“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

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  • Se estrena en Argentina la premiada XXY
    Por Claudio D. Minghetti

    Seguramente, Lucía Puenzo recordará este 2007 por dos motivos muy importantes. Este año, con XXY, su primer largometraje —que estrena en Argentina Distribution Company— ganó el gran premio de la Semana de la Crítica en el último Festival de Cannes y, al mismo tiempo, publicó su tercera novela, La maldición de Jacinta Pichimahuida, que retoma la vida de los personajes del mítico programa de TV escrito por Abel Santa Cruz, cuando ya nadie se acuerda de ellos. El proyecto había ganado un año antes en la misma muestra internacional la beca de la Cinéfondation, que le permitió a su autora trabajar el guión entre expertos, antes de iniciar la preproducción.

    "Por suerte, las dos profesiones, la de novelista y directora, pueden coexistir, es decir que ahora puedo encerrarme a escribir otra novela y, cuando me aburra de escribir, puedo volver a filmar", dice la cineasta que esta semana partirá con rumbo a Roma para acompañar su ópera prima. Puenzo ya era conocida por su trabajo como guionista de La puta y la ballena, que dirigió su padre, Luis Puenzo, y A través de tus ojos, de Rodrigo Fürth.

    La película, escrita por la misma cineasta de acuerdo con un relato corto del narrador, dramaturgo, guionista y director Sergio Bizzio (el mismo de Animalada y Adiós, querida luna, y en TV de Jesús el heredero y Disputas, esta última con Israel Caetano y Puenzo) cuenta la historia de Alex, una quinceañera que esconde un secreto.

    Poco después del nacimiento de Alex, sus padres tomaron la decisión de alejarse de Buenos Aires con destino a una pequeña localidad de la costa uruguaya, vecina a Piriápolis. Tras la llegada de una pareja de amigos y Alvaro, su hijo adolescente que viene con ellos, comienza esta singular historia de amor. Ramiro, el padre de Alvaro, es cirujano y está interesado en dar una solución convencional a la diferencia de Alex y terminar con el tormento que acompaña la vida de su familia. Sin embargo, ocurre algo que nadie hubiese imaginado: Alvaro y Alex se atraen mutuamente. La tensión crece y a su alrededor hay quienes, dentro y fuera de la casa, intentarán meterse en una historia que, en verdad, no les pertenece.

    Para los personajes principales, la joven guionista y cineasta eligió a Inés Efrón y Martín Piroyansky, para sus padres a Ricardo Darín y Valeria Bertucelli, Germán Palacios y Carolina Peleritti, respectavivamente, mientras que en otros papeles aparecen Guillermo Angelelli, Lucas Escariz y Jean-Pierre Reguerraz. "La película comenzó a hacerse realidad hace poco más de un año, con la beca de la Cinéfondation; trabajé el guión allí durante seis meses y comenzamos a filmar en octubre, en el Uruguay", explica, en diálogo con el periódico La Nación. 

    ¿Cómo nació la idea de esta película?

    Fue con la lectura del cuento de Bizzio, un escritor que me gusta mucho, acerca de una chica con dos sexos en su cuerpo, y siguió con reuniones con genetistas y con papás de chicos intersexuales.

    Al recrearla, ¿cómo encontraste el tono justo?

    Terminamos de encontrarle el tono todos juntos en rodaje. En cada reescritura fui buscando tonos distintos. En el primer guión había un exceso de información médica, que después fui dejando en el camino, para poner en el centro la historia de amor entre Alex y Alvaro, y el dilema que los acompaña. Más allá de la cuestión de la intersexualidad, es una historia con la que puede identificarse cualquiera. En realidad, el tono apareció con los actores, que son quienes traen consigo su versión de esos personajes. Con respecto al cuento, que de hecho es una parodia verborrágica, en la que los padres son los protagonistas, hay cambios de tono y género. En mi película, los chicos son los protagonistas.

    A medida que los personajes se entrecruzan, crece el dramatismo...

    Cuando hago cine es diferente de cuando escribo novelas; me gusta saber adónde quiero llegar. Nunca quise que la historia tuviese un desenlace trágico. No quería ningún castigo, ninguna muerte. En este caso, la dimensión trágica debía darse en la envergadura del amor entre Alex y Alvaro, para ellos una gran tragedia.

    "Lo trágico existe antes de que comience la película", interviene Piroyansky,
    que viene de participar en películas como SofaCama y Cara de queso, mi primer ghetto, y en TV es el hijo del personaje de Carola Reyna en la versión local de la sitcom Amas de casa desesperadas.

    ¿El tema es el de las elecciones particulares?

    Cuando con los chicos nos preguntamos qué era lo que estaba debajo de esta historia llegamos a la conclusión de que era la libertad de elección, la
    verdadera libertad de elegir. Por qué la elección tiene que ser binaria entre
    ser hombre o mujer y no dar lugar a la intersexualidad como un lugar para
    quedarse. La verdadera libertad de elección pasa por no tener que elegir.

    Y ¿cómo elegiste a Inés y a Martín?

    A Martín lo tuve desde que empecé el guión. Conocí a Inés cuando la vi en Glué, historia adolescente en medio de la nada, una película en la que me gustó su trabajo. Como el personaje de Alex se iba poniendo cada vez más oscuro, pensé en trabajar con una chica más grande que diera la edad de la protagonista. Inés tiene 23 años, pero da perfectamente los 15 ó 16 de Alex.

    ¿Y sus padres?

    Quería actores que pudieran generar empatía entre el público. Así aparecieron Darín como el padre biólogo y Germán Palacios como el cirujano plástico, y Bertucelli y Pelleritti, como sus esposas.

    Puenzo, que ahora prepara el guión de su próxima película, El niño pez, que adapta su primera novela, una historia de amor entre mujeres de diferentes sectores sociales —una adolescente y su joven sirvienta paraguaya—, admira a Tim Burton, un autor que con frecuencia se ocupa de personajes marcados a fuego por sus diferencias y por el hecho de no ser aceptados tal como son por su entorno.

    Seguramente esa pasión influyó a la hora de elegir esta historia y sus figuras
    centrales, de un casting que incluyó a chicos y chicas que pudieran aceptar el desafío. Efron, según confiesa la directora, compone un personaje que por su desgarbo y enigma parece sacado de una película del autor de Beetlejuice, el superfantasma y El joven manos de tijera. La joven actriz, que ya tuvo la oportunidad de demostrar su talento en la todavía inédita (pero vista y premiada en el Bafici) Glué y en Cara de queso (junto con Piroyansky), asegura que "llevar la película a otros países fue una sorpresa, porque por primera vez vimos qué tipo de reacciones provoca en la gente". En cuanto a la construcción del personaje, Efron asegura haberse dejado llevar por la descripción de Puenzo.

    "Inés da esa imagen contradictoria, más allá de su aparente fragilidad. Antes de que Inés fuera la elegida, el personaje era abiertamente más masculino. Buscaba eso, pero cuando apareció Inés, todo cambió. Ella se corre del estereotipo que uno imaginaría. Me pareció que esa fragilidad tan femenina podía ser más perturbadora a la hora de pensar en un cuerpo intersexual", insiste Puenzo, mientras no deja de pensar que el primer gran contacto con el público argentino como directora de cine está por concretarse.


    (Fuente: www.lanacion.com)


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