Personal Belongings (Efectos personales), el primer largometraje de ficción del cubano Alejandro Brugués, ha llegado por fin al circuito habanero de cines de estreno. Muchos espectadores, sin embargo, ya han visto la película, gracias a su largo peregrinaje por festivales en Cuba y el extranjero. Brugués, el productor Inti Herrera y otros pocos han vivido una auténtica odisea, meses y más meses buscando financiamiento por todos lados, haciendo entre tres o cuatro lo que en buena lid tendría que asumir un equipo completo de producción.
Si alguien quiere saber cómo se hace cine independiente, que les pregunte: por sus manos han pasado hasta los plegables de promoción, se han tenido que ocupar de lo humano y lo divino: “A veces salíamos a filmar sabiendo que el dinero no alcanzaba ni para garantizarle el almuerzo a la gente —cuenta Inti en la presentación del filme ante la prensa—, ahí teníamos que movilizarnos y salir a buscar lo que apareciera”.
La aventura comenzó cuando enviaron el proyecto de la película a una convocatoria del ICAIC. No ganaron (fue Pável Giroud, con La edad de la peseta, quien se llevó el gato al agua), pero salieron con una carta de recomendación. La propuesta había gustado mucho.
Entonces decidieron arriesgarse, vivir la emoción única de hacer una película. Tocaron puertas, volvieron a tocarlas. Nadie piense que resulta fácil encontrar gente interesada en financiar un filme, aunque sea uno como este, de corte más bien intimista, que no exigía un gran presupuesto. “Pasamos mucho trabajo al principio, pero al final las cosas fueron aclarándose” —dice Brugués.
Como el personaje principal del filme, que vive en un carro con todos sus efectos personales, los realizadores anduvieron mucho tiempo con la película a cuestas. Cuando estuvo terminado el master video, decidieron presentar la cinta en los apartados de Cine en construcción que auspician muchos festivales en la actualidad, casi siempre con el objetivo de otorgar financiamiento a proyectos valiosos con escasos recursos.
Así pudieron verla por primera vez los habaneros, en el 29 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, donde terminó alzándose con el Tercer Premio Coral de Ópera Prima.
Gracias al Premio Emilio García Riera, del Festival de Cine de Guadalajara, recibieron el financiamiento para concluir la posproducción, la mezcla de sonido y la corrección de colores. El Premio en el Festival Internacional del Cine Pobre en Gibara les permitió por fin pasar a los añorados 35 mm.
“Ahora vemos la luz”, asegura Brugués. Ha sido una experiencia intensa (“hasta el punto de que todavía estoy tomando pastillas por el estrés”), un esfuerzo que ha sido coronado por la buena acogida del público en todos los lugares donde el filme se ha presentado, de La Habana a Guadalajara, de Miami a Munich. “Nos propusimos hacer una película costara lo que costara, pasara lo que pasara… y aquí está. Ahora vemos por fin la luz”.
El título de la película, en inglés, ha levantado algunas suspicacias. ¿Por qué Personal Belongings y no Efectos personales? La respuesta de Brugués es simple: “Porque sí”. Cuenta que le escuchó una frase a una aeromoza, “antes de abandonar el avión no olvide sus efectos personales”, en español y en inglés. Le gustó cómo sonaba en inglés, quizás por el muy peculiar acento de la aeromoza, que era cubana.
Comenzaron a trabajar con ese nombre, sin asumir que fuera el definitivo, pero con el tiempo se convencieron de que podía funcionar. En algún momento pensaron ponerlo en español, pero al final prefirieron la expresión inglesa.
Podría parecer capricho, pero en realidad el título dice mucho: Ernesto (Caleb Casas), el protagonista del filme, está obsesionado con conseguir una visa para irse del país. Vive en su carro, con sus efectos personales en un maletín, preparado para dejarlo todo atrás y comenzar una nueva vida. Pero la historia se le complica cuando conoce a Ana y tiene que encarar un motivo de peso para quedarse en Cuba: el amor.
Una vez más el cine cubano se ocupa de uno de sus temas recurrentes. Pero Alejandro e Inti no creen que Personal Belongings sea fundamentalmente una película (otra) sobre gente que se va o se queda. “Esta es una historia de amor. La película va más allá de la emigración, trata algo más universal: la imposibilidad de estar junto a la persona que se ama, sea por la razón que sea. Es el mismo tema de las grandes historias de amor, como Romeo y Julieta”.
Asumen, eso sí, la emigración como detonante, como circunstancia. Aseguran que han abordado el tema con sinceridad, sin prejuicios.
Personal Belongings es, de cierta forma, autobiográfica. “Todo lo que pasa en la película le ha pasado a gente que uno quiere, nada es, en definitiva, inventado”, dice Brugués.
La mayor satisfacción de los realizadores ha sido ver cómo en todas partes la gente se emociona con el filme, lo que da la medida de que la historia trasciende localismos.
La experiencia, claro, ha sido enriquecedora para todo el equipo. También muy agotadora. Hacer cine sin contar con el respaldo de una industria es una empresa que puede descorazonar a cualquiera, sino está muy seguro de lo que quiere, si no está muy convencido de que lo quiere.
Personal Belongings es el comienzo, pero no marcará necesariamente el camino de sus realizadores. Alejandro Brugués dice que tiene la carpeta llena de proyectos. El más inmediato no tiene nada que ver con la película que ahora se estrena: se titula Juan de los muertos y pretende ser una comedia en el más rotundo sentido del término: una historia de zombis en La Habana, nada más y nada menos.
Habría que ver.