“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA


  • Es necesaria mayor unidad entre los audiovisuales

    Rodrigo Marín acaba de debutar como director con su ópera prima Las niñas, recientemente galardonada como la mejor película en el Festival de Utrecht en Holanda. Tras sus estudios en Psicología y Filosofía, cursó Historia del Cine en la Universidad Católica de Chile. En 2003, entra en la Escuela de Cine de Chile. Escribe y dirige los cortometrajes Nochebuena y Sheol. Además, codirige Los bastardos, su tesis de graduación, ambientada en Santiago de Chile.

    Rodrigo, encarna la realidad de los realizadores noveles chilenos. Presupuestos bajísimos, romper con la incertidumbre frente a la primera película, etc., son algunas de las barreras que deben sortear los cineastas que dan sus primeros pasos. Tuvo que vender su auto para costear su debut con el largometraje grabado íntegramente en digital, que sin el apoyo de su equipo de trabajo no habría sido posible materializar. “Todo nace de un guión de unas 20 páginas, una escaleta que nació mientras trabajábamos en el proyecto de título de la Escuela de Cine de Chile”. Actualmente escribe su segundo largometraje, titulado Mercedes ‘86.

    Las niñas fue algo que siento que ocurrió por no sentirme contento con el resultado de Los bastardos. Espero que la Escuela de Cine me ponga una buena nota por Las niñas. Siento que lo que aprendí al hacer esas dos películas en tan poco tiempo me sirvió para madurar como director, para saber qué quiero como guionista, y cómo contar una historia. Espero seguir aprendiendo con cada experiencia fílmica, haciendo un comercial, un videoclip; todo me sirve para ser un tipo más feliz y eso se notará en mi próxima película Mercedes 86”.

    Una historia íntima y naturalista sobre la relación de dos mujeres. Una enfermedad, un apartamento y música. Una pequeña ventana al gigantesco y complejo paisaje del alma femenina. Una producción en dos jornadas de grabación de 24 horas, tres cámaras digitales y dos actrices que no se habían visto hasta el día del rodaje. Una arriesgada propuesta del nuevo cine joven chileno.

    El proceso de rodaje duró solamente un fin de semana y lo que sí duró bastante fue la postproducción para llegar al montaje final, que fue de casi diez meses delante de los computadores tratando de llegar al resultado, “porque tenía mucho material en cámara y de hecho mi madre estaba pensando que me pasaba más de lo normal frente al computador", dice.

    “Hubo dos meses de ensayos, pero más que actuar las secuencias tuvimos conversaciones sobre cómo ellas veían el personaje, aunque, en el fondo, yo también empecé a rodar mucho de cómo ellas eran en realidad; de hecho cada personaje es muy parecido a como es en su vida particular y cotidiana. Que estaba utilizando sus vidas para poder contar esta historia, ellas no se dieron cuenta hasta el final del rodaje. Lo que sí fue tratado como experimentación es que nunca ellas ensayaron juntas y solamente se conocieron para el día del rodaje. Esto a ellas las motivaba para crear un personaje más creíble y para que, de alguna manera, fuera un experiencia interesante lo que pudiera ocurrir".

    “Lo primero que tuve, antes de cualquier cosa, fue a las dos actrices y a partir de eso me puse a escribir la historia para estos dos personajes".

    La película se estrenará en Chile en agosto de 2008. En San Sebastián tuvo su estreno mundial, en la competencia Horizontes Latinos. Participó en el 11 Cine en Construcción de Toulouse y en Guadalajara en la misma área. Las niñas obtuvo en marzo el Premio Especial del Jurado en el 25 Festival de Cine de Miami.

    Rodrigo Marín tiene en proyecto estrenar también el próximo año Los bastardos, su tesis de escuela que rodó junto a dos amigos más. También tiene proyectado rodar Mercedes 86, que seguramente acudirá a Cine en Construcción y al mercado de coproducción de Cannes. La financiación de Las niñas ha sido completamente privada y el gobierno de Chile ha apoyado a Marín en la financiación de sus viajes a Festivales. “Esa ayuda llegó de la nada, cuando no la esperaba me llegó la invitación para ir algunos festivales con la ayuda del estado”, recuerda.

    Las niñas “habla de la mentira y el amor entre las mujeres, de cómo las dos protagonistas se van involucrando, cómo una de las dos toma el poder y la otra se somete, y de cómo van cambiando los roles. En resumen, muestra las relaciones que se establecen entre ellas”, comenta.

    A la hora de llevar a cabo este proyecto, este joven realizador chileno reconoce ciertas influencias de sus colegas argentinas: “me gusta mucho el trabajo de Lucrecia Martel”, realizadora de La ciénaga, “y cómo trata a las mujeres en sus películas y también La novia errante, de Ana Katz”.

    Las actrices Antonia Santa María y Sofía Oportot protagonizan este largometraje, a las que “al principio hubo que conquistarlas, como una mera forma de plantear la historia”. Señala que tuvo mucha libertad, “que no suele ser frecuente cuando filmas tu primera película.

    Las actrices se convirtieron casi como en mis hermanas por mucho tiempo”. Siente que ahora tiene más responsabilidad “porque ya no soy un estudiante de cine, y tengo que presentar la película, buscar distribución…”. De cualquier modo, Rodrigo Marín se muestra contento de cómo está funcionado Las niñas y prevé estrenarla en Chile en agosto próximo.

    ¿A qué crees que se deba que no exista una armonía entre los directores, es falta de tiempo, no hay intereses en común? ¿Ese "cada quién" con su proyecto que me comentabas, de dónde emana?
    Creo que tiene que ver más con una actitud personal de cada director,  aunque nuestra idiosincrasia nos hace bien desconfiados, a pensar de que el otro nos quiere hacer daño o algo así medio psico, creo que nos falta relajarnos un poco: nadie nos robará nuestra “gran idea”. Los chilenos son personas bien especiales, inseguros y llenos de prejuicios; he conocido chilenos amables y otros bien engreídos. En verdad trato de hacer de mi trabajo algo bien agradable. Uno tiene mucho trabajo para estar preocupado por los otros directores. Si se da, bien; y si no, bueno. 

    En fin.  Martín Rodríguez (como presidente del ADG) a tratado de unir a las nuevas generaciones con los de la vieja escuela, con nosotros. Espero que resulte, aunque el cambio generacional es potente y se siente bastante en nuestras conversaciones con ellos. Creo que el cineasta más adolescente tiene la edad de mi padre, y ese es Gus Van Sant; pero a veces la edad no importa, sino la actitud. Carlos Flores tiene la actitud de un adolescente. Quiere hacer películas aquí y ahora. Eso es muy especial y motivador.

    Personalmente no creo que falte más unidad entre los audiovisuales, sino que no se toman tan en serio. Los lateros no me interesan, sino los que admiran el cine en todas sus formas. Si a un director le gustó Napoleon Dynamite, pero también Luz Silenciosa, con él podré hablar de algo interesante.

    El hecho de que muchos se conozcan en el extranjero en algún festival ayuda a hacerse una idea de la realidad generacional en latinoamérica, por ejemplo. ¿Cómo la vez?
    Creo que cuando uno esta viajando, las cosas uno las ve más relajado, mis mejores conversaciones con cineastas de otros países y chilenos,  han sido en algún festival de cine. A Cristóbal Valderrama lo conocí en Miami, también a Shawn Garry. Ahora nos juntamos en Santiago, nos reímos, conversamos y sabemos en qué está el otro. A la Alicia (Scherson) la conocí en Francia, en Toulouse. Al AFA también. Siempre cuento que pude conocer a más personajes del cine chileno y contarles de mi película caminando por Cannes que en Santiago. Creo que parte del trabajo de ser director es saber en qué están los demás y cómo podemos ayudarnos entre nosotros.

    A Torres Leiva un día le pedí si podía ver un corte de mi película,  le envié un DVD y al tiempo me llego un mail. Fue genial que otro director me tomará en cuenta de esa forma, muchas de sus opiniones me ayudaron en el montaje final. Ese gesto es el que valoro.

    La verdad es que no si fuera por un Festival de Cine no nos conoceríamos mucho y no solo los directores chilenos. En San Sebastián estuve con directores chinos, gringos, mexicanos, uruguayos, españoles y rusos. De los internacionales me río mucho con Alejandro Brugués, de Cuba, y Jonas Cuarón, de México. Aunque con los uruguayos del equipo del Baño del papa he pasado grandes momentos.

    A veces me preguntan mucho por la sociedad chilena, que cómo está, cómo ha cambiado su sistema político. Ahí me tengo que poner serio y responder lo que quieren escuchar, pero generalmente hablamos de comida, de música, de películas. No nos tomamos tan en serio como la gente cree. Para eso están los productores y ellos saben hacer un buen lobby, generar contactos y trabajar en los festivales. Yo prefiero ver películas de mis amigos argentinos o españoles. Algo que te recomiendan no hacer en un festival, pero la verdad, es que todavía disfruto viendo una buena película. A veces eso es mejor que cualquier tarjeta de presentación que puedas obtener.

    Sobre los nuevos talentos, qué cosas has visto y rescatarías de lo último que has visto de los trabajos audiovisuales de tu generación y porqué no también de los proyectos más visibles y grandes.
    Me interesa mucho lo que harán Dominga Sotomayor y Elisa Eliash. Son directoras muy jóvenes, que están con muchas nuevas ideas. Me gusta la mirada de las mujeres en el cine. Matías Pinochet y su actitud punk con su película Irrespirable. Lo que esta haciendo el AFA (Alejandro Fernández) Huacho. Lo nuevo de la Alicia Scherson, Turistas. Desierto Sur de Shawn Garry.  A Fran Schweitzer. A Lelio Santos de López, a Jorge Olguín, A Cárdenas. Puro talento en todos ellos y ninguno se pasa de listo. Esos son los sub 35.

    De los más grandes, quiero ver lo nuevo de Wood, en Miami. Él me entregó el premio y luego no lo pude encontrar para saber sobre su nueva película. Me gusta su actitud, su visión con la publicidad y que corra maratones. También me produce inquietud saber qué hará Cristián Sánchez.

    De afuera, el cine mexicano me tiene enfermo, Familia tortuga, Año uña, Cochochi, Luz silenciosa...


    (Fuente: www.onoff.cl)


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Rodrigo Marín


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