“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

CRITICA


  • Mal de Amores: en Boriquen nació la ternura
    Por Joel del Río

    Justo en esos momentos cuando te despiertas con el corazón alado, y triunfa el ansia de diluirte en el amor, y te gana el dolor de sentir demasiada ternura, y te hiere la incomprensión, pero sangras de buena gana, y en el crepúsculo regresas en busca de otra jornada de amor, y te duermes con gratitud, con una plegaria por la persona amada, con un canto de alabanza en los labios, porque deseas solamente alcanzar la plenitud del arroyo, que canta su melodía solitario en medio de la noche, justo en ese instante en que tocas el cielo con los dedos es cuando uno puede estar dispuesto a identificarse a plenitud con la historia múltiple narrada en Maldeamores, exitoso filme boricua que constituye una verdadera rareza en la cartelera cubana.

    Poco hemos sabido y visto sobre el cine de la vecina isla caribeña, a pesar del reciente y relativo éxito de filmes como El Clown, Ruido y Casi casi (2005- 2006), que demarcaron la tendencia a producir por lo menos un filme anual. Desde 1998, con Héroes de otra patria, y 2001, con Doce horas, se venía gestando una cierta animación. Antes de estos títulos, en Cuba se recuerdan con sumo agrado las películas de Marcos Zurinaga (La gran fiesta, de 1986) y, sobre todo, de Jacobo Morales (Linda Sara, de 1994; Lo que le pasó a Santiago, de 1989; Nicolás y los demás, de 1985, y la clásica, inolvidable Dios los cría, de 1980, también resuelta a manera de pequeñas historias hilvanadas, de corte tragicómico y costumbrista). Poco más se ha visto aquí, fuera de este puñado de títulos, y la presencia de intérpretes boricuas en el cine norteamericano: Jennifer López, Marc Anthony, Benicio del Toro… Sobre el estado del cine nacional, Del Toro ha significado que en Puerto Rico «hay mucho más interés ahora que cuando yo era más joven. Creo que hay talento en todos lados. Lo que sucede es que este arte requiere tiempo, dedicación y mucha pasión». El célebre actor recalcó que hoy día se hace más cine que antes gracias a los adelantos tecnológicos, así como al cierto respaldo económico que el gobierno ofrece a los productores.

    Con producción ejecutiva precisamente del oscarizado Benicio del Toro (quien apostó por apoyar el cine nacional, en el mismo momento en que se arriesgaba a encarnar a Che Guevara con excelentes resultados), y dirigida por la pareja de «treintones» debutantes que formaron Carlos Ruiz y Mariem Pérez —quienes evidentemente expusieron sus puntos de vista personales sobre el amor en tanto distancia recorrida, y también fuerza de ascenso; él participó también en el guión y ella en la edición—, en el filme se cuentan cuatro historias relacionadas temáticamente: el primer beso de un niño y, por tanto, la iniciación de Miguel (Luis Guzmán), un joven secretamente obsesionado con la chofer de un autobús, y quien, a punta de pistola, retiene a los pasajeros de rehenes, hasta que ella acepte ser su mujer…

    En la otra historia, Luis Guzmán hace el papel de Ismael, un hombre que le es infiel a su esposa con la prima de esta; la esposa se entera de la infidelidad por pura casualidad, en camino al velorio de su abuela, donde también estará la prima, de modo que será inevitable el violento encuentro entre ambas mujeres. La tercera historia relata el simpático triángulo amoroso entre ancianos, pues la septuagenaria Flora (Silvia Brito) vive con dos ex maridos peleándose continuamente por ella.

    En el Festival de Cartagena, donde fue galardonada como mejor película, guión y actriz de reparto, se reconoció ampliamente este manifiesto sobre la pasión y el amor, a través de la reconocible y divertida galería de personajes, quienes representan muchas variantes del amor, desde el primer deseo, y el amor preñado de futuridad, hasta la aceptación del sentimiento en
    pretérito.

    De manera tangencial, pero ostensible —puesto que el superobjetivo dominante es recrear a todos con la exhibición de la búsqueda, tal vez masoquista del amor, que caracteriza a los seres humanos de cualquier edad y en cualquier lugar del planeta—, se muestra el modo de vida puertorriqueño, con su particular idiosincrasia, y las costumbres de ayer y de hoy entremezcladas, el Borinquen latinoamericano y el Estado Libre Asociado que sueña en inglés y vive en castellano, mientras las tres historias se desenvuelven, cabalmente anilladas, con agilidad narrativa y notable capacidad para atrapar al espectador. Sin descontar la factura, verdaderamente cuidada, profesional, y la reflexión final, positiva y esperanzadora, que intenta fomentar en la inteligencia del público.
    Mal de amores: Tenderness was born Puerto Rican
    By Joel del Río

    Just in those moments when you wake up with a winged heart and the longing of dissolving into love triumphs and you are overcome by the pain of feeling too much tenderness, and incomprehension hurts you, but you bleed willingly, and in the twilight you return in search of another day of love, and you fall asleep with gratitude, with a prayer for the beloved person, with a song of praise in the lips, because you only want to reach the fullness of the stream that sings its melody alone in the middle of the night, juts in that instant in which you reach the sky with your fingers, it is the moment when you could  be willing to completely identified with the multiple stories narrated in Maldeamores, successful Puerto Rican film that is true rarity in the Cuban exhibition.

    Little has we known and seen of the Caribbean neighboring island cinema, in spite of the recent and relative success of films as Clown, Ruido and Casi casi (2005-2006) that marked the tendency to produce at least a film annually. In this way, since 1998, with Héroes de otra patria and in 2001 with Doce horas, a certain animation of the Puerto Rican cinema was taking place.

    Before these titles, in Cuba  are remembered with pleasure Zurinaga`s film The great party (1986) and, most of all Jacobo Morales’s Linda Sara (1994) Lo que le pasó a Santiago (1989); Nicolás y los demás (1985), and the classic, unforgettable, Dios los cría (1980), also resolved weaving small stories of tragicomic and customs style.

    Not very much has been seen here, outside of this handful of titles, and the presence of Puerto Rican-American in the U.S. films: Jennifer López, Marc Anthony, Benicio del Toro. On the state of the national cinema, del Toro has declared that in Puerto Rico “there is now much more interest in cinema that when I was younger. I believe that there is talent in all sides. What happens is that this art requires time, dedication and a lot of passion." The celebrated actor emphasized that nowadays it is made more cinema than before thanks to the technological advances, as well as to the certain economic backing that the government offers to the producers.

    With the executive production precisely of the Oscar-winner Benicio  del Toro (who bet to support the national cinema, in the same moment when he took the risk of embodying the Argentine guerilla Che Guevara with excellent results), and directed by the couple of debuting thirty something directors Carlos Ruiz and Mariem Pérez, who expose their personal points of view about the love as distance traveled, and also force of ascent; he also participated in the script and  the editing The film relates four stories thematically related: the first kiss of a boy and, therefore, Miguel's (Luis Guzmán) initiation, a youth privately obsessed with the female bus driver and who, at gunpoint, retains the passengers hostages, until she accepts to be his wife.

    In the other story, Luis Guzmán plays Ismael's character, a man who is unfaithful to  his wife with her cousin; his wife finds out the infidelity by chance, in route to her grandmother's wake, where her cousin will also be, so there will be unavoidable the violent encounter between both women. The third history relates the love menage a trois among old people since the septuagenarian Flora lives with her two ex-husbands who fight continually for her.

    In the Festival of Cartagena, where the  film was rewarded as Best Film, Screenplay and supporting actress, was recognized this manifesto about passion and  love, through the recognizable and amusing gallery of characters who represent many variants of love, from the first desire, and love the pregnant of future, until the acceptance of this feeling as something passed

    In a tangential, but ostensible way - since the overall objective is to amuse with the exhibition of the search, perhaps masochist, of the love that characterizes human beings of any age and in any place of the planet. The Puerto Rican way of life is shown, with its particular idiosyncrasy, and yesterday and today´s customs intertwined the Latin American Puerto Rican and the associated Commonwealth of Puerto Rico that dreams in English and lives in Spanish. On the other hand, the three histories are unwrapped, completely rung, with narrative ability and remarkable capacity to attract the spectator. Without discounting the making of the film, truly careful, professional, and the positive and hopeful final reflection too encourage the audience intelligence.

    (Fuente: Cartelera de cien y Video, ICAIC)


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