No sé si efectivamente será así el ambiente de las favelas y el trato de la policía, pero José Padilha nos hace vivir una experiencia tan real que a ratos parece que estamos ante un documental, pues nos introduce de lleno en el conflictivo mundo que se crea en torno a la droga y cómo el BOPE se encarga de mantener el control en estas zonas de Río de Janeiro.
Wagner Moura, André Ramiro y Caio Junqueira son los principales protagonistas de la película, e interpretan al capitán Nascimento, a Matías y a Neto respectivamente. Gracias a ellos descubriremos y viviremos el intrincado y peligroso mundo de las favelas.
Tachada de fascista por los intelectuales izquierdistas brasileños, Padilha nos muestra cómo los universitarios de clase media alta suelen acudir a las favelas para comprar droga y luego distribuirla entre sus compañeros, ajenos a la realidad y al flaco favor que están haciendo a la población, mientras disertan en clase sobre el indebido uso de la fuerza policial y metiendo a todos los agentes en el mismo saco de la corrupción. Padilha nos introduce en el BOPE y en sus métodos para erradicar la droga y poder controlar la delincuencia que atesoran las callejuelas de Río de Janeiro.
Estamos en 1997 y el punto de partida de la película es la visita que va a realizar el papa Juan Pablo II a Brasil, ya que se va a instalar cerca de la favela del cerro (morro) de Turano, un lugar muy peligroso, por lo que el BOPE y el capitán Nascimento deberán apaciguar el entorno para asegurar la tranquilidad del sumo pontífice.
Por momentos nos parece que estamos en las películas de Martin Scorsese, ya que la corrupción de la policía local y de las autoridades brasileñas es tan grande que nos quedamos asombrados al igual que Matías y Neto, nuestros jóvenes protagonistas, que intentan hacer lo correcto en un mundo que no está muy por la labor de respetar las reglas.
El rodaje de la película en esa zona fue complicado y se pudo hacer por la intervención de las asociaciones de vecinos, siempre bajo la autorización de los traficantes, los cuales se llevaron parte del dinero que tuvieron que pagar a la asociación.
Amenazas, el robo de material de rodaje y el secuestro de un coche fueron parte de las vivencias que pasaron Padilha y los suyos haciendo esta película.
Tropa de élite es por el momento la mejor película del año. Altamente recomendada para todos aquellos fans de Scorsese, de las películas de mafia y que disfrutaron con Ciudad de dios y similares.