“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

CRITICA


  • Música en espera, Melodía desencadenada
    Por Javier Alcácer

    Hace algunos años, para ver cine de género en Argentina había que encender el televisor: series como Los simuladores y Hermanos y detectives mostraban un enorme amor por el policíaco o la comedia y un gran conocimiento de la narración más clásica, por entonces ausente en la pantalla grande. En el área de dirección y en el guión de dichas series habían participado, respectivamente, Hernán Goldfrid y Patricio Vega. Música en espera, también con guión de Vega, con Daniel Burman en la producción, y con el debut como realizador de Goldfrid —tras una larga trayectoria en publicidad—, sigue aquella línea que inauguraron las series de Damián Szifron.

    Lo que se narra en Música en espera es un amor a regañadientes, una relación que empieza mucho más cercana al odio que al amor a primera vista. Ezequiel (Diego Peretti) es un compositor de música para cine que atraviesa un bloqueo creativo y cree encontrar en una melodía de un interno telefónico del banco en el que trabaja Paula (Natalia Oreiro) la solución a sus problemas y poder así cumplir con un encargo para una película de pronta fecha de estreno. A su vez, Paula está en los últimos días de su embarazo y debe enfrentarse a su mamá (Norma Aleandro), que viene de España para el parto. El problema es que ella nunca le ha dicho que está separada y tampoco piensa hacerlo. Le tocará entonces a Ezequiel —que justo se encuentra en la oficina de ella tratando de recuperar esa música de espera— ocupar el lugar de novio y futuro padre, cuando la madre llega sin avisar.

    Uno de los requisitos fundamentales de una comedia romántica es que haya química entre la pareja protagónica, y Peretti y Oreiro cumplen creando dos personajes simpáticos, algo dañados, pero atractivos, que simulan frente a una Norma Aleandro que interpreta a una madre entrometida que imposta su estadía en España cada vez que habla. El guión tiene en cuenta aquella frase que dice que una película es tan buena como sus personajes secundarios: estos resultan el arma secreta de Música en espera y, entre ellos, vale la pena mencionar a la compañera de trabajo de Paula, que interpreta Pilar Gamboa, y al director de cine algo pretencioso que encarna el dramaturgo Rafael Spregelburd.

    Siempre manteniendo un timing cómico impecable, la película se da varios lujos: se suceden citas —que no entorpecen el relato, sino que resultan funcionales a él— a Brian De Palma (Blow-Out) y Alfred Hitchcock, y hay un plano secuencia final que reúne a todos los actores dándole tiempo a cada uno para destacarse.

    Si bien la comedia romántica recientemente ha reaparecido con fuerza en el cine nacional, las películas de este género que se hicieron hasta ahora no estuvieron ni cerca de llegar a la calidad de Música en espera, de la cual bien podrían aprender varios realizadores. Y, desde luego, también los espectadores prejuiciosos.


    (Fuente: Otroscine.com)


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