El segundo largometraje dirigido por Lina Rodríguez será estrenado en las salas de cine colombianas el 10 de agosto. La historia propone una reflexión sobre el paso del tiempo. Desde la elección de su nombre, Mañana a esta hora, plantea una reflexión sobre el paso del tiempo. Para su directora, Lina Rodríguez, hubo una razón en su inconsciente que la llevó a la realización de la película: la ansiedad que le causaba la muerte y justamente la transitoriedad. “Cuando uno está en familia a veces da muchas cosas por sentado, pero no aprecia los pequeños momentos y detalles de compartir con ellos”.
Este es el segundo largometraje de Rodríguez, quien en 2013 presentó su ópera prima Señoritas. La directora colombiana en esta ocasión trae una trama en la que intenta explorar la manera en la que los distintos miembros de una familia se relacionan e intentan negociar su espacio personal y emocional.
“Cuando yo estaba creciendo siempre fui como muy rebelde y directa en tratar de luchar por mi espacio para crecer como persona en una casa, así fuese adolescente”, contó la directora. Justamente, uno de los personajes de la película es Adelaida, una joven de 17 años que está en una etapa de su vida de descubrimiento personal.
La actriz que interpreta el rol, Laura Osma, explicó que “partimos de una chica que es súper rebelde, que no le cree a nadie, que está explorando su sexualidad, sus relaciones con amigos y después de una tragedia debe ver cómo se enfrenta a eso mismo. Lo que Lina quería retratar es que las cosas siguen siendo igual, solamente cambian los sucesos de nuestra propia vida”.
La historia es un drama familiar. Se centra en la vida de una pareja de clase media bogotana, Lena y Francisco, y su relación con su hija adolescente, Adelaida. Su vida está sumida en la cotidianidad, hasta que empiezan a surgir grietas en sus lazos. Las tensiones de esa etapa de crecimiento empiezan a surgir, Adelaida en su propio descubrir del mundo, resulta cambiante con su madre, algunas veces pasando por niña cariñosa y otras completamente desafiante. Aparecen los chicos y con ello, la hora de llegada también se aplaza. La dinámica se mueve en ese sentido hasta que ocurre una tragedia.
“La película trata de enfocarse en los pequeños detalles de estar en familia”, manifestó Rodríguez. La cineasta también considera que uno de los detalles que intenta retratar en el filme es la importancia del presente. “Nuestra existencia en este mundo es corta, completamente misteriosa y siento que lo único que tenemos seguro es el presente, pero este se nos escurre por las manos a cada momento”.
Trabajo actoral
Los actores que participaron en la película nunca conocieron el guion. Rodríguez contó que le parece más interesante provocar la interacción entre el equipo de trabajo a que los actores únicamente memoricen algunas líneas y las digan.
“Cuando uno hace una película está convocando a un grupo de personas para que hagan parte de un proceso creativo, pero también estás compartiendo un presente con ellos”.
Lina invitó a los actores a que cada uno armara una prehistoria de lo que podría ser el filme. Incluso les pidió que eligieran el nombre de su personaje. “A mí me parece súper raro decirte a ti que tu nombre va a ser este y no otro, entonces lo que yo te digo es que escojas tu nombre”, explicó.
El montaje como puntuación
La post-producción de la película la hizo junto al productor Brad Deane, quien además es su compañero sentimental. La manera de armar la historia de ellos no es la tradicional. “Trato de buscar formas de narrar una historia que, más allá del inicio, nudo y desenlace, por medio del tipo de luz que ves o el ritmo del montaje, te evoque sensaciones que están menos ligadas a una narrativa clara”.
“Nosotros vemos el montaje como puntuación. Así como cuando uno escribe, el montaje te da como esas comas, esos puntos. Es una cuestión rítmica”, manifestó Rodríguez.
La cinta que, en últimas, retrata la cotidianidad de una familia bogotana, se estrenará el 10 de agosto en las salas de cine colombianas.