“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA


  • ¿Cómo surgieron los efectos personales de Alejandro Brugués?
    Por Cecilia Crespo

    Personal Belongings es uno de los títulos más significativos de la reciente producción generada por el audiovisual joven cubano. Estrenada en la pasada edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en el apartado Cine en Construcción, fue producida por una empresa novel, Producciones 5ta Avenida, integrada por egresados de la Escuela Internacional de Cine (EICTV) de San Antonio de los Baños. La empresa está enfocada hacia el cine independiente y responde a la necesidad de colaboración y diversificación con el objetivo de hacer llegar al mercado internacional proyectos a los que de otra forma les sería muy difícil llegar a las salas de cine.

    Brugués es de origen argentino-boliviano pero se reconoce cubano, estudió publicidad, psicología y letras, luego se graduó en la EICTV como guionista y tuvo la suerte de encontrar trabajo en largometrajes cubanos como Bailando Chachachá (de Manuel Herrera), Tres veces dos (Lila), y Frutas en el café (de Humberto Padrón), de modo que Personal Belongings es su cuarto largometraje como guionista.

    Junto a Inti Herrera en la producción ejecutiva, al maestro Nelson Rodríguez en la edición y más de una hora y media de duración, Brugués nos entrega una bella historia de amor con un final feliz, en la que este bello sentimiento desempeña un rol preponderante. A propósito de los múltiples lauros obtenidos en recientes certámenes cinematográficos estuvimos conversando con el joven realizador acerca de la génesis de la cinta.

    ¿Cómo surge el argumento de Personal Belongings y por qué titularlo así?
    Me encontraba un día viajando en un avión donde siempre te advierten que antes de salir asegúrese de llevar consigo sus efectos personales. Esto lo repiten en español y en inglés personal belongings, efectos personales, se me quedó grabado, me gustó como sonaba, pero en esos momentos no tenía intenciones de emplearlo como título. Una mañana despierto con la idea de un muchacho que quiere abandonar el país y se enamora de una muchacha que se quiere quedar, una especie de Romeo y Julieta contemporáneos cuyo conflicto lejos de discordias familiares eran  la emigración y la permanencia en Cuba. Me digo, esto se le debe haber ocurrido ya alguien, en vez de Montescos y Capuletos, Cuba y Estados Unidos pero no abandono la idea y me sigue dando vueltas en la cabeza. Tratar de lograr una arista novedosa, algo distinto y comienzo a atar cabos y a unir ideas por aquí y por allá. De regreso a casa una madrugada cerca de las tres de la mañana paso por una embajada y me fijo en un grupo de gente haciendo una cola, había pasado muchas veces por ahí pero no me había llamado la atención tal suceso.

    Cada vez que transitaba por ahí iba imaginándome como eran las historias y conflictos individuales de todas aquellas personas que madrugaban haciendo enormes colas para conseguir visas o entrevistas con el fin de emigrar.  De seguro conoces historias similares de gente que se quiere ir a toda costa y son capaces de hacer lo que sea para logra sus objetivos. Con todo esto en mi mente me propuse hacer una historia de amor en la que sus protagonistas fueran personajes extremadamente radicales, de un extremo al otro de la realidad. Así más o menos fue como se me ocurrió el argumento el que podrá sintetizarte así: Él vive en su estropeado carro parqueado en La Puntilla, solo tiene una muda de ropa y sus únicas pertenencias las lleva consigo en un maletín. No tiene familia, aparentemente, y lo único que hace en su vida es ir de embajada en embajada a pedir visa y solo espera a que le den el permiso de salida para ir directo al aeropuerto sin motivos que le aten a su tierra y sin dejar atrás nada en lo absoluto. Ella es todo lo  contrario,  un día llegó a su casa y se encontró a su familia en plenos preparativos para abandonar al país ilegalmente. Decide quedarse para demostrarles que tomaron una decisión equivocada y que en Cuba si se puede vivir. Ambos quieren cosas muy distintas para sus vidas, se enamoran perdidamente, sin proponérselo,, tienen sus propios intereses bien marcados y no pueden pedirse que abandonen sus utopías.

    ¿Cómo lograste materializarlo?
    A partir de todo eso escribí el guión para una convocatoria de cine de bajo presupuesto que lanzó el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). La convocatoria cerraba un 20 de noviembre y era septiembre cuando lo comencé a escribir, me puse la fecha como meta. El guión seleccionado fue el de La edad de la peseta de Arturo Infante y como yo tenía ganas de hacer de hacer una película, me aventuré en lo que conoces. Tenía que quitarme esas irremediables ganas de querer contar esa historia, en realidad tenía mucha urgencia. Hablé con Inti  para salir a buscar dinero para financiar la película. El presupuesto que obtuvimos al final fue bastante para una película independiente pero siempre por debajo del de una con condiciones normales de producción.  No quisimos que en la película nadie trabajara de gratis. Busqué gente que confiara en nosotros, que se aventuraran a trabajar con el proyecto a pesar de que yo no sé nada de dirección, gente que ante todo creyera en la historia y se identificaran con ella. Formé un equipo muy bonito con el que me sentí muy satisfecho en todo momento. Usé dos fotógrafos porque como soy tan inseguro quería dos puntos de vista a la hora de fotografiar la trama. Yo estudié guión, se de contar historias pero materializarlas visualmente me cuesta un poco de trabajo porque las ideas que hasta ahora se me han ocurrido son para películas con presupuestos mayores. Ahora recuerdo el rodaje que fue extremadamente divertido, pienso en él en estos momentos, pero entonces me pareció muy difícil, la primera vez que dirigí, imagínate. Un guionista tiene que llevar a su personaje al peligro y un director tiene que llevar a todo un ejército a la batalla y yo con todo ese ejército en la batalla del rodaje soy todo un desastre… y así fue como salió Personal Belongings.

     

     

     

     

     


     



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