“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

CRITICA


  • El enemigo: El cine democrático de Lamata
    Por Juan José Espinoza

    Voy a obviar el hecho de que la última película de Luis Alberto Lamata es una prueba de que las historias simples también se convierten en cine de calidad, también voy obviar que esa misma película es también testimonio del entendimiento que tiene el propio Lamata sobre el arte de la dramaturgia y la narración, de sus límites y sus posibilidades; del mismo modo no voy a hacer hincapié en cómo Lamata ha demostrado con creces que es un realizador capaz de llevar a cabo proyectos tan disímiles como contar el ascenso a la fama mediática del grupo Salserín o de recrear la llegada de Francisco de Miranda a la Vela de Coro.

    Lo que si no debe pasarse por alto es la naturaleza del proceso de creación de El enemigo, una película que costó menos que las otras con las que compite en cartelera actualmente, y cuya realización es ejemplo de que vivimos tiempos donde cada vez es más accesible la vía hacia ese arte de la realización cinematográfica.

    El enemigo es sin duda una película democrática, porque es testimonio de una elección libre y soberana de sus creadores quienes decidieron hacerla sin depender de un subsidio gubernamental o de la empresa privada. Lamata ha hecho uso de su derecho a rodar la película que ha querido usando una cámara a la que el mismo considera 'casi de juguete'.

    Sin embargo El enemigo es todo menos un juego, Lamata y todo el equipo artístico que labora en la película, no hacen una película exagerada, maniquea, manipuladora y plana, que pudiera ser complaciente, y cuyo único objetivo hubiese sido llenar las salas porque sí, usando el recurso del espectáculo de la violencia en sí mismo como hiciera por ejemplo Secuestro Express de Johathan Jacubowicz.

    El enemigo termina por ser un estudio sobre las consecuencias de la violencia, pero no las consecuencias físicas que nos remiten más a las heridas, laceraciones o la misma muerte, no. El enemigo nos habla de cómo afecta esa violencia con la que vivimos diariamente a nuestro alrededor y que innegablemente nos transforma como individuos y finalmente como sociedad, como colectivo.

    Es por eso que contradictoriamente a lo que pueda parecer, recomendar El enemigo puede resultar una tarea harto difícil, porque a pesar de su eficiente y depurada realización es una obra difícil de digerir y difícil de asimilar y no por lo violenta que pueda resultar (que tiene) sino porque nos obliga a hacernos preguntas que quizás no queremos (o podemos) responder. Y que quizás tenga que ver con ese terrible secreto que guarda uno de los personajes.

    El enemigo viene a ser el quinto largometraje de Lamata que unido a su prolífico trabajo en televisión lo convierten en uno de los directores venezolanos más constantes de los últimos años.

    El enemigo es además también prueba de que ese cine de pocos recursos y de historias pequeñas que ha venido proponiendo Alberto Arvelo con su Cine Átomo es perfectamente viable mucho más allá del espectro de la experimentación. Hay otro cine posible.


     


    (Fuente: ABN)


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