“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

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  • "Supernova", de Ana Katz, una serie contra toda corrección política
    Por Juan Tomás Erbiti

    "Supernova": una serie contra toda corrección política
    Dirigida por Ana Katz y protagonizada por Johanna Chiefo, habla de la gordofobia, la discriminación sexual y los mandatos familiares.

    "Supernova", la nueva serie argentina de Amazon Prime Video, sigue demostrando por qué la frontera entre el cine y la televisión es cada vez más borrosa.

    Aunque por duración y estética podría tranquilamente ser una película, esta comedia dramática dirigida por la cineasta Ana Katz (El juego de la silla, Sueño Florianópolis) está pensada y estructurada como una serie. Y al terminar de ver los cuatro capítulos de media hora, es lógico que así sea.

    Supernova es una idea original de Johanna Chiefo, que primero fueron sketchs para YouTube y luego se convirtieron en una serie erótica feminista centrada en su propia vida.

    La versión final, que ya se puede ver completa en streaming -y en Canal 9, que estrena el segundo episodio este viernes a las 22.30-, es una historia coral sobre tres amigos: Nicolasa, June y Mimí, todos en el umbral de los 30 años y pasando un momento de total desequilibrio, tanto en lo afectivo como en lo profesional.

    Tres amigos en plena crisis
    La protagonista principal es Nicolasa (Chiefo), una actriz que desfila por castings publicitarios de chicas XL buscando pegarla. Como su vocación no le alcanza para vivir, elabora empanadas tucumanas y se las vende a los comerciantes de su barrio.

    Cuando está por tirar la toalla, se entera de que fue elegida para ser la cara de un comercial que se vuelve muy popular y queda estigmatizada como la Gorda Fruta: la gente le pide selfies y que haga el “bailecito” que ejecuta en la publicidad.

    Nicolasa tiene una relación tensa con un padre bohemio (Luis Ziembrowski) que la critica por su gordura y que quiere mudarse con su pareja actual (Inés Estévez) al PH donde ella está viviendo.

    June (el italiano Ruggero Pasquarelli), el mejor amigo de Nicolasa, vive una crisis de identidad sexual y no es aceptado por su familia. Tiene diabetes y se suma a un grupo de apoyo algo conspiranoico que cree que comer papaya los va a ayudar a enfrentar mejor la enfermedad.

    June está intentando vender un departamento, incursiona en el mundo del maquillaje y tiene un acercamiento con su verdulero amigo. Cuando su realidad empeora, decide mudarse con Nicolasa.

    La tercera de los amigos es Mimí (Carolina Kopelioff), una actriz a la que le va bien desde que era chica pero está algo sobrepasada por la fama, por su trabajo en un tira y por la presión de las redes sociales. Y de pronto desarrolla un tic en los ojos que no le permite seguir trabajando en la tele ni generar contenido en las redes.

    Mimí está involucrada en una relación tóxica con Satu (Diego Cremonesi), el productor de la tira, un hombre casado 25 años más grande que ella y que a pesar de estar a punto de ser padre le sigue prometiendo que va a dejar a su “pareja oficial”.

    Debates actuales sin corrección política

    Como en varias de sus películas (Una novia errante; El perro que no calla), Ana Katz se hace cargo de otra historia con gente en plena crisis emocional y/o existencial, antihéroes de carne y hueso cuya suerte parece cambiar pero finalmente nunca lo hace.

    De ahí la frase de Samuel Beckett que aparece al comienzo de cada capítulo: “Lo intentaste. Fracasaste. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”.

    La vida de los tres amigos está atravesada y signada por debates muy actuales como la gordofobia, la libertad sexual, la discriminación, los mandatos familiares y la superficialidad de las redes sociales.

    Lo más valorable es que Katz logra ponerlos sin la necesidad de caer en golpes bajos ni de machacar corrección política, sino mostrando situaciones bien reales -hay dardos al propio mundo de la televisión y de la publicidad- y apelando a un humor negro y disparatado.

    Chiefo se luce en su debut en una gran producción -también se estrena como productora ejecutiva-, a pesar de la presión de estar rodeada de figuras y en un papel que, como creadora original, tiene mucho de autobiográfico.

    Al igual que Gustavo Bassani en Iosi, el espía arrepentido (otra producción argentina de Prime Video), demuestra que hay nuevos talentos a los que parece necesario apostar para renovar la industria.

    Kopelioff y Pasquarelli, dos ex chicos Disney con más recorrido en televisión, prueban que están maduros para encarar personajes dramáticos y más comprometidos. Y siempre es saludable ver a grandes actores como Luis Ziembrowski, Inés Estevez, Marina Bellati y Nancy Duplaá aceptando roles secundarios que aportan mucho más que solamente su nombre a la serie.

    (Fuente: Clarin.com)


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