El Pez de la torre nada en el asfalto (2007) de la realizadora, Adriana F. Castellanos, acaba de obtener premio en  el Festival La Boca del lobo, de Madrid. Confieso me pareció un premio oportuno y justo, sobre todo porque aborda un tema poco referido en el cine cubano y lo hace desde un tratamiento en el lenguaje cinematográfico que dignifica una visualidad a veces ausente del panorama de las más recientes propuestas audiovisuales. Por ello retomo un fragmento del ensayo que escribí, titulado: De la mirada femenina sobre la violencia en el que doy mis criterios a partir de esta y otras propuestas audiovisuales que asumen la violencia como eje temático de sus obras.

El corto forma parte de las nuevas realizaciones, hechas generalmente de manera independiente. Con una duración de apenas tres minutos, su directora y guionista centra la atención en la violencia doméstica; su ganancia final, desde la estructura dramática, radica en cómo esa violencia es un continuum cotidiano.

Realizada en blanco y negro, la propuesta de Adriana dialoga con dos referencias culturales desde las que se estructura: por un lado, la obra de Virgilio Piñera que está presente desde el propio titulo; y por otro la película Sed de Mal, de Orson Welles, que se escucha en un segundo plano sonoro y que a partir de hacerse efectiva la violencia se traslada a un primer plano. Esta película es la que el niño ve desde que aparece en el plano de fondo. Lo interesante en este cortometraje radica en cómo se articula la violencia a partir del entrecruzamiento de esos referentes culturales.

Desde una subjetiva del ventilador aparece la imagen del hombre -victimario que sentado en la máquina de escribir intenta inspirarse y escribe la obra, que es a su vez El pez de la torre nada en el asfalto. Mientras la esposa-víctima no cesa de hablar del calor: “qué calor hace en este país”, “por eso hay que irse” -alusión permanente a Aire Frío-, se establece otra relación con la violencia: el contexto que atormenta, sofoca, el calor que provoca y genera agresividad. Mientras el plano se queda fijo y vemos al hombre levantarse, salirse de plano, sentarse nuevamente y seguir escribiendo, el niño -que carga con la fuerza del desenlace, pues pasa de un segundo plano a erigirse en catalizador de la historia, en personaje principal-, toma agua y mira hacia la madre de forma natural. Solo en ese momento tenemos el plano de ella tirada en el suelo, golpeada y sangrando.

No es solamente articular la violencia desde el rostro del drama doméstico, (ya con eso sería suficiente), pues en el minimalismo desde el que se articula la historia se lee la denuncia de cómo el espacio físico -como metáfora del espacio social- es también generador de violencias. La actitud del niño habla de la cotidianeidad de esa violencia, de su naturalización y quizás la clave no está en la denuncia per se, sino en su presencia ad infinitum.

La propuesta fílmica de Adriana posee la virtud de no intentar dar respuestas.  Desde el entorno social que compartimos la violencia es  una de las manifestaciones habituales,  el cine como producto cultural inscribe y lee esa realidad desde la mirada siempre personal, en este caso, de su realizadora. Por ello reverenciar la historia junto  a cómo está estructurada en el texto fílmico, ajeno a didactismos y generalizaciones, es la posibilidad de redimensionar el cine y el audiovisual joven, no solamente como esa capacidad para mostrarnos la realidad e interactuar con ella, sino y sobre todo, como un espacio de verdadera indagación estética y artística.

En esta ocasión el jurado del Festival estuvo compuesto por el Director de Casting Andrés Cuenca, la Decoradora Cecilia Tejada, el Director de Cine Lino Escalera, la Actriz Inma Isla y el Director del Festival de Cine Pobre Humberto Solas, de Gibara, Sergio Benvenuto.

Los Premios fueron otorgados en las categorías de Mejor Cortometraje Nacional, Mejor Cortometraje Extranjero, Mejor Cortometraje de Animación Nacional, Mejor Cortometraje Extranjero de Animación, Mejor Guión Nacional, Mejor Corto Erótico, Mejor Banda Sonora y Mejor Cortito.

El director del Festival La Boca del lobo, Sr. Javier Muñiz “Alimaña”, en la clausura, destaco la calidad de las obras seleccionadas finalistas en esta edición y de los cortos premiados por el Jurado.