“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ARTICULO


  • El esplendor del nuevo cine latinoamericano, Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria
    Por Nora Navarro

    El nuevo cine latinoamericano atraviesa uno de sus momentos creativos más excepcionales y se proyecta con una presencia cada vez más manifiesta y continuada en los principales festivales internacionales del mapa global, que apuestan en sus programaciones por la calidad y diversidad de sus lenguajes.

    Por esta razón, a lo largo de sus últimas ediciones, el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria ha redirigido su mirada a las cinematografías latinoamericanas, donde antes ostentara un cierto predominio el cine asiático, y que en esta decimonovena edición se materializa en tres títulos a concurso en su sección oficial: Casa propia, de Rosendo Ruiz (Argentina); Historia de mi nombre, de Karin Cuyul (Chile, Brasil); y Pirotecnia, de Federico Atehortúa (Colombia). Sus películas conforman la cuota latinoamericana que centra la cuarta parte de la sección oficial a concurso, poniendo de relieve el excelente momento que vive el arte cinematográfico al otro lado del Atlántico.

    "Las cinematografías latinoamericanas componen un panorama muy diverso y, al mismo tiempo, con miradas muy particulares, y creo que eso es lo que la diferencia, porque confluyen muchas energías potentes", apunta el cineasta colombiano Federico Atehortúa, que presentó ayer su ópera prima Pirotecnia, un ensayo fílmico que arranca como una investigación de la historia visual de Colombia y que culmina en la autoficción. El realizador, que participó con este título en la pasada edición del MECAS, reconoce que "para mi primera película han sido muy importantes mis referentes autorales latinoamericanos, sobre todo, del cine argentino". En esta línea, revela que "mi película es muy deudora de películas como Los Rubios, de Albertina Carri", que, precisamente, le valió un premio como nueva directora en el certamen grancanario en 2004, donde volvió a competir con Cuatreros el pasado 2017.

    En esta línea, la cineasta chilena Karin Cuyul, que compite con Historia de mi nombre, una autorreconstrucción identitaria que horada la herida silenciada de la dictadura en Chile, suscribe que "la carrera cinematográfica de Argentina es muy rica e inspiradora", y destaca también a Carri o a la cineasta Lucrecia Martel. Además, Cuyul, quien, al igual que Atehortúa, estrenó su ópera prima a escala mundial en el Festival de Rotterdam, señala que "el cine chileno está en muy buen momento", toda vez que ambos destacan las cinematografías brasileñas y, por supuesto, mexicanas.

    "Cada vez salen más películas chilenas a las que les va muy bien afuera y prácticamente en todos los festivales del mundo hay un autor o autora de Chile", apunta Cuyul. "Su momento creativo es muy rico, porque se mueve en muchas vertientes, tendencias, y vanguardias, con documentales y ficciones tanto de guerrilla como de gran presupuesto, como en el caso de Tarde para morir joven, de Dominga Sotomayor, que se proyecta en este Festival en Panorama", explica la cineasta.

    Además, los dos premios Óscar a películas chilenas, el cortometraje animado Historia de un oso, de Gabriel Osorio; y el filme Una mujer fantástica, de Sebastián Lelio, "han contribuido a crear una marca de cine". Precisamente, el nuevo filme de Lelio, Gloria Bell, vivió su estreno nacional en la gala inaugural de esta edición del Festival de Cine de Las Palmas. Sin embargo, una de las cuestiones más interesantes que plantea Cuyul es la progresiva presencia internacional de mujeres cineastas en Chile, como Camila J. Donoso, que estrenó su arriesgada Nona. Si me mojan, yo los quemo en la Berlinale.

    "Las directoras ganan cada vez más terreno en el cine chileno y, además, suelen abordar cuestiones muy vigentes con lenguajes muy potentes, lo cual es todavía más valiente", destaca la cineasta, cuyo filme cuenta con tres productoras femeninas y se inspira "en muchas referentes creadoras, porque las mujeres aportan una sensibilidad y mirada distinta".

    Por su parte, Atehortúa revela que "el cine ha crecido muchísimo en Colombia". "Desde que se aprobara la Ley de Financiamento, los cambios son enormes", apunta, aunque, a su juicio, "esta transformación viene impulsada, en gran medida, por los cambios tecnológicos". "El cine colombiano se ha alimentado mucho de nuevos medios de producción que son más competitivos, porque hace unos años, nuestro cine fallaba técnicamente", reflexiona. "Y en paralelo, muchos autores se han ido abriendo, en el transcurso de los últimos diez años, a nuevos procesos de creación, imaginación y formas narrativas, que creo que se están expandiendo lentamente".

    En este sentido, sostiene que el cine colombiano se nutre del propio fortalecimiento y esplendor del nuevo cine latinoamericano. "Las energías particulares de cada región impregna a todo el sector y esa misma retroalimentación vive también su mejor momento", concluye el cineasta.


    (Fuente: laprovincia.es)


BUSQUEDA DE TEXTOS









RECIBA NUESTRO BOLETIN

APOYO DE
COLABORACION
Copyright © 2024 Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano. Todos los derechos reservados.
©Bootstrap, Copyright 2013 Twitter, Inc under the Apache 2.0 license.