posible sin la mano creadora de Saúl Yelín y las relaciones a nivel de América Latina que fue capaz de elaborar.

¿Cómo fue la labor de rescatar la memoria de un cineasta desaparecido hace tanto tiempo, muchas veces mencionado, pero cuya labor individual por impulsar el cine y la cultura de la región se conoce poco?

Este acercamiento fue difícil, pues su recuerdo resulta difuso al cumplir 42 años de fallecido. No dejó ninguna entrevista filmada ni grabada y esta reconstrucción se basa en los recuerdos de los testimoniantes, así como en fotos e imágenes de archivo en Noticieros ICAIC de la época.

 ¿Qué tipo de documental veremos, como fue el acercamiento estético a un promotor de la cultura en sí misma y en especial la cinematográfica?

Verán un documental donde se mezcla lo biográfico con la etapa fundacional del ICAIC que prácticamente duro en el tiempo hasta un año antes de la muerte de Saúl en 1977.

¿Cómo fue el trabajo de producir este documental en tiempos  de las nuevas tecnologías digitales, por una parte,  y las  dificultades para encontrar financiamiento por la otra?

Es un documental por encargo del ICAIC y producido íntegramente por el ICAIC, filmado en full HD y utiliza noticieros ICAIC recientemente restaurados.