“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

CRITICA


  • 4 de Julio. La masacre de San Patricio revisa el papel de la iglesia católica
    Por Fredy Friedlander

    El domingo 4 de julio de 1976, hace exactamente 32 años, los vecinos del barrio de Belgrano R se vieron sacudidos ante el asesinato de tres sacerdotes y dos seminaristas palotinos en la propia Parroquia de San Patricio (Estomba casi Juramento). Juan Pablo Young y Pablo Hernán Zubizarreta tenían entonces apenas unos cinco años, vivían en esa zona y concurrían justamente a misa en dicha iglesia, junto a sus padres.

    Durante los últimos siete años estos jóvenes directores de cine juntaron importante material fílmico de esa época y entrevistaron a numerosas personalidades con el objetivo de aportar luz en pos del esclarecimiento del horrendo crimen. 4 de Julio. La masacre de San Patricio es una de las primeras películas argentinas sobre el Proceso que analiza en profundidad el papel que tuvo la iglesia católica durante tan nefasto período. Hasta ahora la figura religiosa más veces retratada en nuestro cine ha sido el Padre Mugica. Sin ir muy lejos 1973. Un grito de corazón de Liliana Mazure le dedica algún espacio y su asesinato también es resaltado en el documental que ahora nos ocupa. En cambio, es menos conocido el episodio de San Patricio, ya que al tener lugar a inicios del Proceso fue acallado por quienes gobernaban y fueron sus autores materiales. El libro homónimo de Eduardo Kimel contribuyó grandemente a dilucidar la participación de las fuerzas amadas y sobre todo de la Marina. Es muy buena la reconstrucción de la matanza, con apenas unas siluetas portadoras de armas en la oscuridad de la madrugada y algún Falcon de la Policía, indudable cómplice del crimen.

    Hay testimonios que emocionan como el del padre Kevin O’Neill, ya fallecido, de origen irlandés como la mayoría de los palotinos. Otros como el del ex seminarista Robert “Bob” Killmeatte subrayan la persecución a que fue sometido durante su paso por una localidad en la vecindades de Añatuya en Santiago del Estero. Finalmente debió partir y, como él mismo afirma, significó acabar con su vocación por el sacerdocio.

    Uno de los mayores aportes del film consiste en mostrar que dentro de la propia Iglesia Católica existieron, y hoy siguen conviviendo, diferentes líneas ideológicas y de compromiso con el pueblo.

    Ciertamente algunas de las que fueron sus máximas figuras locales, tales como el Cardenal Juan Carlos Aramburu o Monseñor Bonamín (vinculado a las fuerzas armadas) quedan mal paradas con sus declaraciones. Otros, en cambio, tuvieron un mensaje más digno pero la sensación generalizada que queda es que la reacción del poder eclesiástico en pos del esclarecimiento del crimen tardó demasiado en llegar. Como afirma un sacerdote palotino en actividad, a quien visita su ex colega Killmeatte, lo acontecido el 4 de julio provocó mucho miedo y por ende indujo al silencio. Es bueno que ahora se empiece a conocer la verdad. Los cinco religiosos asesinados merecían este documento, a manera de recuerdo y respetuoso homenaje.


    (Fuente: Leedor )




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