Festival se celebra en Fortaleza del 31 de agosto al 7 de septiembre
Premio del Jurado en la sección Un Certain Regard en Cannes, la coproducción luso-brasileña con un título poético está firmada por el director portugués Joao Salaviza y la brasileña Renee Nader Messora. En realidad, se trata de una obra semidocumental, que acompaña escenas de la vida de la aldea de Pedra Branca, comunidad de Krahô, en Tocantins, siguiendo especialmente al adolescente Ihján (Henrique Ihjãc Krahô), que atraviesa el dramático paso a la vida adulta.
Ihjãc perdió a su padre y debe hacer un ritual para que su espíritu pueda viajar en paz a la aldea de los muertos. Pero, amedrentado por oír la voz del padre muerto, lo que es una señal de que puede estar recibiendo un llamado para convertirse en chamán, decide partir hacia la ciudad - donde el malestar que siente es diagnosticado como hipocondría, y donde no encuentra tratamiento, respuesta o comprensión.
De cualquier modo, este viaje del muchacho al mundo de los blancos retrata con claridad la disfunción vivida por los indios en el ambiente citadino, en que no encuentran lugar ni el debido respeto, ya que sus referentes son desconocidos e incomprendidos. Todo esto transcurre en la historia con mucha sutileza, ningún discurso ante la cámara, que se mantiene atenta a los movimientos de los habitantes indígenas originarios, que con certeza entregaron a la película sus imágenes, canciones, modo de vida, compartiéndolos con los espectadores. Probablemente, Darcy Ribeiro, si estuviera vivo, aprobaría este acercamiento respetuoso a la cultura indígena que promueve la película.