Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, dice un dicho popular al comparar hechos similares, lo que se repite esta vez con la denuncia que formula el cineasta Ángel Muñiz en la cinta Ladrones a domicilio, el más reciente estreno del cine dominicano. Incluso, coincide con los sucesos recientes que ocupan los titulares de los periódicos en estos días y que generaron denuncias del senador por la provincia Peravia, Wilton Guerrero, quien implicó autoridades en asociación con delincuentes.
Ladrones a domicilio es una película escrita y producida por Ángel Muñiz; en ella se atreve a denunciar el modus vivendi de quienes están supuestos a hacer cumplir las reglas. Una práctica de corrupción que se conoce, pero que nadie se había atrevido a contar en el cine de manera llana y sin tapujos.
Un autorrobo en el que están implicados todos los representantes de la sociedad, que desde sus respectivos oficios son quienes deben hacer prevalecer el orden de una nación. Muestra la realidad de una sociedad cada vez más excluyente, en donde a los pobres se les hace cada día más difícil estudiar en una universidad privada, y a la vez, son las víctimas del sangrante comercio que busca por todos los medios quedarse con el dinero de la gente.
Pero también nos revela que es en esa clase pobre en donde la sociedad tiene sentido como sociedad. Son los pobres quienes son solidarios, y los que tienen formación y moral; son incorruptibles como el personaje de “Don Manuel” que intepreta Frank Lendof, a quien en Higüey todos lo quieren y respetan por la conducta intachable que ha tenido durante toda su vida.
Es una narración ligera que mantiene la atención del público desde el principio hasta el final. En la cinta se observan buenas y regulares actuaciones. Resaltan el trabajo de Miguel Ángel Martínez en el papel de El Lisiao, Arturo López como Boca e’peje y Billy Martín, interpretando a Rogelio, un joven actor quien hace de “hijo de papi y mami” y que su personaje también muestra la realidad de muchos jóvenes de esta sociedad que lo tienen todo, menos la atención y el verdadero cariño de sus padres.
Manolo Ozuna, quien protagoniza la historia, obtuvo un buen resultado con su papel en Bruno, aunque en muchas escenas aún se le siente “el tufo” de comedia de televisión.
Otro actor de la televisión a quien también se le observó hacer un buen trabajo es Félix Peña, quien satiriza al vocero de la Policía. También cabe destacar el trabajo muy profesional de Pericles Mejía, Juan María Almonte y Miguel Bucarelly. La cantante Sonia Silvestre sorprendió en su personaje de la jueza. En la música se exceden los ritmos de atabales y algunos diálogos se pierden.