A finales de los noventa, Lars Von Trier anunció la llegada de su movimiento Dogma 95 con una película titulada "Los idiotas". En ella una serie de personajes sin discapacidades, simulaban tener una serie de trastornos neurológicos para refugiarse en otro mundo y vivir una vida más plácida que la marcada por la normalidad. Simón, un chico de 22 años que vive cerca de la cordillera de los Andes, podría ser uno de estos idiotas si no fuera que el malestar y los trastornos mentales de la juventud actual son, quizás, diferentes.
Simón también simula que es un discapacitado. Utiliza un sonotone para simular una sordera que nunca ha tenido, mueve compulsivamente la cabeza y establece relaciones con un grupo de discapacitados. En la administración le piden el carnet de discapacidad y el no lo posee, pero tras su actuación se esconde un fuerte desequilibrio psicológico. En el mundo de la alteridad encuentra una paz que no encuentra en el mundo real donde trabaja como ayudante de mudanzas. En ese mundo puede convertirse en un voyeur de las experiencias sexuales de los otros, poner su vida en riesgo y simular que no pertenece al mundo de las normas establecidas.
Simón de la montaña está rodada con gran fuerza visual por el cineasta argentino Federico Luis e interpretada con inusitada fuerza por Lorenzo Ferro. Al final toda frontera sobre una pretendida normalidad se diluye y aquello más oculto en el interior del cerebro cobra una inusitada presencia fílmica.