“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

NOTICIA
  • Cartel del 43 Festival del Caribe en Santiago de Cuba


    La diversidad del Caribe desde su cine
    Por Erian Peña Pupo

    El Festival Internacional del Caribe celebró su edición 43 del 3 al 9 de julio, en la ciudad de Santiago de Cuba, con Bahía, estado brasileño ampliamente influenciado por la cultura africana, como invitado. Dentro del Festival se realizó la III Muestra de Cine Caribeño, un espacio que visibilizó el audiovisual de la región a partir del intercambio de realizadores, proyecciones y un encuentro teórico.

    Organizada por el Centro Provincial del Cine y la Casa del Caribe, la Muestra tiene el objetivo de “potenciar el cine que se produce en el Caribe, así como el pensamiento crítico e histórico asociado al mismo”, asegura su coordinador, el realizador audiovisual Yasmani Castro.

    El programa que se puso a disposición del público incluyó una selección audiovisual de varios de los países que integran esta región. La apertura en el Cine Rialto contó con la exhibición del documental brasileño Ayer, hoy… por siempre Samba, de Roda de Fabiana Parra.

    El Festival del Caribe “es una plataforma multicultural donde convergen todas las formas de la cultura artística-literaria. Me percaté que faltaba el cine, en una forma orgánica y en toda su magnitud”, comenta Castro. “Se lo comenté a Demian Rabilero, entonces director del Museo de la Imagen y el Sonido Bernabé Muñiz, donde se realizaron parte de las sesiones de la primera Muestra, y él me apoyó en la presentación de la solicitud a la Casa del Caribe”.

    Rigoberto López había fallecido y “temíamos perder el legado que había logrado con la Muestra Itinerante de Cine del Caribe, creada en 2006”, agrega Castro. “Pusimos empeño y salió la primera edición de la Muestra, dedicada precisamente al director de filmes como Roble de olor (2004) y El Mayor (2020)”.
     
    El Caribe, más allá de un área geográfica

    El cine debía tener su espacio en “un amplio evento sociocultural donde diferentes manifestaciones artísticas coexisten”, comenta Rabilero. “Era más que necesario rescatar un espacio donde el Caribe cinematográfico confluyera y potenciar a un cine menos conocido”.

    La III Muestra de Cine Caribeño realizó las proyecciones audiovisuales en el cine Rialto, al final de la mañana y en las tardes. Mientras, en la Casa Dranguet tuvo lugar el encuentro teórico, con paneles, presentaciones de libros e intercambios con realizadores que hacen cine en esta área geográfica o abordan la cultura e identidad de la misma en sus obras.

    Yasmani Castro apunta que la curaduría del evento se centra en tres aspectos: “los valores que defiende la Casa y el Festival del Caribe, la esencia de la cultura caribeña; y la búsqueda más representativa de cada uno de los países que integran esta área, con la inclusión de regiones que no pertenecen geográficamente, pero cuya cultura es expresión del sentido del Caribe, como New Orleans, en los Estados Unidos; Bahía y Recife, en Brasil; y Surinam”.

    En consonancia con esta idea, la Muestra tuvo cada día una dedicatoria específica: el cine caribeño brasileño, el cine caribeño francófono y neerlandés, el anglófono, el hispano y el cine cubano como su colofón.
     
    Claves del encuentro teórico

        Entre los principales momentos de la cita teórica estuvo el panel dedicado a la cubana Sara Gómez, a propósito del aniversario 50 de su fallecimiento, con apenas 31 años, mientras trabajaba en su largometraje De cierta manera. Este recordatorio fue liderado por las profesoras Rosa M. Rodríguez, con una aproximación a la vida y obra de Sara; y Mirna Caballero, quien realizó un abordaje a la realidad social en documentales como Iré a Santiago, Guanabacoa: crónica de mi familia y Una isla para Miguel.

    Otras sesiones se enfocaron en las peculiaridades de la producción audiovisual de países que comparten el área del Caribe y como esta los unifica: República Dominicana, México, Jamaica, Haití, Surinam, Cuba y varias de las naciones que componen las Antillas Menores, muchas independientes y otras territorios de países europeos como Inglaterra, Francia y Países Bajos.

    Si bien este es un cine que ha dependido desde sus inicios de la mirada europea, en el abordaje de la historia, la religión, las tradiciones, la independencia y la identidad ha podido visibilizar los complejos procesos y dinámicas que dominan los enclaves de la región. También ha hecho un aporte a la valorización de los diversos elementos que conforman la identidad caribeña.

    A través de su experiencia en un proyecto que abarca varias islas de la región, el periodista y realizador Dayron Chang ejemplificó cómo el audiovisual y la trasmedia pueden redefinir, más allá de los lazos gubernamentales, la cooperación en el Caribe.
     
    El cine caribeño en su multiplicidad

    La Casa Dranguet fue escenario del diálogo con los cineastas invitados: los brasileños Rafael de Amorim Albuquerque y Bruna Raphaella Santana Macedo Leite, quienes presentaron en el cine sus documentales Alabando lo sagrado, cantándole a Yemayá y Nana; la estadounidense Catherine Murphy, directora de Obsesión: Mi canción; y el guionista y productor dominicano Alejandro Peguero, quien comentó sobre el reciente crecimiento de la producción en República Dominicana a partir de la puesta en vigor de una Ley de Cine.

    Además, hubo presentaciones de dos libros, publicados por Ediciones La Luz. Vanessa Pernía Arias introdujo Por la tierra prometida. Migración latinoamericana en el cine de Amanda Sánchez Vega; y Erian Peña se refirió a Como una carta abierta: C´est pas mal, con las memorias de Eduardo Manet, director de cine y escritor cubano residente en París, Francia.

    La productora Isabel Palma presentó Caribe-Documenta, un proyecto que une a Cuba, Puerto Rico y República Dominicana a través del intercambio y la exploración de temáticas afines. Mientras, el director santiaguero Osmanys Sánchez comentó sobre la experiencia y repercusión de su documental Jíbaro, premiado en varios festivales y reconocido por la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica como mejor documental del año 2023 estrenado en los cines del país.

    En estas jornadas, el propio Yasmani Castro presentó dos capítulos de su serie Trovadoras y cantoras, ganadora del Fondo de Arte Joven; y el investigador habanero Abel Molina abordó parte de su investigación sobre la animación realizada por la Televisión Cubana entre 1960 y 1990.

     
    Diversidad del Caribe en fotogramas

    En materia audiovisual, la III Muestra de Cine Caribeño presentó una amplia y variada representación de obras de los países que componen esta región geográfica y cultural. De Brasil se exhibieron Zumbi. Que levante la memoria, de Iris de Oliveira; y Oda al llanto, de Cecilia Engels. Mientras que de México se proyectó Festival del Fuego. La UAA en el Festival del Caribe, de Mario Alberto Cortez Gutiérrez, una especie de bitácora sobre la participación de este país en la pasada edición del Festival.

    La viuda, de Wood-Jerry Gabriel, corto de ficción de Haití; La sombra de la Ceiba, documental de Feguenson Hormogéne, estudiante haitiano en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños; El fotógrafo de La 40, de Erika Santelice y Orlando Barria, de República Dominicana; y La novia, de Niel Hoyte, de Barbados; también integraron este programa fílmico.

    Además se presentó: Canto de Xango de Isaiah Ferguson, de Estados Unidos; Madulu. The Seaman, de Akley Olton, de San Vicente y las Granadinas; Donde floreció una devoción, documental de Elsa Turrul de Alma sobre la devoción a la Virgen de la Altagracia en República Dominicana; y otra producción de ese país: Morena, largometraje de ficción de Victoria Apolinario.

    El cine cubano estuvo representado por los documentales CMBF, legado musical, de Verónica Pullés Licea; Vicarias. Capítulo Ángela, de Hamlet Paredes Grau; Luz de la casa, de Orisel Castro López; Emilia y Nancy, dos nombres del canto folclórico, de Miguel Ángel García Velascos; y Tartessos Dune, de Josué García Gómez.

    Como cierre se presentó Nuestro changüí, de David Hernández y Enrique Alonso. A partir de entrevistas, materiales de archivos y grabaciones realizadas en la provincia de Guantánamo, este documental recorre los orígenes, etapas, evolución y principales exponentes de una expresión cultural que identifica a esa región del oriente cubano.

    “Es importante que las personas sepan de la variedad de una producción mayormente desplazada por el mercado y que puedan identificarse con y en él”, comentó Yasmani Castro. “La Muestra intenta ser, también, una plataforma sociocultural con exhibición de películas en diferentes festivales nacionales y comunidades”.

    El principal reto, según Castro, “será lograr un mayor público interesado en este tipo de cine, que en muchas ocasiones cumple con los presupuestos estéticos de dos maestros del cine: Julio García Espinosa, con el Cine Imperfecto; y de Humberto Solás, con las bases del Cine Pobre” (2024).


    (Fuente: ipscuba.net)


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