Explorar nuevos caminos y nuevas formas de expresión narrativa es uno de los mejores alicientes con que cuenta cualquier actor o actriz. Y por suerte, la dinámica del trabajo de la interpretación ayuda a veces a que esto pase, siendo uno de sus aspectos más positivos. Sofía Rangone es una actriz porteña que hasta ahora se había dedicado exclusivamente al teatro, y a la que se recuerda sobre todo en Buenos Aires por haber formado parte del equipo que hizo posible la versión argentina de The Rocky Horror Show. Pero como el mundo de la actuación suele ser a menudo tan inconstante, la intérprete también hace por el momento compatible esas tareas artísticas con otra de sus responsabilidades laborales: la medicina.

En Emma funge de protagonista junto al actor Germán Palacios. Su personaje aquí es Anna, una mujer joven que ha perdido a su esposo y que encuentra cierta sintonía con Juan, el morador de una casa de campo que parece estar también afectado por graves problemas personales. En principio, la empatía entre ellos parece más que evidente, pero la película avanza de a poco por otros terrenos, en lo que es la evolución de esa relación donde apenas se les escucha hablar a ambos.

Para la actriz es una novedad absoluta trabajar en el cine. A diferencia del teatro, en las películas no es el espectador quien tiene la decisión de hacia dónde mirar, sino que es el director quien decide el plano que muestra en cada momento del filme. Y para comenzar esta nueva odisea, la protagonista recibió en el Festival de Niza, en Francia, el premio a la mejor actriz, amén del premio a la mejor película que su director, Juan Pablo Martínez, recogió en el Festival estadounidense de New Jersey.

Sofía Rangone responde las preguntas de Cinestel:

– Me parece una película que se sustenta en la expresión corporal. ¿Tardaste en encontrar el tono interno y las sutilezas de tu personaje?

Sofía Rangone: Es difícil pensar en componer un personaje desde el silencio total; pero por suerte Juan Pablo, el director, tenía una visión muy clara de lo que quería ver en Anna. Así que entre sus marcaciones y algunas propuestas logramos componer el personaje que él había soñado.

– No se suele trabajar el cine pensando en los premios, pero ¿te sorprendió recibirlo por este papel protagonista en el Festival de Niza?

Totalmente, nunca pensé en ganar un premio en mi primera experiencia en el cine. Fue una gran sorpresa.

– Y tras esta experiencia, ¿crees que alternar un abanico de papeles diferentes en cada ocasión de trabajo sería lo más ideal?

Si, sería lo ideal. Tener la posibilidad de componer personajes distintos obliga al actor a salir de su zona de confort y explorar un poco mas allá. Todas esas experiencias van alimentando al instrumento actoral, que cada vez se vuelve mas hábil.

– ¿Qué ventajas tiene ser médica y actriz al mismo tiempo? ¿Puedes por ejemplo encarar de otra manera distintos retos actorales? ¿Te sirve para un mejor control en tu propio equilibrio personal?

Tanto en la medicina como en la actuación hay un punto clave que es la observación y el análisis. Como médica debo observar y analizar detalladamente a un paciente para poder diagnosticarlo; y para encarar un desafío actoral es indispensable observar a las personas y al mundo que nos rodea para buscar inspiraciones y detalles que enriquezcan al personaje. Analizar tanto lo externo como lo interno permite llegar a la interpretación deseada.

– Acabaste en teatro la exitosa The Rocky Horror Show y creo que ahora actúas en Murder Ballad, otro musical. ¿Crees que en un futuro regresará ese género al cine, al margen de que ha habido algunos ejemplos recientes como el de La, la, land?

“La, la, land fue un claro ejemplo de que el género sigue vigente en cine y puede ser igual de exitoso en la pantalla como en las tablas. Y a nivel personal me encantaría unir mis dos pasiones y hacer una película musical.